El Arosa confirma su crisis de juego en un futbolín
Los vilagarcianos no fueron capaces de hilvanar fútbol en el reducidísimo campo del Dorneda - Los de Piscis están acusando la ausencia de sus referentes ofensivos
DIEGO DOVAL | OLEIROS
El Arosa ha entrado en barrena de resultados. La matinal dominical en Oleiros se cerró con la tercera derrota consecutiva de los vilagarcianos en el Pardo Conchados, también conocido como O Condús. Resulta anecdótico el que un campo sea conocido por dos nombres, si bien un diminutivo se ajustaría más a sus proporciones. Y es que lo de las medidas del campo del Dorneda son totalmente incompatibles con el buen desarrollo de un partido de fútbol, más aún tratándose de un encuentro de tercera división.
No hubo juego, solo pelotazos de una a otra área, disputas e interrupciones, muchas interrupciones. Se contabilizaron cerca de ochenta saques de banda, 25 faltas entre ambos equipos, cinco saques de esquina y aproximadamente una veintena de saques de puerta. Si a ello le añadiños cambios, tarjetas y otros parones obligados por el continuo abastecimiento de balones, se pueden hacer una idea del poco tiempo que el balón rodó por el sintético. Y es que precisamente lo de rodar se convirtió en toda una quimera ante la falta de espacio. Los 46 metros de ancho que tiene O Condús condicionaron por completo todo el encuentro. En una jugada de la primera mitad se contabilizaron hasta cinco cabezazos consecutivos de jugadores diferentes. No había ni tiempo ni espacio para el control, reduciéndose todo a un pastiche de jugadores en la zona central disputando balones imposibles ante lo nulo de la elaboración.
Con menos de cinco metros de distancia entre la banda y la lateral del área, cada saque con la mano se convertía en toda una aproximación al punto de penalti. Así llegó el primer y único aviso del Arosa en toda la primera parte. José Ángel la puso y el despeje del portero llegó a la cabeza de Rivas que la envió al área pequeña donde Nando no pudo conectar a la red.
Los de Carlos Brizzola comenzaron a tomar el mando. Su delantero Iago avisó de sus intenciones obligando a intervenir a Jorge Pérez. La figura de Dapo en el centro del campo se agigantaba con el paso de los minutos. El mediocentro de color fue toda una pesadilla para los vilagarcianos que ya empezaban a verlo todo negro en sus intentos de acercar el balón al área rival. El local Geri empezaba a convertirse en protagonista con su buena pegada en acciones a balón parado. En una de ellas se le anuló un testarazo a la red de Gabi por supuesto fuera de juego. Fue el preludio de un gol que llegaría en una pérdida de balón de Nando en la banda derecha. El Arosa reclamó falta que el árbitro no consideró y Rebollo hizo de su recuperación un buen pase a Iago que, recibiendo de espaldas a portería dentro del área, pudo girarse para conectar un certero remate que entró pegado a la cepa del palo izquierdo de la portería de Jorge Pérez.
El gol fue una bofetada a la confianza de los vilagarcianos. Incluso el Dorneda tuvo opciones para hacer el segundo antes del descanso, tanto que no llegó por bien poco en dos situaciones con Geri como protagonista. Por si fuera poco, José Ángel se torció el tobillo en la última acción de la primera mitad y tuvo que abandonar el partido sumándose así a la lista de lesionados de la reducidísima plantilla arlequinada.
A partir de entonces, el Dorneda se dedicó a guardar el botín. Renunció a cualquier dislate ofensivo con el fin de salvaguardar su portería. Piscis apostó por jugar con tres centrales para acumular más efectivos para el ansiado segundo balón, más incluso que el primero. En una falta lateral Munín tuvo en su cabeza el empate, pero no era el día del central. La entrada de Vixo oxigenó las ideas de los de Piscis. El de Caldas se alejó de la disputa de los centrales, en la que el sustituido Ramón salió mal parado todo el partido, para ayudar en el tránsito del balón al área. Hugo trató de dar verticalidad por la derecha y Freire buscó algún golpeo lejano que encontrase los tres palos, pero nada surtía efecto.
Si alguien trató de acercarse al área en toda la segunda mitad, ese fue el Arosa. El Dorneda prefirió elegir el modo frontón y los vilagarcianos no pudieron hacer ni un solo tiro con dirección a portería. Las acciones a balón parado eran su esperanza, pero la acumulación de futbolistas en la frontal del área al estilo piolleira -rezaban desde la grada- engrandecía el buen hacer de los defensas locales. Brizzola renunció a tener en el campo a sus dos mejores elementos, Iago y Geri, en los últimos veinte minutos con el claro objetivo de salvaguardar la ventaja.
Los vilagarcianos se lanzaron a la desesperada, pero sin posibilidad de hilvanar alguna acción de verdadero peligro. La ansiedad jugó una mala pasada a Munín que vio la segunda amarilla a 70 metros de su portería tras una pérdida de balón. Otra mala noticia que culminó una triste mañana futbolística para un Arosa que extraña la ausencia de un referente ofensivo y encadena su segundo partido sin hacer gol.
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