El Cortegada puso el colofón que correspondía a una temporada tan exitosa en lo deportivo. El Universidad de Oviedo intentó en todo momento frustrar el fin de fiesta que se merecía el equipo de Pepe Vázquez, pero el carácter del campeón de liga salió a relucir a medida que avanzaba el juego.

El técnico de las vilagarcianas sabía que era un partido especial y quiso premiar a una de las jugadoras que también han tenido mucho que ver en el día a día de un equipo campeón. De ese modo Eva Arines gozó de la titularidad como gesto a su gran esfuerzo y menos minutos durante toda la temporada.

Pero las que no estaban para complicidades eran las ovetenses. Su mayor energía en casi todas las acciones le permitió mandar en el marcador en todo momento.

Las pérdidas de balón y los bajos porcentajes de las vilagarcianas ayudaban en buena medida a que el partido discurriese por unos cauces para nada vistosos. Demasiado juego de errores en el que se manejaron mucho mejor las locales para mandar al descanso por 33-24.

La habitual tensión competitiva del Cortegada hizo aparición en escena a partir de un tercer cuarto mucho más acorde en materia ofensiva. Ello fue determinante en la reducción de la renta de manera paulatina, si bien hubo que esperar a los últimos diez minutos para tomar definitivamente la delantera. Fue entonces cuando el Universidad de Oviedo ya no pudo contener la voracidad de un campeón de liga que logró su decimoséptima victoria en veinte jornadas con un acelerón final digno de su categoría. Ahora tocará ver desde la distancia la fase de ascenso en Cáceres. Un castigo inmerecido para tanto esfuerzo.