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Atletismo

El velocista de fondo

Sergio Rodríguez Teixeira sigue mejorando sus registros a una edad en que su rendimiento ya se debería haber deteriorado. El guardés, afincado en O Porriño y profesor de un instituto vigués, ha quedado subcampeón de 200 en M35 en el Europeo. Atribuye tal lozanía a su constancia en el entrenamiento

Sergio Rodríguez Teixeira, en el Centro Desportivo de Madeira, en Ribeira Brava.

Sergio Rodríguez Teixeira, en el Centro Desportivo de Madeira, en Ribeira Brava.

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Vigo

«Enseguida vi que las pruebas de fondo no eran para mí», recuerda Sergio Rodríguez Teixeira, mintiéndose, sobre su bautismo atlético. Pudiera parecer que este guardés de inicio tardío corre brevemente; apenas un puñado de metros en cada ocasión. Es la suya, sin embargo, una carrera kilométrica, que se prolonga y se reinicia sin asomarse al final. En 2025 ha vuelto a proclamarse campeón gallego de 200 batiendo su plusmarca personal. Ha alcanzado así los 18 títulos, entre aire libre e indoor en individual y relevos. Y se ha estrenado, a la vez, en la categoría veterana menor, M35, con la medalla de plata en el Europeo. Veterano y novato, pudiera parecer que se detiene tras cruzar cada meta y en verdad no se frena: «Es fruto de no descansar casi nunca».

Casi nunca ha descansado, o sea, desde que se apasionó por el atletismo a la edad de los amores inolvidables, con 18 años. Antes, en A Guarda, había practicado balonmano y había ejercido de portero en las canteras del Sporting Guardés y del Ribera rosaleiro. Lo deslumbró Usain Bolt durante las noches de aquel verano de 2008, en los Juegos de Pekín que encumbraron al jamaicano. Después, cuando se mudó a A Coruña para estudiar INEF, le dijo a su amigo Juan Antonio Lagos, que militaba en el Vila de Cangas como saltador de longitud:

—¿Puedo probar? ¿Sabes cómo tengo que hacer?

Lago lo dirigió hacia el Coruña Comarca, al que el club cangués se había asociado. En las pistas herculinas se produjo otro encuentro providencial en su epifanía; con Juan Carlos Tuñas. Es el único entrenador que ha tenido. E incluso hoy, instalado en O Porriño y con plaza de profesor de Educación Física en el IES de Teis, aunque ya hace años que se gestiona él mismo, aún se considera su pupilo: «Soy de Tuñas de toda la vida y lo seguiré siendo».

Fue por el ojo clínico de Tuñas, tras una pretemporada genérica, que se dirigió hacia las distancias cortas; compaginándolas con longitud inicialmente y pronto, en exclusiva: «No manejaba referencias. Como portero de fútbol realizas alguna salida pero nunca llegas a alcanzar esa velocidad máxima. Algo de explosividad tenía cuando me lanzaba a parar un balón, pero no sabía que podía ser bueno en eso. Empiezas a probar, se te da bien y te quedas».

La permanencia le dura ya diecisiete años y con provecho. Tras el Coruña Comarca lo fichó el Surco de Lucena, de División de Honor, y desde 2021 está enrolado en la Gimnástica pontevedresa. No sólo le desborda el palmarés. Descolla en las tablas de 200. En 2020 firmó la segunda mejor marca gallega de todos los tiempos bajo techo –hoy, short track–: 21.75 para batir los 21.76 que Isidoro Hornillos mantenía desde 1982. Y esta misma primavera ha logrado la tercera al aire libre: 21.45. Aquí sí le resiste Hornillos (21.12) y siempre por delante de ambos, con frío y con calor, Mauro Triana (21.28 y 20.93), a quien ha renunciado a capturar: «¡Hay que correr mucho!», exclama Teixeira.

«Mucho», una vez más, mide también la persistencia, en la que pocos lo emulan. A mediados de julio, cuando acudió al Campeonato de España de Federaciones Autonómicas, se acordó de su participación inicial en 201o en Vigo. Le sobrevino la lucidez sobre la fugacidad del tiempo: «Me acordé de toda la gente que ha pasado. Lo veo en la cantidad de compañeros que he tenido en los relevos».

Teixeira galopa contra la naturaleza. La universidad canadiense de Waterloo ha cifrado en 27 la edad a la que un velocista suele alcanzar su rendimiento puntero. A partir de ahí, el porcentaje de los que mejoran sus registros se derrumba. Hace ya tiempo que el guardés ha desbaratado todos los pronósticos. «Mi filosofía consiste en entrenar con regularidad todo el año», revela. «Me costó mucho volver después del COVID. De hecho, pensé que nunca repetiría mis marcas. Uno o dos meses son demasiados para una persona de más de treinta años».

–No se puede parar tanto –se dijo.

Ha cumplido ese compromiso incluso desde el nacimiento de su hijo, Gabriel, hace dos años, aunque adaptando las rutinas. «He pasado de entrenar seis días por semana a entrenar cinco y muchas veces lo hago al mediodía. A última hora de la tarde, ya nunca porque quiero estar en casa para bañar y acomodar al niño. Los momentos en familia son importantes».

Como escenarios de trabajo se reparte entre el CUVI y Balaídos. También ha montado un pequeño gimnasio en su garaje e incluso una recta en el jardín para practicar arrastres –esenciales para afinar la aceleración–, que en las instalaciones municipales se han prohibido. «Me organizo en función de mi experiencia y de mi formación, de lo que voy leyendo y aprendiendo».

Y para su administración, la agenda de este 2025, además de las citas tantas veces acometidas, presentaba una novedad. Sergio Rodríguez Teixeira cumplía en septiembre 35 años. Iba a cruzar, por tanto, la frontera que permite acceder al atletismo veterano. El Europeo estaba previsto en Madeira, a mediados de octubre, y de mínima en el 200 iba sobrado. «No tenía muy claro pero como era en un sitio chulo, me animé».

–Vamos a ver qué pasa.

Sobre el tartán del Centro Desportivo de Madeira, en Ribeira Brava, el doble hectómetro de M35 congregó a 47 atletas. Teixeira ganó con holgura (22.37) la segunda de las seis series y también dominó su semifinal (21.97) con 1,7 de viento a favor. «Corrí superrelajado, parándome treinta metros. Pero por la tarde no recuperé bien. Ya calentando vi que no estaba igual de fresco». Aunque enfiló la recta de la final en cabeza, analiza: «Me encontré con el viento totalmente contrario (-2,1) y en los últimos metros noté que me estaba costando. Me bloqueé un poco y el italiano, al que en semifinales había ganado por tres décimas, me pasó por fuera». Ganó Bokar Badji con 22.23. El gallego entró segundo con 22.34. El rumano Constantin Andonii (22.48) completó el podio.

Se siente, pese a todo, colmado. «Plata en mi primer campeonato, estoy contento». Ha descubierto que la competitividad, al menos en M35, no mengua: «El italiano iba con manager, entrenador, fisioterapeuta... Todos iban preparados. Yo llevaba a mi mujer, Carla», bromea. Así que se plantea seguir compaginando absolutos y veteranos. Acudirá al Europeo indoor, que se organiza a finales de marzo en la polaca Torun, si encuentra la financiación necesaria. A la vuelta de Madeira, por supuesto, apenas se ha concedido reposo.

–¿Por qué no te retiras? –le preguntan de vez en cuando.

–¿Por qué me voy a retirar si esto me hace feliz?

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