Baloncesto | Eurobasket
Un cerebro, una estrella, un equipo: España avanza a semifinales
La selección remonta 14 puntos ante Chequia, con 31 de Carrera (19/19 en libres), y se medirá a Francia

Raquel Carrera tapona a una rival. / Panagiotis

El milagro se renueva casi en cada cita pese al vaivén de las generaciones y el aluvión de ausencias. Miguel Méndez ha edificado un grupo que trasciende la suma de sus piezas. Su gestión emocional y sus sistemas camuflan las carencias y guarecen a las tiernas. Pero su colectivismo no oprime al individuo. Potencia a la estrella. Raquel Carrera alimentó a España en la hambruna, impulsó su reacción y culminó la tarea, secundada por Paula Ginzo en los ataques decisivos. Sobre ese juego interior gallego –completado por María Araúho– se ha escrito esta oda a la competitividad y la comprensión del juego. La selección volverá a pelear por las medallas. Primero, contra Francia, en semifinales; con todo en contra, como es costumbre. Con su inagotable fe a favor.
Aún habría que enumerar a las diosas que dominaron el escenario continental durante más de una década: Palau, Domínguez, Xargay, Little, Ndour, Cruz, Gil, Nicholls... Se han ido retirando o abandonando la internacionalidad por ley biológica. Duele más la ausencia en este Eurobasket de varias ungidas como herederas: Cazorla, Conde, Gustafson... De aquellas resiste, Torrens, que ha renovado su frescura; de estas, Carrera, que llegó al torneo recién recuperada de un esguince.

Celebración en el banquillo español. / Europa Press
El último golpe se produjo en el tercer segmento poblacional, el de las adolescentes recién llegadas al combinado. La más talentosa de todas, Iyana Martín, fue internada horas antes del partido a causa de un intenso dolor abdominal. Méndez se quedaba también sin la producción de su zurda quirúrgica. «Le debemos un partido en su honor», arengó el vigués en el vestuario. De Ilyana fue la camiseta que se ondearía dos horas después, en el corrillo de celebración. La Familia paga sus deudas.
Pareció, sin embargo, que a España le quedaría esa factura por saldar cuando perdía 28-42 a 39 segundos del descanso. No por el marcador en sí, sino como preciso reflejo de la realidad. Las de Méndez habían jugado sin ritmo, con horizontalidad en la circulación, grietas en el rebote defensivo y desajustes en la marca. Mariona no efectuaba la ruptura inicial y a Fam se le resbalaban los balones. La República Checa, equilibrada entre pintura y perímetro, había llevado el choque a parámetros de anotación incómodos para España.
Una falta absurda de las checas atenuó (33-44) la frustración justo antes del bocinazo y Méndez obró su magia en el vestuario. El equipo que regresó a cancha pareció su buen gemelo. Consistente en la protección del aro y a partir de ahí, más incisivo en las penetraciones, con Torrens liderando las cargas. Un parcial de 11-0, de 45-54 a 56-54, completó el vuelco.
Las pívots checas se cargan
No se desmoronó Chequia en ese envite gracias a los lanzamientos de Hamzova y Holesinska. Pero aunque retomase el mando (59-66), era en realidad un rival moribundo. España había ido minando sus cimientos. Una labor de zapa promocionada por el trío arbitral; malo en general, pero con un frenesí que había ido cargando a todas las pívots centroeuropeas.
Reisingerova, un faro en posesiones enredadas, y Stoupalova desfilaron hacia el banquillo en el último cuarto. Y Méndez explotó enseguida la súbita superioridad física. Casi todos los ataques trascendentes concluyeron en un pase interior que Ginzo y Carrera convirtieron en canasta o falta. Los registros de la ourensana apuntan a históricos: 31 puntos, con 19/19 en tiros libres. El necesario complemento lo aportó Aina Ayuso, valiente en las penetraciones.
Ahora, una de las favoritas
Ahora aguarda Francia, víctima otrora de la generación dorada pero hoy subcampeona olímpica, con su catálogo de figuras. Son más altas, veloces, fuertes e incluso técnicas. Pero España, gane o pierda, competirá porque tiene un cerebro privilegiado al mando, una estrella fulgurante y sobre todo un equipo. Ese legado se conserva.
Ficha técnica:
88 - España (12+21+28+27): Ortiz (2), Pueyo (2), Torrens (14), Araujo (-), Fam (-) -quinteto inicial-, Ginzo (5), Vilaró (-), Buenavida (7), Etxarri (7), Ayuso (20) y Carrera (31).
81 - República Checa (18+26+22+15): Hamzova (20), Vorackova (7), Vyoralova (-), Cechova (13), Reisingerova (10) -quinteto inicial-, Stoupalova (6), Hanusova (-), Holesinska (23), Pospisilova (), Andelova (2), Zeithammerova (-).
Árbitros: Martin Horozov (Bulgaria), Silvia Marziali (Italia) y Peter Praksch (Hungría). Eliminaron por cinco faltas personales a Reisingerova (m.34).
Incidencias: Partido de cuartos de final disputado en el Pabellón de la Paz y la Amistad de El Pireo (Grecia).
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