Kárate

Javier Rodríguez, de sufrir un ictus a alcanzar la élite de su deporte: «Creí que no podría»

El karateca coruñés alcanzó el 5º Dan en Karate Do Shotokai tres meses después de perder la movilidad en un lado del cuerpo: «Todavía no tengo sensibilidad, siento un cosquilleo»

Javier Rodríguez, en la plaza de Lugo.

Javier Rodríguez, en la plaza de Lugo. / Germán Barreiro/Roller Agencia

Sara Gallego

A Coruña

La vida de Javier Rodríguez Seoane (A Coruña, 1971) cambió radicalmente el 11 de febrero de 2025. Ese día, un ictus paralizó su cuerpo, su rutina y su futuro. «Creí que no podría volver a hacer deporte», asegura. Tres meses después, en mayo, estaba en Japón aprobando el 5º Dan de Karate Do Shotokai, el máximo nivel de la disciplina.

«Cuando entré en Urgencias, tenía el lado derecho del cuerpo paralizado, no sabía si podría moverlo de nuevo», explica Rodríguez. La incertidumbre fue su gran compañera durante esos primeros instantes, en los que llegó incluso a perder el habla. A los tres días de estar hospitalizado, comenzó a recuperar la movilidad, pero no la sensibilidad: «Todavía no la he recuperado, siento un cosquilleo como cuando se te duerme algo, pero constante».

Javier temió no poder presentarse al examen del 5º Dan que llevaba años preparando, pero cuando salió del hospital retomó la actividad sin perder la esperanza. «Iba todos los días a la playa a entrenar con mi hermana, con la fe de recuperarme a tiempo», apunta. Fue una carrera a contrarreloj, porque en tres meses tuvo que cambiar su programa de ejercicios y adaptarse a su nueva condición. «Simplifiqué la kata que había entrenado durante cuatro años porque me caía. Todavía me cuesta equilibrarme sobre la pierna derecha, porque no la siento. La suerte es que, después de tantos años practicando, la memoria muscular me ayuda», resalta. El Shotokai fue clave. «Lo que cultivas con este tipo de kárate es una fuerza de voluntad muy grande. Necesitas constancia, dedicación y disciplina». Es una modalidad que «se parece más al yoga que al kárate que la gente conoce», porque promueve la formación personal en vez de la competición. «Aquí la victoria es contra ti mismo, no contra los demás», asegura Rodríguez. Y destaca que se asemeja más a «una filosofía de vida» que a «un deporte en sí».

Javier se desplazó a Japón con Atsuo Hiruma, pionero del kárate en España y su actual maestro. «Alcanzar el quinto Dan era una meta personal», admite. Especialmente tras la muerte de Michio Kodama en 2018, que fue su mentor en A Coruña durante la mayoría de su trayectoria deportiva. Ahora, es el único deportista en Galicia que goza de este reconocimiento al máximo nivel.

Las artes marciales siempre fueron su pasión. De niño practicó judo y a los 14 años empezó en el kárate. «Me llamó la atención igual que al resto de mi generación, con las películas de Bruce Lee y Karate Kid. Tenía hasta sus pósters», bromea. Ya con 21 años, pasó tres meses en Japón, entrenando con los mejores de la asociación Shotokai. Actualmente, entrena en el colegio Calasanz, aunque su ilusión es «formar una pequeña escuela» de Shotokai en A Coruña cuando esté recuperado.

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