Balomano | EHF European Cup

Tristeza inmensa, orgullo infinito

«El equipo será competitivo», promete Isma Martínez en el regreso del Orbe Zendal

La expedición del Conservas Orbe Zendal, a su llegada al pabellón de Porriño. |  Pablo H. Gamarra

La expedición del Conservas Orbe Zendal, a su llegada al pabellón de Porriño. | Pablo H. Gamarra

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Vigo

«Estamos tristes», define Isma Martínez, pero enseguida añade: «El orgullo es infinito». Esa exacta mezcla de emociones ha acompañado al Conservas Orbe Zendal en su regreso desde Reikiavik. Sólo un gol, el 25-24 tras el 29-29 de la ida, apartó a las louriñesas de jugarse el título de la EHF European Cup en la tanda de penaltis. El esfuerzo no ha sido en vano. La escuadra ha dejado recuerdos indelebles y ambición de futuro.

«Somos conscientes de que era muy difícil la gesta. Pero la tuvimos muy cerquita», analiza el entrenador del Orbe Zendal, recordando el 4-7 de inicio en el N1 Höllin. «Sólo fuimos peores en finalización. Estuvimos 13 minutos sin hacer gol. Nos hacen un parcial de 7-0 cuando estamos siendo muy dominantes. No es porque dejásemos de jugar sino porque dejamos de meter los balones claros: un siete metros, situaciones de extremo con mucho ángulo, situaciones de pivote… No se puede errar tanto de forma consecutiva porque las dinámicas cambian. Le dimos alas al Valur. Después vas a remolque todo el partido».

Por contra, con 23-16 a falta de diez minutos, se produjo una reacción visceral que casi obra el milagro. «Pudiendo dejarnos ir, intentamos todo y peleamos hasta el final. Incluso ese balón de Sarai que casi roba en la última acción nos hubiese dado margen para forzar los penaltis al menos».

«Es una temporada muy buena. Hemos explotado al máximo nuestras opciones. Con esta plantilla de 14 jugadoras de primer equipo, haber hecho un cuarto puesto en liga regular, esta final y estar muy cerquita de meternos en la final de la Copa de la Reina habla de una temporada brillante», indica Isma. «Nos hubiera gustado levantar un título. Tampoco era nuestra exigencia inicial, aunque viéndolo tan cerca, nos duele».

«Las jugadoras se han sobrepuesto a todos los problemas que nos hemos ido encontrando, con un calendario demencial», resalta y precisa: «De enero hasta ahora hemos estado jugando dos partidos por semana salvo en un par de semanas, más partidos de selecciones las que los juegan. La fatiga ha valido la pena. Espero que las jugadoras se repongan del cansancio. Daremos quince días de descanso y ya pensaremos en lo que viene».

Lo que se avecina es un final de etapa. Fátima Ayelen Rosalez, Malena Valles, Micaela Casasola, Maider Barros y Maddi Begoetxea se van. También es probable la marcha de Daniela Moreno. El precio a pagar por la revalorización de su caché. Isma anticipa el perfil de sus sustitutas: «Somos un club formativo. Nos rodeamos de jugadoras entrenables, que no hayan explotado todavía, para intentar sacarles su máximo rendimiento. Ha sido la tónica de estos últimos cuatro años. Empezamos otro ciclo con la misma idea».

«No nos gustaría ir hacia atrás. No hablamos para nada de año de transición. Queremos ser un proyecto ganador», advierte. «Nos hemos instalado en una autoexigencia altísima. Las que se quedan deben transmitírselo a las que llegarán. A falta de algún retoque en plantilla y cuerpo técnico, el equipo será competitivo. No sé hasta qué punto, igual no para llegar a corto plazo a estar tan cerca de un título, pero competirá. El club está por encima de todo. Unos vamos y venimos pero el club siempre va a estar. Esperamos que el nuevo ciclo sea tan productivo como el que acabamos de cerrar».

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