Ajedrez
Ajedrez para el pueblo
El Lucena se asoma al cuarto de siglo de existencia. Lo fundó Roberto Páramos para dar salida a las ansias competitivas de los alumnos de su academia. Aunque el mayor club de Galicia, Páramos reclama la ayuda del Concello para superar las limitaciones materiales y promover la difusión del ajedrez en Vigo.

Miembros del Lucena, ayer, en la sede del club.

«El ajedrez es una actividad milenaria», recuerda Roberto Páramos. A difundir tal evangelio por tierras olívicas ha dedicado su vida. El alma del Club Lucena sueña con inculcar sus rudimentos «a 30.000 vigueses». Se ha ofrecido al Concello para recorrer las calles. Solicita ayuda y espacio que libere de corsés la gran demanda y multiplique su capacidad competitiva. Ha propuesto organizar un torneo internacional y otro escolar. «Sólo pido lo que tiene cualquier ciudad con más de 50.000 habitantes», precisa. No ha calculado complejas maniobras contra el pertinaz enroque municipal. Su única estrategia, la insistencia que algún día desalambre esos muros.
Ningún recoveco del laberinto de escaques le es ajeno a Páramos. Mejor jugador gallego durante una década, subcampeón de España juvenil, maestro internacional, pronto le tentó la docencia. En Marcote coincidió, por ejemplo, con un tierno Paco Vallejo, que alcanzaría el Top-50 mundial. Después, en 2001, creó una academia, Xadrez Galego, que lo desencadenó todo. «La gente demandó libros. Los que había no me servían para dar clase. Eran muy ásperos. Así que creamos una editorial. Después la gente demandó material: tableros, relojes... Monté la tienda. ¿Qué demandó la gente, una vez que había aprendido? Crear un club». Y así, aquel mismo 2001, «fíjate qué locura», nació el Lucena. Lo bautizó en honor a Ramírez de Lucena, autor de Repetición de amores y arte de ajedrez; el tratado impreso más antiguo que se conserva, publicado en Salamanca en 1497.
Xadrez Galego, empresa «única en Galicia», y Lucena se retroalimentan. Páramos ha publicado una quincena de libros y ha formado a más de 5.000 jugadores en el centro durante este casi cuarto de siglo. Con esa firma patrocina al Lucena, que carece de cualquier subvención y completa su financiación a base de cuotas. Con ellas costean un local de 90 metros cuadrados en la calle Reiseñor y la participación en 50 eventos al año en el país y el norte de Portugal. Las condiciones materiales constriñen su crecimiento.
Este mismo martes, Páramos cursaba la invitación 1.259ª desde la pandemia, cuya clausura impulsó el interés ajedrecístico a la vez que la serie Gambito de Dama. Los interesados llaman, pasan a investigar por la sede del Lucena pero no puede inscribirse. El tope de socios, 200, está completo. Más de 1.000 aguardan en la lista de espera. Sus 33 sillas están siempre ocupadas, igual que sus tableros.
El Lucena, el club más grande de la comunidad, se siente lastrado. No figura entre los 12 que compiten en División de Honor. Y de sus 20 equipos federados, sólo puede poner a cuatro en liza, entre Preferente –se juega a seis tableros–, Primera y Segunda División –a cuatro–. Cuando tres de esos equipos coinciden como anfitriones en alguna jornada, «hay que entrar de lado», describe Páramos. Hace ya mucho tiempo que se le ha pedido al Concello una instalación. No la necesitan en exclusividad ni para entrenamientos; sólo que los acoja de 17:00 a 21:00 diez sábados al año. Los únicos requisitos: 20x10 en dimensiones, el mobiliario y silencio.
Peticiones al Concello
Es una de las peticiones incluidas en su memorial de deseos. El Concello solo regenta una escuela de ajedrez reducida. Existen otros clubes de menor dimensión y actividad. «En todas partes existen convenios con el club principal salvo en Vigo», lamenta Páramos. Ese acuerdo «básico, mínimo», impediría que prometedores talentos fichasen en otros lares por sus dietas o estructura, como Xulio del Prado (Ourense) o Rubén Fernández (Pontevedra). Facilitaría la articulación de un programa de promoción. «Estoy dispuesto a ir por los 18 barrios, a asociaciones y colegios. Quiero que el acceso al ajedrez, un curso básico de dos horas, por ejemplo, sea gratuito. A mí, que tengo una academia, no me conviene, pero creo en esa idea».
Está sobre la mesa,a la espera de que en Praza do Rei respondan, la organización de un torneo internacional que alimente «el turismo de calidad» –«lo tienen todas las capitales de provincia, Vilagarcía, Chantada, Mos...»– y otro escolar. «En el mundo hay 500 millones de ajedrecistas; en chess.com, 250 millones de usuarios. Es un deporte federado en casi 200 países, sólo superado por el fútbol. Y sin embargo, en Vigo sólo es privado», radiografía Páramos, que ensalza además su naturaleza integradora. En el Lucena, que en su momentó alcanzó las 33 mujeres, récord en España, caben desde el pequeño Ihsan, de 4 años, a Miguel Miranda, de 84. Proclama: «El ajedrez es un derecho universal».
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