El consejo de un sabio

Álvaro Pino muestra los secretos de la subida a Monte Espiño, la gran novedad de A Gran Bikedada que se disputa el próximo 9 de febrero

«Hay que tomarse con calma el primer kilómetro y medio», advierte

Alvaro Pino, durante la ascensión al Monte Espiño.

Alvaro Pino, durante la ascensión al Monte Espiño. / Pablo H. Gamarra

REDACCIÓN

Los aficionados al ciclismo necesitan nuevos alicientes, desafíos que despierten esa vena competitiva que llevan dentro. Lo saben bien los responsables de A Gran Bikedada (www.agranbikedada.org) siempre alerta para introducir nuevos elementos en su recorrido que expriman la ambición y el interés de sus fieles participantes. En la edición del próximo 9 de febrero, la undécima de esta prueba ya imprescindible en el calendario deportivo de Galicia, la gran novedad que han introducido sus responsables es la subida entre Castiñeira (Redondela) y el alto de Monte Espiño (Moreira-Soutomaior), una ascensión de algo más de cinco kilómetros de longitud que combina a la perfección la belleza de un paisaje único y la exigencia de un tramo complicado.

Para conocer los secretos de esta ascensión el gran Álvaro Pino, ganador de la Vuelta a España de 1986 y leyenda del ciclismo gallego, hizo el recorrido en compañía de Faro de los responsables de Social Ciclismo Fan Manager, entidad organizadora de la Bikedada. Pino es un clásico de esta prueba que disputa de forma recurrente desde hace años. A sus 68 años se mantiene en una forma envidiable. Llega a la cita en Amoedo (Pazos de Borbén) después de cubrir a modo de «calentamiento» la distancia que hay desde Ponteareas. Pino realizó el primer «tramo de aceleración» o «tracel», como define la organización a estos espacios intercalados en el recorrido donde se toman tiempos al inicio y al final de los mismos. A Gran Bikedada este año encadenará tres «tracel» (tramos de aceleración) y la suma de los tiempos en ellos dará lugar a la clasificación de la “Tripla Coroa”. A partir de ahí el de Ponteareas inició la ascensión con un ritmo vivo y sostenido. Pasan los años, pero permanece la clase sobre la bicicleta de uno de los grandes escaladores que ha tenido España en los años ochenta.

Paco Fontán, Alvaro Pino y Pepe Xagarós,  en lo alto del Monte Espiño.

Paco Fontán, Alvaro Pino y Pepe Xagarós, en lo alto del Monte Espiño.

Completados los cinco kilómetros de subida sobre un terreno de una belleza espectacular, Álvaro Pino explica que «es un puerto duro, especialmente en el primer kilómetro y medio. Lo bueno que tiene ese tramo es que la pista está muy bien, con la tierra muy compactada, un terreno apropiado incluso para bicicletas de ‘gravel’ (híbrido entre montaña y carretera). Eso lo hace un poco más llevadero». Didáctico a la hora de analizar, Álvaro recomienda a la mayoría de los corredores que participen en A Gran Bikekada que suban «sin mirar el cronómetro. Mi recomendación es que pongan desarrollos ligeros y que se tomen con calma la subida, muy especialmente en el primer tramo más duro; pero, en general, en ese tipo de pruebas les diría que disfrutasen de la bicicleta y que lleguen de regreso a Vigo diciendo: ‘Creo que podría haber hecho un recorrido más largo’. Mejor eso que llegar extenuados y con ganas de aparcar la bicicleta unos meses».

Por otro lado, están los que van con la idea de hacer un buen tiempo y aspirar a la ‘Tripla Coroa’. En este caso, pedimos al ganador de la Vuelta del 86 que vuelva la vista atrás y que nos indique qué hubiese hecho él en sus años de plenitud de haber tenido que enfrentarse a esta subida en lucha contra el crono.

«Para el caso de los que vayan con la idea de hacer un buen tiempo –aconseja el ponteareano-, primero les diría que hagan una buena entrada en el puerto», y aclara: «Hay muchos kilómetros de llano previos antes de llegar a ese punto como para preparar bien las piernas para el esfuerzo», para añadir: «Tiene que ir rápido, pero en el tramo inicial de la subida les diría que no se ceben, que se empleen a un ochenta/noventa por ciento, guardando siempre algo, porque de lo contrario lo pueden pagar en la continuación».

Otro aspecto que llamó la atención de Álvaro Pino es el paisajístico: «Superada la mitad del puerto se descubren unas vistas espectaculares de la ría que no estamos acostumbrados a contemplar, porque permite verla entera desde el fondo, desde San Simón hasta las Cíes. Es otro punto relevante de esta subida», añadió.

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