Vela

Al abordaje

El Cigarrán Sailing Team, tripulado por miembros del Monte Real, ha competido este año en el World Match Racing Tour, el circuito de regatas por eliminatorias barco contra barco. Aunque «cenicientas», los gallegos han conseguido progresar en la élite mundial e incluso disputar el Europeo.

El Cigarrán Sailing Team, durante una regata.

El Cigarrán Sailing Team, durante una regata.

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Vigo

A José Cigarrán, siempre al timón, le saltó un diente un roce entre cascos en el Lago Ohrid, en Macedonia. «Me lo repusieron», se resigna con jovialidad. El pulsómetro de uno de sus tripulantes alcanzó los 180 latidos en otra singladura. «Esto no va de mantener el rumbo durante dos horas. No se trata de regatear con otros cien sin conocer a nadie», resume. «Son 20 minutos de fragor». El espíritu de aquellos duelos entre navíos de línea se conserva en el World Match Racing Tour. Sin redoble de tambores, cañonazos ni lluvia de astillas, en embarcaciones pequeñas, pero con «la adrenalina saliendo por las orejas» en el «cuerpo a cuerpo». Barco contra barco, batalla a batalla, el Cigarrán Sailing Team ha concluido 2024 como el mejor especialista español. En 2025 aguardan nuevos abordajes.

Cigarrán, de apellido ilustre en los mares gallegos, ejercía como profesor en el Monte Real Club de Yates de Baiona cuando en 2023 le llegó la propuesta de unos amigos franceses.

–Veniros a Portnichet.

–Pero si no tengo equipo.

–Montad algo.

Reclutó Cigarrán, hoy de 65 años, a Oscar Comesaña, Manuel Martínez y Cesar López; compañeros cincuentones y alumnos en la entidad baionesa. No los enroló a la fuerza, secuestrándolos en las tabernas, sino con entusiasmo.

–Nosotros no tenemos ni idea. Pero si tú lo ideas, vamos adelante.

«Nos sacudieron por todos los lados. Volvimos calientes», relata Cigarrán de ese estreno, por invitación, donde el Loira se vierte sobre el Atlántico. El mal resultado, sin embargo, no mitigó su ardor. «Fue una experiencia enriquecedora y muy apasionante. La disfrutamos muchísimo», describe.

–¿Repetimos?

Han repetido, afrontando incluso la complejidad burocrática de su apuesta. El «match race», la modalidad que en 2012 proporcionó a Támara Echegoyen, Angela Pumariega y Sofía Toro el oro en Londres, quedó excluida posteriormente del programa olímpico. Y aunque se practica con fruición en Francia, Italia, Inglaterra, Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda, en España ha pasado de moda. Así que el equipo gallego creó la asociación estatal pertinente para poder participar en el World Match Racing Tour de 2024.

El equipo, en plena competición.

El equipo, en plena competición. / Cedida

La lucha comienza siempre en dique seco, con la recolección de apoyos. La Xunta se adhirió al proyecto. El CSD, precisamente por su extrañeza, lo incluyó en el programa España Compite. Cigarrán Abogados, la firma del primo de José, se erigió como patrocinador junto a Lenda Pet Food y Torre de Núñez. La propia Támara Echegoyen ejerció de madrina. Y su hijo Jorge se unió a la dotación como benjamín del grupo, tal que guardiamarina de antaño. «Como todos los deportes de élite, es caro», admite el patrón, que confiesa: «Me cortó un poco al principio que el equipo llevase nuestro apellido».

–El proyecto es tuyo –lo animaron.

El tiempo resulta casi más inasequible que el dinero. «Podemos dormir en el coche, en tiendas de campaña o en pensiones de mala muerte. Pero los días hay que quitarlos de las vacaciones y de las cosas de cada uno», valora José. Aceptaron el sacrificio.

El World Match Racing Tour se celebra en distintas sedes. Cada club anfitrión aporta barcos monotipo para todos los participantes, que disponen de la jornada anterior a la competición para familiarizarse con sus especificidades. Pueden ser J70, J80, RS21, el Far East chino en pujanza... El número de integrantes de la tripulación se ajusta a cada clase, entre tres y cinco. Cigarrán destaca: «Todos competimos con las mismas velas y las mismas condiciones. Vale cómo te manejes dentro».

El Cigarrán Sailing Team abrió su agenda en mayo, en Porto Montenegro, sintiendo que plantaba cara a astros como la neozelandesa Megan Thomson y el israelí Vladimir Lipinski. En el Lago Ohrid, en agosto, solo el accidente de José, que le obligó a retirarse, interrumpió su prometedor concurso, que no pasó desapercibido. Al Lago Iskar, en Bulgaria, ya acudieron con el respeto de sus adversarios. Ganaron, clasificándose «de últimos, como la cenicienta», para un Europeo reservado a los doce mejores del continente, que ningún español disputaba desde hacía más de una década. Celebrado en la bahía de Nápoles, «la falta de experiencia con el RS21 y las condiciones técnicas del campo de regatas dificultaron nuestro desempeño en las etapas finales», comenta José. «Pero nuestras tácticas en las fases de presalida impresionaron».

«En el agua discutes con el rival, protestas y todo sucede con mucha rapidez. Tenemos que andar finos en coordinación, reglamento, táctica, estrategia... Si no, te meriendan. Una vez en tierra, todos cenamos juntos y hablamos de lo que ha pasado, compartiendo notas. Es lo que me encanta», destaca José. El balance resulta igualmente safisfactorio en cuanto a resultados. El Cigarrán Sailing Team inició el año más allá del puesto 700 en el ranking y lo ha concluido en el 134º, como mejor español.

«Esta temporada 2024 ha sido una mezcla de desafíos y logros, pero sobre todo una demostración de que con trabajo duro, pasión e ilusión los sueños se hacen realidad», sostiene José. «Estamos muy contentos. Hemos crecido muchísimo considerando nuestra falta de práctica y que no existe facilidad para practicar el ‘match race’ aquí. Nos hemos tenido que buscar la vida».

La continuidad en 2025 ya ha quedado asegurada. Aunque los han convidado a citas en Miami y Nueva York, las posibilidades financieras los volverán a limitar al calendario europeo. «Nos vamos administrando como podemos», acepta. «Lo ideal es seguir asistiendo al circuito para que la gente se fije en nosotros y haya un relevo; que alguien más se anime. Se trata de dejar algo». Y aún podría oírsele, arengando en la cubierta como Nelson: «Galicia espera que cada hombre cumpla su deber».

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