Vela

Mare Suum

El regatista vigués Gonzalo Araújo sigue engordando su palmarés y se acaba de proclamar campeón del mundo de la clase Swan 50, la más competitiva de las que se emplean en el Mediterráneo, como parte de la tripulación del Olymp alemán

Selfi de la tripulación del Olymp tras confirmar su victoria.

Selfi de la tripulación del Olymp tras confirmar su victoria. / Cedida

Armando Álvarez

Armando Álvarez

El Mediterráneo le pertenece. El Olymp se ha proclamado campeón del mundo de Club Swan 50; la clase más potente en el circuito principal de entre los que se organizan en ese mar. Como parte indispensable en la tripulación del barco alemán descolla Gonzalo Araújo, que añade otro éxito a su brillante currículo. No queda tan lejos la victoria en ORC1 de la Copa del Rey de 2023, con el Palibex-Elena Nova; la tercera en 15 años, igualmente en aguas baleares. Ya no Mare Nostrum sino Suum, solo suyo.

Araújo, cotizado regatista, va combinando desempeños a lo largo del año, al dictado de las estaciones y sus apetencias: de la vela ligera a la pesada; de la costera a la oceánica. A veces emprende nuevas singladuras y a veces repite. En el Olymp combina las dos pulsiones. El patrón Jochen Schümann, tricampeón olímpico de Finn y Scholing, enroló al vigués como estratega en el One Group, también de Swan 50, hace dos años. Una experiencia satisfactoria, aunque la mudanza del armador a Estados Unidos supusiese su prematuro final. Cuando Schümann encontró otro armador, su compatriota Mark Bezner, y puso en marcha el proyecto del Olymp, repescó al núcleo hispanogermano de aquel One Group. «Y ya me uní al equipo», resume Araújo. «Bezner no tenía mucha experiencia pero es muy majo. Hemos trabajado muy bien».

Araújo, con el trofeo.

Araújo, con el trofeo. / Cedida

Los Swan son monotipos equilibrados y esbeltos, auténticos «cisnes». Se construyen con tres medidas de eslora: 36, 42 y 50 pies –cada pie equivale a 0,3 metros– y así se dividen las categorías. Resultan similares a los TP52, el otro gran circuito del Mediterráneo, pero de participación más reducida. «Ahora mismo el Swan es lo más fuerte que hay a nivel de regatas profesionales», establece Araújo.

Destaca el olívico la «progresión» que han protagonizado en el Olymp, que porta la grímpola del Real Club Náutico de Palma, desde que iniciaron ensamblajes y entrenamientos. «Con los cambios que hicimos hemos llegado muy bien a final de temporada». En septiembre quedaron segundos en la Rolex Swan Cup, en Porto Cervo, superados en un solo punto por el Moonlight monegasco de Raquel y Graeme Peterson.

Un preámbulo excelente del Mundial, que se iba a disputar en Mallorca del 23 al 27 de octubre. De hecho, la competición volvió a convertirse en un pulso entre el Olymp y el Moonlight pese a la teórica igualdad entre los doce rivales, «de mucho nivel». Entre ellos, el Hatari de Marcus Brennecke, con el mismo equipo del Platoon de TP 52, aprovechando que «los calendarios no se solapan».

No comenzó precisamente bien el Olymp, undécimo y séptimo en las dos primeras tandas. Con Araújo como táctico y manejando las burdas –«el cambio de marchas del barco», compara–, fueron adaptándose a las complicadas condiciones que se viven en Mallorca en esta época: con chubascos y sin el viento térmico siempre presente en verano. «El primer día nos dejó fastidiados. Cometimos muchos errores. Después ya estuvimos siempre en cabeza, subiendo poco a poco», relata. Encadenaron dos terceros y un primer puesto. Al alcanzarse las cinco regatas, pudieron descartar su peor resultado. Y completaron la tarea el domingo, ya sí con Eolo más activo. El Olymp quedó otra vez tercero. El Moonlight bajó al quinto. La revancha se había completado.

Hemos navegado muy consistentes, acertando mucho a qué lado había que ir», destaca Araújo. «Podríamos haber ganado alguna regata más, pero la regularidad es la clave. Es una flota muy igualada con gente como Vasco Vascotto (del Django), que acaba de ganar la última regata de TP52».

Una aventura concluye y otras se dibujan en el horizonte. Lo han reclamado para mejorar la competitividad de un barco danés aún en el astillero. El otoño lo vivirá en Vigo, con el J70 («lo pasamos muy bien»), para buscar después el verano austral. En enero competirá en la Rolex Circuito Atlántico Sur, en la uruguaya Punta del Este, que ya ganó también en 2024 con el Soto 44 San Gregorio. Suyo también ese oceano.

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