El Barça somete al Efes en Estambul a golpe de triples (88-97)

Había transcurrido apenas 1,28 minutos de partido cuando Tomislav Mijatovic pidió el primer tiempo muerto. No era una diferencia preocupante tanto el 2-9 como la facilidad con que Àlex Abrines y Jabary Parker habían asestado tres triples. No dio con la solución el entrenador del Anadolu Efes para contener la hemorragia que 38 minutos después seguía chorreando. El Barça asoló Estambul con el letal poderío que encarnan Kevin Punter (4 de 6 triples, 20 puntos) y Chimezie Metu (21) en una loable reacción de la derrota con Unicaja del domingo.

Un minuto después de pedir ese tiempo muerto, el Efes encajó dos triples más, pero empezó a anotar y se fue acercando en el marcador. Con un triple de Nwora lo acabó de remontar (22-20), pero otro de Metu clausuró el primer parcial (26-29) en el que el Barça tiró y acertó más de lejos (7 de 10) que de cerca (3 de 7). Así fue hasta el final bajo la buena dirección de Núñez. 

Esa tónica continuó en el segundo parcial, lanzados ambos equipos a reír más que a sufrir, tal que lo hubieran pactado los jugadores. En cualquier caso, no reprimieron el jolgorio anotador los técnicos hasta que, llegado al descanso, pudieran sentarse, rayar las pizarras y pegar cuatro gritos. Era la incógnita que flotaba en un duelo de guante blanco. El Barça se sentía cómodo con las facilidades que tenía desde la línea de tres (11 de 18, un 65% era el brutal porcentaje en el ecuador del duelo), mucho mayores que bajo el aro (8 de 18).

Otro tiempo muerto igual

El 51-55 reflejaba el desfase ofensivo, en el que Anadou aceptó el intercambio pese a la ausencia de Shane Larkin, vestido en la grada. Mijatovic y Peñarroya se propusieron mejorar sus respectivas defensas, de lo evidente que era el mayor defecto del equipo.

El del Anatolu repitió el proceder del primer tiempo muerto con el 2-8 de la reanudación porque había aumentado la diferencia del tramo inicial a 12 puntos (55-67), que prácticamente se mantuvo hasta el final pese a que el Barça desaprovechó varias oportunidades para escaparse en el contador y liquidar el duelo con prontitud.

Solo lo perdería si se relajaba y lo daba por ganado de antemano -la diferencia nunca descendió de los 9 puntos-, exenta de tensión la visita a una cancha habitualmente caliente. Lo será la de El Pireo el jueves.