Rugby
Un club con Turbo
El Vigo RC, en la celebración de su 35º aniversario, homenajeó a Manolo Lago, figura clave como jugador, entrenador, directivo, delegado y ejemplo moral
Estaba en pañales el club en aquel 1988. Lo acababan de fundar en su retorno a Vigo, con más entusiasmo que conocimiento, Eduardo Portela, Ramón Amoedo y Alvaro Saa, recién licenciados por la Universidad de León. El reclutamiento se había iniciado entre amigos y conocidos como quien difunde una religión misteriosa. El rumor cundió. Al segundo entrenamiento, casi a oscuras en O Vao, se presentó un tipo maduro y fornido, que pronto los asombró. Aquel señor de calva ya incipiente tomaba el oval, driblaba segando juncos y lo entregaba al compañero con el ensayo ya hecho. “Turbo”, lo bautizaron. Ahí sigue Manolo Lago, jugador, entrenador, directivo y delegado; el motor incansable del Vigo RC, su alfa y su omega.
Lago, aunque se había asomado a esta pasión en 1964, en los Maristas, la profesó totalmente ya en su juventud, cuando su familia se trasladó a Argentina. Allí y en Venezuela, donde fue campeón nacional, adquirió los conocimientos que después ha inculcado a innumerables generaciones olívicas. “Querido Manolo, tu legado no se mide solo en partidos jugados o en títulos ganados. ¡Tu legado se mide en las vidas que has tocado!”, graba en mármol la dedicatoria del club.
Lago, fértil en sí y en su siembra, padre del también entrenador y dirigente Adrián, fue la figura principal en la celebración de su 35º aniversario que el Vigo RC celebró este viernes en la sede viguesa de la Deputación de Pontevedra, con presencia de su vicepresidenta, Luisa Sánchez, y del secretario xeral para o Deporte de la Xunta, José Ramón Lete Lasa. A disgusto del homenajeado, que siempre rehuyó cualquier protagonismo, pero para sus carcajadas en el encadenamiento de anécdotas.
Iñaki Franco condujo un acto que combinó tiempos. El presente en la revelación de las equipaciones y patrocinadores. El futuro en los objetivos que fija la presidenta, Berta Álvarez. Y el pasado en las insignias de plata concedidas a todos sus predecesores: Quique Paz (1988-1990), Alberto de Oya (1990 a 1991), Ramon Amoedo (1991-2002 y 2004-2006), Enrique Gómez (2002-2004), Álvaro Martínez-Herrera (2006-2009), Ramon González-Babé (2009-2018) y Xoan Martínez (2018-2023), el único que no pudo asistir.
Los acompañaron otros históricos como David Monreal y Norm Maxwell, el tándem que convirtió al Vigo RC en el primer equipo gallego en militar en División de Honor. De delegado, Manolo, presente en esas glorias como en la carestía pionera o en la floreciente cantera actual. Con el oval en su mano de principio a fin.
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