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El sueño de Rodrigo Conde se disipa

El moañés y su compañero Aleix García fueron quintos en la final de doble scull, a algo más de cinco segundos del podio

Conde y García, ayer durante la disputa de la final de doble scull en los Juegos Olímpicos de París.

Conde y García, ayer durante la disputa de la final de doble scull en los Juegos Olímpicos de París. / FDV

Moaña

El deporte moañés deberá esperar al menos cuatro años más por su primera medalla olímpica. El local Rodrigo Conde y su compañero Aleix García no pudieron romper el maleficio del remo español –sin pisar podio en los Juegos desde hace cuatro décadas– y tuvieron que conformarse con la quinta plaza en la final de doble scull masculino disputada ayer en el canal de Vaires-sur-Marne, en las afueras de París.

Los rumanos Andrei Sebastian Cornea y Marian Florian Enache se embolsaron el oro con un tiempo de 6 minutos, 12 segundos y 58 centésimas, tras un duro mano a mano con el equipo de los Países Bajos, formado por Melvin Twellaar y Stef Broenink, que hizo 6 minutos, 13 segundos y 92 centésimas. El bronce fue para la sorprendente pareja irlandesa (Daire Lynch y Philip Doyle), con 6 minutos, 15 segundos y 17 centésimas. Los españoles cerraron la prueba con un tiempo de 6 minutos, 20 segundos y 59 centésimas, solo por delante de Nueva Zelanda.

El más que notable ciclo olímpico completado por Rodrigo Conde y Aleix García se quedó sin el que hubiese sido un merecido broche de oro. Plata en el Mundial de 2022, así como en los Europeos de 2022 y de 2024, y podio en tres Copas del Mundo en Lucerna, Belgrado y Zagreb en este periodo, la pareja española presentaba una seria candidatura a las medallas. Pero en París ya se vio que la competencia iba a ser durísima, con todas las tripulaciones de la final en un margen de solo dos segundos.

La regata arrancó según la hoja de ruta marcada por el moañés y su compañero. Inicio explosivo, tramo intermedio más conservador y buen sprint final para tratar de imponer su velocidad. De este modo, aprovechando su perfil más ligero en comparación con los auténticos pesos pesados de sus contrincantes, los españoles arrancaron con fuerza y se pusieron en cabeza en los primeros metros, mostrando la popa a sus rivales. Pero no pudieron abrir hueco, acusando el viento en contra que ya soplaba en el canal de Vaires-sur-Marne. Desventajas de ser la tripulación más liviana de todas, de medirse a remeros que sobrepasan el 1,90.

Cinco barcos en un segundo a los 500 metros

Al paso por los primeros 500 metros todo estaba en un pañuelo, con los cinco primeros en el mismo segundo. La sorprendente Rumanía mandaba, con 1 minuto, 32 segundos y 59 centésimas. España se mantenía a tan solo 11 centésimas y Países Bajos era tercera a 36 centésimas. Tan solo Nueva Zelanda se descolgaba ligerísimamente, a apenas un segundo y medio de la cabeza de la regata.

Aleix García y Rodrigo Conde durante un momento de la regata de ayer.

Aleix García y Rodrigo Conde durante un momento de la regata de ayer. / Óscar J. Barroso/AFP7 Europa Press

Restaba la parte más complicada para Conde y García, esos 1.000 metros intermedios en los que su misión es aguantar mientras sus rivales aplican vatios sin piedad. Y ahí la tripulación española fue cediendo valiosos segundos. Al paso por los 1.000 metros Rumanía seguía al frente, con los Países Bajos muy cerca de ellos. El bronce parecía cosa de los Estados Unidos e Irlanda, aunque España estaba a un segundo del cajón. El paso por los 1.500 metros cercenó de raíz todas las opciones de Conde y García. Twellaar y Broening adelantaban a los rumanos Cornea y Enache, aunque con apenas 32 centésimas de diferencia entre ambas embarcaciones. Estados Unidos e Irlanda se jugaban el bronce, y españoles y neocelandeses marcaban el mismo tiempo, a casi cinco segundos de la cabeza de la prueba y a 3.32 del podio.

Quedaba la recta final, una de las especialidades de Conde y García. Pero en esta ocasión no fue suficiente. Los rumanos marcaron un ritmo descomunal para sobrepasar a los neerlandeses y alzarse con un sorpresivo oro tras haberse plantado en la final con el peor de los seis tiempos. Twellaar y Broenink cruzaron la línea de meta a continuación y los irlandeses Lynch y Doyle se hacían con el bronce. El moañés y su compañero de equipo se quedaron a ocho segundos del triunfo y a algo más de cinco del cajón. Un resultado notable para dos debutantes pero que sabe a poco ante las expectativas y la ambición mostrada por esta pareja.

La perspectiva del tiempo

Será el tiempo y la perspectiva que este da lo que le conceda el valor real a lo conseguido ayer por Conde y García. El moañés encadena su segunda clasificación olímpica consecutiva. Logró el billete para Tokio en la categoría ligera, pero renunció por una cuestión de salud, tras tener que someterse a entrenamientos que rozaban lo inhumano para poder mantenerse en el peso. Se pasó al peso pesado y consiguió formar un tremendo dúo con Aleix García, coleccionando metales y formando una embarcación de garantías para competir por todo. No pudo ser en París, pero Los Ángeles ya está en el horizonte. Sus 26 años y los 24 de su compañero les abren las puertas a poder intentar de nuevo pisar el podio en unos Juegos.

Rodrigo Conde, junto a sus padres tras la disputa de la regata de ayer en los Juegos Olímpicos.

Rodrigo Conde, junto a sus padres tras la disputa de la regata de ayer en los Juegos Olímpicos. / FDV

"Duele, pero no nos lo tomamos como una derrota, sino como un aprendizaje

Sereno y tranquilo, dos horas después de la disputa de la prueba, Rodrigo Conde atendió a FARO para reconocer que el quinto puesto conseguido “duele, porque sabemos que tenemos velocidad, pero al final la regata pone a cada uno en su sitio” y que “no nos la tomamos como una derrota, sino como un aprendizaje”. El moañés no quería escudarse en excusas de ningún tipo, como la incidencia del viento en contra, que pudo haber perjudicado a la pareja española. “No quiero echarle la culpa a nada, porque el viento afecta a todo el mundo, cierto es que a nosotros algo más porque somos más ligeros. Al salir al agua la previsión era de que iba a soplar a favor, pero cuando empezó se puso en contra”. Conde asegura que la regata no requiere de un gran análisis. “Ha sido una regata muy buena de principio a fin, pero la parte intermedia se nos ha puesto muy dura”, señala, antes de añadir que “no hemos fallado. Hemos competido siendo fieles a nuestra estrategia, pero no ha podido ser”.

Y es que la explosiva salida de Conde y Aleix García y su buen tramo final de regata no pudieron compensar el tiempo perdido en el tramo intermedio del recorrido. En este sentido, el moañés había manifestado justo a la finalización de la prueba en declaraciones recogidas por EFE que “tenemos un final bueno, pero no somos una lancha motora. Estaban ya muy lejos y veníamos comiendo olas de Rumanía, que hoy [por ayer] no sé qué han hecho, pero han volado desde el 1.000”.

El futuro está muy claro. Subirse a lo más alto del cajón en Los Ángeles 2028. “Ya hemos tenido una primera charla Aleix y yo con el entrenador para sentarnos, analizar lo que hemos hecho bien y apuntar a Los Ángeles”, resume. Su compañero es aún más ambicioso. “Tenemos cuatro años para trabajar y estar en lo alto del cajón. En Los Ángeles el oro va a caer cien por cien”, sentenció. Esa lucha comenzará en octubre. Ahora toca, admite Conde, “tomarnos un largo respiro en verano y disfrutar de la casa y de la familia”.

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