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División de honor femenina

El Porriño pone una pica en A Sangriña

El equipo de Isma Martínez, con Paulina Buforn en plan estelar se impone en el primer partido del cruce de cuartos de final

Miriam Sempere, con sus paradas en el segundo tiempo, mantuvo a las guardesas con vida y provocó un final igualado

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

VIGO

Sueña Porriño como nunca lo ha hecho. Le obligan a ello el brazo irresistible de Paulina Buforn, el regreso de Casasola, el orden defensivo o las buenas decisiones de Isma Martínez. El Conservas Orbe Rubensa dio un paso de gigante para meterse en las semifinales ligueras (lo que equivale a jugar en Europa el próximo año) después de silenciar A Sangriña en un derbi que las porriñesas manejaron con astucia, sentido común y calidad frente a un Guardés ansioso, irreconocible por momentos, y que se sostuvo en el partido gracias a las paradas de Miriam Sempere, única razón por la que el partido llegó al último ataque en el alambre. Sin su recital de los últimos quince minutos el partido hubiese tenido un desenlace completamente anodino.

Este formato extraño que se han inventado para resolver los play-off por el título concede una importancia capital al encuentro de vuelta. Pero el Porriño se comportó como si no existiese esa segunda cita (prevista para el próximo domingo) entre los dos equipos gallegos. Desde el primer minuto entraron en el partido con un punto de concentración superior. Más centradas, más precisas, más intensas.

Solo en los primeros minutos, cuando los dos equipos aún se estaban dejando las cartas de presentación, el Mecalia Guardés tomó una mínima ventaja (5-4 tras un buen arranque de Itziar Martínez). Fue lo único que le concedió el Conservas Orbe Rubensa que supo elegir cuándo poner a correr a Maider Barros, cuándo buscar a Prelchi en los seis metros y cuándo soltar el brazo ante la defensa algo hundida de las guardesas. Apareció después de una temporada complicada (esa fractura por estrés) Micaela Casasola, la máxima goleadora de la Liga la temporada pasada. La argentina soltó el brazo y por momentos fue ella la que marcó el camino.

Aunque el partido estaba equilibrado (siempre ventajas de uno o dos goles para las visitantes) los goles caían con mayor fluidez en la portería del Guardés. Incluso las situaciones de inferioridad (más del doble en las filas porriñesas) no supusieron un inconveniente para el cuadro de Isma Martínez que tuvo un momento dulce al colocarse a pocos minutos del descanso con 13-15 y la exclusión de Pauli Fernández. Pero el Guardés solventó ese instante delicado generando penaltis en seis metros que Sempere no perdonaba (15-16 al descanso).

El segundo tiempo el Guardés vivió el canto del cisne después de dos goles consecutivos (Sempere y Palomo) que le pusieron de nuevo por delante. Pero entonces emergió la mejor jugadora sobre el parqué para poner orden. Paulina Buforn, la internacional alicantina, convirtió A Sangriña en su patio de recreo. Lo hizo casi todo. Lanzó, pasó...pero siempre asumió la responsabilidad cuando su equipo tenía la mínima duda. Es verdad que Casasola siguió ayudando (a menor nivel que en el primer tiempo) y que Malena Vallés también subió su rendimiento en comparación con otros momentos de la temporada para darle al Porriño un tremendo potencial en la zona central, pero el máster de Paulina fue catedralicio.

Un parcial de 0-4 colocó al Conservas Orbe Rubensa con tres goles de ventaja (17-20). Sucedió entonces algo sorprendente.Las visitantes amenazaban con romper el partido ante un Guardés superado que cometió numerosas pérdidas y permitió al Porriño situaciones muy claras mano de contragolpe contra Miriam Sempere.

Todas ellas de Maider Barros que sufrió un apagón inexplicable. Cuatro veces perdonó lo incomprensible. En tres de ellas se encontró con Sempere y una la lanzó a las nubes. Tal fue el caso que la extremo llegó a pedirle a Isma Martínez que la cambiase. El técnico porriñés manejó la situación con la delicadeza necesaria. La dejó en la pista y posteriormente le concedió una breve pausa para que cogiese aire, aclarase la mente para devolverse de inmediato a la cancha. La cuestión es que en ese tramo al Porriño se le fue la posibilidad de reventar el partido. Se quedó con tres goles de ventaja en los que bailó el partido durante muchos minutos hasta que la rebeldía de Cecilia Cacheda, imparable en situaciones de uno contra uno, volvió a apretar el encuentro.

Dos goles de la lalinense colocó el 23-24 con quince minutos por jugar y obligó a Isma a pedir tiempo muerto. De esa situación al Porriño le rescató el brazo de Paulina Buforn que dejó un par de lanzamientos para enseñar en las escuelas. Sempere podía en ese momento con cualquier rival, menos con la alicantina. Pero Cacheda sostuvo el duelo de forma digna y siguió encontrando goles y situaciones para mantener a su equipo agarrado a la cintura del rival. Dos despistes porriñeses permitieron los goles de Sancha y de Cifuentes que igualaron el partido a poco más de un minuto (29-29). El Porriño provocó dos situaciones de siete metros consecutivas. Sempere detuvo la primera a Paulina que no dudó segundos después en cargar con la responsabilidad de nuevo. Ni pestañeó. Agarró la pelota con seguridad y puso a las suyas por delante 29-30 con poco más de medio minuto por delante. Dos buenas defensas hicieron el resto. En A Sangriña ganó el mejor, ese Porriño que se acerca a las semifinales empujado por ese viento que genera Paulina Buforn con su brazo.

El partido de vuelta, el domingo a las 14:00 horas

El próximo domingo a las 14:00 horas la eliminatoria de cuartos de final entre los dos equipos gallegos vivirá su segundo asalto en el pabellón municipal de Porriño. Con el nuevo sistema de competición las cuentas son sencillas. El Conservas Orbe Rubensa tiene ya garantizado que como mal menor se jugará el pase en una prórroga de diez minutos. Para meterse en semifinales le vale el triunfo o el empate en el tiempo reglamentario. El Mecalia Guardés está obligado a ganar el partido para que la eliminatoria se decida en una prórroga de diez minutos.

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