Es 29 de abril de 2018. La Fonteta contiene la respiración. Son 6.200 almas en vilo. Con 51-51, Lacorzana y Ogoke fallan triples librados. Con 54-51, Senosiain casi fuerza la prórroga. El público pasa del terror al júbilo. El todopoderoso Juan Roig se seca el sudor en el palco. Su Valencia Basket ha derrotado a las adolescentes celestes y asciende a Liga Femenina. Un proyecto millonario destinado a convertirse en lo que ya es: campeón de Eurocup en 2021, campeón de las Supercopas española y europea en 2022, al fin campeón liguero en 2023. Iniciará la defensa de su trono ante aquella escuadra que pudo haber destrozado su cronograma. El Celta Zorka Recalvi concreta hoy (19:30) su regreso a la máxima categoría. “Mi sensación cuando vi el calendario era que se completaba un ciclo”, resume Senosiain. “Perdimos aquella final, pero el recuerdo es bonito. Nos vamos a enfrentar a jugadoras de talla mundial, referentes. Tenemos que disfrutarlo”.
La navarra sabe cuánto esfuerzo ha empedrado el camino. La de más larga trayectoria en el equipo sénior (16-20, regresó en 2022) confiesa: “Este inicio es muy especial. El colofón de la campaña pasada, en Navia, con la ciudad volcada, fue una pasada. Ser partícipe del regreso a Liga Femenina me hace mucha ilusión”. La canterana Sara Vidal, que comparte con Senosiain la capitanía, se encarna como portavoz de tantas generaciones que la precedieron: “Lo más importante será mantenernos. Para eso hemos trabajado durante once años. Nunca vamos a tirar la toalla”.
Atrás queda aquel junio de 2012 en que Paco Araújo, desgarrándose el corazón, decidió renunciar a la plaza en Liga Femenina para frenar el endeudamiento. Su entonces vicepresidente y hoy heredero, Carlos Álvarez, menciona su nombre con emoción. “Es mi primer año como presidente de la máxima categoría. Recuerdo la imagen de Paco, el que me introdujo en el baloncesto. Sé que será un año muy complicado. Necesitaremos el apoyo de todos. Vamos a intentar salvar la plaza por lo civil y lo criminal”. Arenga a la plantilla: “Si dais todo lo que tenéis, no os pido nada más. Si ganamos, ya...”.
Las cuentas de la permanencia no pasan precisamente por el partido de hoy. La historia especifica que la cita inaugural de esta LF Endesa mide a dos clubes campeones de Liga. El Valencia puede añadirle al suyo los ocho títulos del Ros Casares, desaparecido en 2012, e incluso los seis del Dorna Godella en los noventa. Presume el Celta de los dos entorchados propios y los tres que legó la sección del Real Club Celta. Lo cierto es que el presente distancia a ambas escuadras. El Valencia aspira a ganar también la Euroliga, como Dorna y Ros en su día. Rubén Burgos dispone de quince estrellas; entre ellas, dos excélticas: Alba Torrens, ya leyenda, y Raquel Carrera, a quien la directiva decidió fichar precisamente aquel 2018 en que la todavía niña ourensana avasalló a sus interiores. Cumplieron su deseo al año siguiente.
El Celta Zorka Recalvi ha configurado una plantilla de diez profesionales, a las que añadirá en la convocatoria de hoy a las canteranas Cloe y Uxía –Naiara, la otra promesa en dinámica de primer equipo, solo tiene 14 años y se aconseja prudencia–. Del equipo que logró el ascenso en abril continúan Vidal, Senosiain, Regina Aguilar, Murjanatu Musa, Laura Prats y Elba Garfella. Se ha fichado a las estadounidenses Celeste Trahan-Davis y Robyn Benton, la francesa Clementine Samsom y la maliense Maimouna Haïdara. No todas jugarán en La Fonteta, aunque viajen. Garfella, criada en el Valencia y con un puñado de presencias séniors, está lesionada. A Prats, que se pasó todo el ejercicio anterior en blanco al romperse un cruzado en septiembre de 2022, se le quiere proporcionar una reentrada más tranquila en Navia. Además, Benton se incorporó a los entrenamientos hace una semana y Trahan-Davis aún está cogiendo la forma tras un año sabático por maternidad. Trahan-Davis, de brillantísimo currículo, jugó precisamente en el Valencia entre 2020 y 2022. “Empezar allí es muy loco, especialmente pensando que no sabía si podría volver a jugar. Es un reto”, acepta. “Creo que muchas de las chicas nunca han jugado en esta categoría. Estaremos hambrientas por ver en qué nivel están y estamos. Siempre podremos crecer. Habrá espacio para mejorar. Esperamos quedarnos con las cosas buenas, con las cosas malas, y emplearlas para nuestro bien”.
También Cristina Cantero recuerda el partido de 2018 en este regreso a La Fonteta: “Fue un punto de inflexión para nosotros. Cambiamos el chip mental en la segunda categoría. Nos preguntamos dónde queríamos estar, ya que habíamos rozado el ascenso. Nos transformó deportivamente a todos. Decidimos dar un paso adelante. Aquellas sensaciones, cómo lo vivimos, cómo nos enganchamos... El partido de hoy tiene un precioso simbolismo”.
“Ha sido una pretemporada extraña, pero cada día somos un poquito mejores en muchas cosas. Ese será el objetivo de todo el año. Nos vamos a vaciar. Esperamos que nos dé para salvarnos. Lo queremos disfrutar de verdad, en las buenas y en las malas, como celtistas”, se propone la entrenadora, que recopila bajas y molestias para concluir: “El partido de Valencia será parte de nuestra pretemporada. Soy consciente de que el equipo está en construcción. Pero hay que competir y estar lo mejor posible. Queremos tener paciencia, pero sin pararnos, con exigencia y controlando la posible frustración”.
Falta una pívot para cerrar la plantilla
“Colinas es un suplicio”, bromea el presidente, Carlos Álvarez. Aún le queda al director deportivo por hormiguearle la cabeza. El Celta, al lograr el ascenso a través del play off, llegó al mercado de élite con retraso. Se añaden sus limitaciones financieras. Colinas ha ido componiendo la plantilla en esa intersección de disponibilidad y necesidades. Ha combinado renovaciones, apuestas y oportunidades. Aún le queda un fichaje por concretar: una cinco de envergadura y peso que blinde la pintura. “Llevamos todo el rato con carencia de pívots (Garfella está además lesionada). Estamos currando a saco como club, tocando ciertas piezas, pero tiene que encajar. Y así llevamos bastante tiempo. Llegar tarde ha sido duro”, se resigna Cantero, que explica sus tribulaciones tácticas: “Me gusta terminar con Haïdara al tres. Puede hacer el cuatro pero porque te lo pida el partido, no por exigencia. Precisamos una más para todo”. Apunta: “Será clave que Robyn sea capaz de dar un paso adelante y que Celeste coja la forma que necesitamos. Ahora mismo está para 15 minutos. A partir de ahí sufre. Tras un año parada, todo tiene un punto de transición. Encajando las piezas, pelearemos por el objetivo”.