Ciclismo

La Vuelta femenina o cómo usar el viento como arma de destrucción ciclista

Este jueves llega la cuarta etapa, entre Cuenca y Guadalajara, con 133 kilómetros, un terreno más arisco y de nuevo la posibilidad de que el viento vuelva a entrar en acción

Marianne Vos (de rojo) recibe la enhorabuena de sus compañeras tras ganar la tercera etapa de la Vuelta.

Marianne Vos (de rojo) recibe la enhorabuena de sus compañeras tras ganar la tercera etapa de la Vuelta.

Sergi López-Egea

Albacete es una tierra famosa por la fabricación de navajas y por la cultura gastronómica donde destacan los quesos y los vinos. Es tierra dura para sus habitantes con un clima que castiga por el frío en invierno y el áspero calor veraniego. Pero también marcado por el viento, por un aire que se convierte en un aliado o un enemigo para los seres humanos que montan y conducen una bici, sin que importe el sexo y sin que la Vuelta haga distinciones entre hombres y mujeres.

En términos ciclistas es muy difícil encontrar una etapa que circule por carreteras albaceteñas cargada de tedio y con un aburrimiento que solo provoque que se cierren los ojos como señal para una plácida siesta con el sonido y las imágenes televisivas de fondo. Porque al menor descuido se organiza el lío en competición, sobre todo si sopla el viento lateral, tal cual ha ocurrido este miércoles en la primera edición de la Vuelta a España femenina.

Los ‘abanicos’ son los movimientos que provocan los ciclistas cuando se mueven de lado a lado de la carretera hasta que el último corredor o corredora peor colocado solo ve la cuneta y se ve obligado a usar el freno. Es entonces cuando se corta, levanta la vista y sólo advierte que los que eran compañeras o compañeros de pelotón se pierden en la distancia. Comienza entonces, como este miércoles a más de 80 kilómetros de la meta, una persecución entre grupos. Algunas, como Mavi García, la mejor en la clase española de mujeres ciclistas, consiguen conectar con el grupo de avanzadilla y salvar un día en el que podían perder la Vuelta y cualquier posibilidad de acabar entre las mejores de la general.

Otras, como las ciclistas del potente Trek, se ven abatidas en el combate del viento de Albacete, mientras la cabeza de pelotón rueda los últimos kilómetros de la etapa a una media por encima de los 50 kilómetros por hora. Y es que no hay tanta diferencia con un pelotón masculino en una etapa que, en parecidas condiciones, habría sido una verdadera batalla de supervivencia entre ciclistas, al margen del sexo.

Victoria de Marianne Vos, una de las grandes del pelotón mundial y la única corredora, de momento, que ha tenido el honor de vestir los jerséis amarillo, rosa y ahora rojo como líder de las tres principales rondas por etapas del mundo ciclista.

Este jueves llega la cuarta etapa, entre Cuenca y Guadalajara, con 133 kilómetros, un terreno más arisco y de nuevo la posibilidad de que el viento vuelva a entrar en acción, antes de que el viernes aparezca el primer contacto con la montaña ya en tierras de la siempre Segovia de Pedro Delgado.