Balonmano
Seleccionador, ídolo y vecino
José Ignacio Prades asistirá en A Sangriña a la ida de la final de la Copa Europea contra el Antalya y ve al Mecalia con “opciones reales”

Prades, durante un partidode la selección. | // MANUEL LORENZO / Armando Álvarez
Pasea por las calles miñotas repartiendo saludos, como cualquier paisano, si se encamina al pabellón. Se duele y se entusiasma igualmente con los latidos de A Sangriña. Nada lo distinguiría de cualquier otro aficionado. Pero fueron sus manos, esas que ahora aplauden, las que han construido la historia. José Ignacio Prades se fue en 2022 sin irse. El técnico no pudo compaginar más el banquillo del Mecalia con el de la selección. Sí se quedó a vivir en A Guarda con su mujer y sus dos hijos. Petrerí y guardés, ídolo y vecino, Prades espera que con Ana Seabra se complete la tarea que él inició: que el título de la Copa Europea se una al de Liga de 2017 en las vitrinas del club.
A Guarda es, o sea, el útero en el que se refugia cuando regresa de sus viajes, que es la encomienda del seleccionador en los largos periodos entre campeonatos. Recita sus itinerarios recientes: “Estuve en Ceuta cuatro días y luego ya directamente a la Copa de la Reina en Málaga. He estado también en Castilla-La Mancha, en La Rioja, en Navarra… Ahora toca potenciar y enganchar a más gente al balonmano femenino”.
Antes, en Antequera, logró España el billete para el Mundial al superar a Austria en una sufrida eliminatoria (26-24 tras el 28-28 de la ida). Será el 19º campeonato internacional consecutivo de las Guerreras. A final de año, en Dinamarca, Noruega y Suecia, además del título, se repartirá un plaza olímpica para París 2024 y seis para los preolímpicos. “No podíamos faltar a un Mundial. Es donde debía estar España”, dice aliviado Prades. “El equipo nacional se merecía y necesita estar en las grandes citas. El sorteo no había sido tan sencillo como podía parecer. Austria está trabajando muy bien en los últimos años. A la vista está”.
Prades, miembro del cuerpo técnico de la selección femenina durante muchos años, asumió el cargo principal en septiembre de 2021, a la vuelta de Tokio, en relevo de Carlos Viver. Durante una temporada coordinó tareas con las propias del Mecalia. Fue en mayo de 2022 cuando decidió renunciar al puesto del club. Admite sobre la rutina diaria: “La echo en falta un poquito”. Su mujer y él, sin embargo, decidieron mantener su residencia en A Guarda: “Es un destino laboral en el que nos hemos acabado sintiendo como en casa con el paso del tiempo, muy cómodos y muy arropados por todo el mundo”.
Su sucesor en el Mecalia fue Abel González, su segundo, que tanto le había ayudado a distribuir sus energías e incluso lo sustituyó durante su convalecencia tras una operación renal. Pero al asturiano lo destituyeron a comienzos de febrero. “Son cosas que se dan en el deporte. No son situaciones agradables, está claro”, lamenta Prades. “Iniciaron la competición con muchísimas bajas. En una liga que va creciendo, con todo más igualado, era difícil. Y encima, por las reformas del pabellón, el equipo jugó fuera de casa prácticamente toda la primera parte de la temporada. Se unieron muchos factores”.
Con Ana Seabra –otra ayudante que reemplaza al principal–, el Mecalia ha logrado clasificarse para los cuartos por el título de Liga, apretó hasta el final al todopoderoso Bera Bera en las semifinales de la Copa de la Reina y este domingo disputa en A Sangriña la ida de la final de la Copa Europea contra el Antalya Konyaalti turco. “El grupo, desde el primer minuto, ha trabajado muy bien. Nos toca disfrutar de un gran premio, esa primera clasificación para una final continental”, indica Prades. “Sabemos que el club no es de los que más gasta en sueldos. Pero es como una familia y el balonmano se vive de una manera especial. Eso siempre lleva a que este equipo se caracterice por esa pelea y ese gen competitivo. Lo están llevando hasta el límite”.
“Será una eliminatoria igualada”, pronostica sobre la final el técnico petrerí. “El equipo turco tiene jugadoras veteranas. Le gusta correr, con un ritmo alto. Mete muchos goles y también encaja. Yo veo opciones reales de que el Guardés por fin se alce con un título europeo. Sería un broche de oro para el club y buenísimo para el balonmano español”.
Él se quedó en semifinales con el Mecalia. Pero protagonizó la principal gesta del balonmano gallego: el título liguero de 2017, en su primera campaña. “Con el tiempo todo se ve desde una perspectiva distinta pero a la vez positiva. Que un pueblecito de apenas 10.000 habitantes tenga este recorrido y este currículo habla muy bien de cómo se trabaja aquí. La gestión es muy buena. Es un éxito de todos en general, de un pueblo volcado y de una afición ejemplar, de una directiva que trabaja incansablemente y de un grupo de jugadoras de un compromiso altísimo”. Lo afirma el seleccionador. Se enorgullece el vecino.
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