Rodrygo ajusticia a un Chelsea romo

Doblete del brasileño y a esperar al City

Camavinga disputa el balón con Kanté. |  // TOLGA AKMEN

Camavinga disputa el balón con Kanté. | // TOLGA AKMEN / Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

No es buena idea tratar de comerse un filete con una cuchara. Puede dar fe de ello el Chelsea. Los londinenses propusieron un partido físico y arrinconaron a sus futbolistas de talento en el banquillo. El Real Madrid, que exhibió sobre el césped su colección de cuchillos, lo agradeció enormemente viendo cómo fallaban ocasiones claras una tras otra. Hasta que dos puñaladas de Rodrygo silenciaron Stamford Bridge y sentenciaron la eliminatoria. El Madrid mira a Múnich, donde el City aterriza esta noche con una renta de tres goles. Pinta a que se repite la semifinal del año pasado. Y Rodrygo se frota las manos.

Resulta complicado justificar que dejes en el banquillo a Sterling, Joao Félix, Ziyech, Pulisic, Mount y Mudryk cuando tienes que remontar dos goles. Algo inexplicable salvo que tengas más miedo a tu equipo que al Real Madrid. Y eso tiene cierta lógica teniendo en cuenta que el Chelsea había perdido los tres partidos con Lampard al mando y en el último el Brighton le disparó ¡26 veces! El técnico ‘blue’ aspiraba a llegar vivo al descanso y lanzarse a tumba abierta después. Consistencia lo llaman.

La segunda parte se inició así con idéntico escenario. El Chelsea mantenía a sus pretorianos y el Madrid seguía esperando que bajase el soufflé azul. Sufría el Madrid sin balón y Ancelotti llamó a Tchouameni y a Nacho. Andaban preparándose para salir cuando Rodrygo montó una contra que Benzema no empujó por centímetros y en el segundo palo Vinicius devolvió al centro para que el propio Rodrygo marcase. Es lo que tiene dar a los buenos el balón en el área rival. El gol lapidaba al Chelsea en el 58.

A los 66 minutos Lampard sacó de una tacada a Joao Félix, Mudryk y Sterling. A buenas horas... El Chelsea se fue arriba y dispuso de ocasiones, pero fue el Madrid, una vez, quien certificó el triunfo y la eliminatoria con sus contras. Una jugada primorosa de Valverde terminó con Rodrygo empujando su segundo gol. El brasileño ya rescató a los blancos hace un año con un gol que llevó al Madrid a la prórroga ante los londinenses. No era de extrañar que Ancelotti le besara como a un hijo cuando le sustituyó al acabar el partido.