Atletismo/OCR

Los trece de la fama

La Brilat abre a los civiles su concurso de patrullas entre Tui y Santiago - Diesemm inicia el casting entre los mejores del mundo para elegir a los pioneros que afrontarán 120 km y varias pruebas

Militares cruzan el Lérez
en una edición anterior
del concurso de patrullas.
  | // RAFA VÁZQUEZ

Militares cruzan el Lérez en una edición anterior del concurso de patrullas. | // RAFA VÁZQUEZ / Armando Álvarez

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Trece cruzaron la raya que Pizarro había trazado sobre la tierra de la isla del Gallo, comprometiéndose a la conquista del ignoto Perú. Trece serán los pioneros que a finales de junio recorrerán un territorio nunca antes hollado fuera del ejército. La Brigada Galicia VII, Brilat, organiza desde 2002 un concurso de patrullas. Los militares, en equipos, viajan a marchas forzadas de Tui a Santiago, siguiendo la senda peregrina, íntegramente o por relevos. A lo largo de esos 120 km ejecutan diversos ejercicios. El Obradoiro corona a los mejores y les premia con la Compostela. Diesemm, empresa que organiza cada otoño la carrera de obstáculos (OCR) Boot Camp, gestionará su adaptación a los civiles. Se ha abierto una selección destinada a los mejores especialistas del planeta. Serán cincuenta a partir de 2024. Para el estreno, trece. Los de la fama.

El concurso de patrullas ya se ha instalado como un clásico marcial. El Tui-Santiago, en su sencilla y burocrática denominación, convirtió los entrenamientos de la Brilat en una competición abierta a otras unidades, incluso de ejércitos extranjeros, como los marines estadounidenses. En 2022 se celebró la 21ª edición. El recorrido incluye siete pruebas intermedias y se afronta en equipo: de tres componentes que se ayudan entre sí o de nueve, que se relevan de tres en tres en cada tercio del camino.

Diesemm puso en marcha el Desafío Boot Camp en 2015; una carrera de obstáculos en Samil y su entorno. Las pruebas OCR nacieron también de ejercicios militares. A David Suárez, CEO de la empresa viguesa, le pareció natural contar con la Brilat. El departamento de protocolo convino. Además de la participación de soldados, la brigada ha aportado material y carpas en cada ocasión.

De esa relación surgió pronto la idea de concebir una versión civil del concurso de patrullas. Lo propuso Suárez y por fin ha cuajado. “Ya existen ultramaratones. Lo que nos atrajo fue que incluyese dificultades y no sólo correr, esa mezcla”, explica el ejecutivo. “Desde 2016 o 2017 les comenté que nos gustaría abrir ese concepto al mundo civil y seguir aumentando nuestro modelo de eventos diferentes. Ellos siempre lo vieron bien. Por unas circunstancias o por otras, es ahora cuando hemos llegado al punto de saber cómo adaptarlo”.

El concurso de patrullas se celebrará con su formato habitual y cuando se había calendado, el 28 de junio. Pero esta vez, de manera paralela, también competirán trece civiles, que protagonizarán la experiencia piloto. El plan incluye ampliar la cuota a 50 a partir del próximo año. “Será el límite”, anticipa David Suárez. “Este evento es muy específico. El objetivo se centra más en su peculiaridad que en el número de participantes. No es un factor que nos haya obesionado nunca en nuestras actividades y menos en esto”.

La selección de esos trece debutantes se ha iniciado con una campaña en redes sociales y se irá concretando en las próximas semanas, cuando se difunda en los foros especializados. En Diesemm, tras recibir las solicitudes, escogerán a los de mejor currículo en competiciones de ultrafondo o máxima exigencia. Será siempre así en el futuro. El perfil de la Tui-Santiago lo demanda. Suárez anuncia: “Mi intención es que sea una carrera deseada por los mejores del mundo; un crack de Estados Unidos tiene que tener marcado en su calendario venir a Galicia en junio a correr por el Camino de Santiago. Será la primera de este tipo o al menos nosotros no hemos encontrado ninguna similar”.

Otro requisito imprescindible será el certificado médico que consigne la excelente salud. “Les tiene que mover la ilusión, pero acompañada del estado físico y de la experiencia. Queremos una prueba muy exclusiva y que tenga mucho contenido. Será gente preparada y profesional. Porque esto es dar el pistolezado de salida en el centro de Tui y... hasta Santiago”.

Habrá, con todo, adaptaciones, además de un nombre específico, más poético que el simple Tui-Santiago, que en Diesemm aún barruntan. Y a partir de 2024 se trasladará la cita a principios de junio para aliviar el calor. Los militares, por otra parte, realizan el trayecto en uniforme y con petates de 11 kilos. Los civiles irán con ropa deportiva y equipación más ligera: manta térmica, hidratación, geles... En esos trece habrá un equipo y otros que lo harán de manera individual. Y sus retos se reducen. Se les quitan el rápel y la prueba de orientación. Si acometerán, cada 20 kilómetros, el resto del catálogo: recorrido cronometrado, pista americana, paso del río Lérez, pruebas de carga y de tiro con airsoft (sin munición real).

“Lo que prima es la seguridad”, advierte Suárez. Los participantes tendrán que detenerse a descansar 45 minutos en dos controles, situados en el cuartel de Figueirido y en Padrón, donde se les efectuarán chequeos. Habrá otros tres puntos de avituallamiento. Serán controlados por coches de seguimiento, además de vía satélite y otros dispositivos. Las patrullas militares suelen tardar entre 23 y 27 horas en alcanzar Santiago. “Entendemos que los civiles, sin tanta carga y con menos pruebas, tardarán un poco menos”, calcula Suárez. “Queremos verlo”.

Este nuevo desafío nunca será multitudinario, pero puede convertirse en un elemento identitario, a nivel corporativo y para la industria de los eventos deportivos del sur de Galicia. “Obviamente una empresa tiene que sobrevivir económicamente. Pero sin que sea una locura, también tenemos que hacer cosas que nos gusten”, reflexiona David Suárez. “Estamos trabajando en la viabilidad económica. Aunque sean solo 50 corredores, supone un desgaste brutal en organización. Hablamos de una carrera de 120 km controlados, con mucho personal, mucha seguridad, equipos médicos, traer a los participantes a España...”.

Era el oro inca lo que buscaban los trece de la isla del Gallo. Varios acabaron pobres o agraviados, asesinándose entre ellos en las guerras peruleras de pizarristas y almagristas. La carne siempre perece, pero la historia recuerda sus nombres. Aquella zancada sobre la raya los ha salvado del olvido. La fama espera a otros trece.

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