Sílvia Vidal | Alpinista

“La naturaleza y la vida no son tan controlables”

La catalana abre hoy el Ciclo de Montaña de Peña Trevinca con una charla-proyección sobre su expedición a Alaska en 2017

Sílvia Vidal,
durante una escalada.

Sílvia Vidal, durante una escalada. / Armando ÁLvarez

Armando Álvarez

Armando Álvarez

El Club Peña Trevinca, con la colaboración de universidad y concello, organiza la segunda edición del II Ciclo de Montaña Medio Ambiente e Cambio Climático Cidade de Vigo. Se compondrá de tres conferencias, hoy, mañana y pasado, en el auditorio municipal y con tres mujeres como protagonistas: Sílvia Vidal relatará su expedición a Alaska, la ingeniera forestal Jenifer Souto analizará los incendios forestales y la catedrática de Geografía María Fernanda Pita disertará sobre el cambio climático. El acceso será gratuito hasta completar el aforo.

Sílvia Vidal abre esta tarde (20.00) el ciclo. Dará una charla-proyección bajo el título “Escalada en solitario en Alaska”. Vidal (Barcelona, 1970) es una figura única dentro del panorama del alpinismo español. Destaca por su concepción de sus expediciones: en solitario y sin apoyo exterior pese a la duración y dificultad de los retos, explorando en muchas ocasiones las rutas más complejas. Ha conquistado grandes muros por todo el planeta. Galardonada con la Real Orden del Mérito Deportivo y una mención especial en el Piolets D’Or, en Vigo hablará de su aventura en la cara oeste del Xanadú (Alaska), en 2017; un hito que incluyó 36 días de porteo y 17 días en pared.

–¿Cómo recuerda, ahora desde la distancia, su primera aproximación al alpinismo?

–Sentía emoción e ilusión. La ilusión de realizar algo nuevo, desconocido. El no saber si podría o no conseguirlo. Sigue vigente, porque cada nueva expedición que hago genera una ilusión por intentar esa ascensión y una gran emoción por volver a encarar situaciones de incertidumbre. Han cambiado los objetivos, pero cada expedición tiene algún nuevo ingrediente, que vuelve a generar esas sensaciones, por vez primera.

–¿Cómo podría describir la evolución, filosófica en cierto modo, en su enfoque? No sé si desde el inicio tuvo claro ese código personal de expediciones individuales, sin apoyo técnico exterior.

–Desde el principio, mis expediciones en solitario han incluido ir incomunicada (sin radio, ni teléfono, ni GPS). Lo que ha cambiado es la envergadura del proyecto; la pared, el lugar, el acceso… Pero el enfoque es el mismo.

–No sé si será fácil explicar o describir qué tipo de sensaciones o pensamientos se tienen en esa soledad absoluta y qué disfrute obtiene, considerando la percepción negativa de la soledad que a nivel social se promueve hoy en día en determinada manera.

–No es solo un tema de soledad, sino de cantidad de semanas o meses que estás inmerso en esa soledad. Hay momentos más fáciles o difíciles en función de lo que estás viviendo. Los pensamientos más recurrentes serían seguir adelante aunque haya situaciones difíciles, porque en algún momento eso va a cambiar; que aún yendo sola no me siento sola (hay mucha gente, en casa, apoyando esa aventura, enviando sus mejores pensamientos) y el pensamiento de que estoy ahí por decisión propia, y es mi responsabilidad estar bien.

–En la búsqueda de nuevos retos, ¿qué planteamiento sigue? ¿Es difícil evitar un “más difícil todavía” que hasta cierto punto sea cuestión de orgullo?

–Que realmente signifique un reto. Que haya alguna cosa de la que no esté totalmente segura que soy capaz de hacer. Porque si sé que lo puedo hacer, no es motivante y tampoco es un reto.

–¿En las expediciones, o en alguna situación en concreto de riesgo, ha tenido momentos de duda, de plantearse otro tipo de metodología personal?

–En situaciones de riesgo, reaccionas en el momento, no hay mucho planteamiento ni metodología, simplemente reaccionas. Tu experiencia, formación o forma física son necesarias e importantes, pues condicionaran tu respuesta en ese momento, pero hay un amplio margen de respuesta que no es controlable. La naturaleza, la vida, la meteorología, por mucho que nos empeñemos, no son tan controlables. Hay muchas incertidumbres. Hay que aceptar que puede pasar de todo, dar margen a la improvisación, a la intuición.

–¿Qué futuro tiene el alpinismo en un planeta que se supone cada vez más pequeño, desprovisto de aventura?

–No lo sé. De momento vamos hacia un mayor control y pérdida de libertades. Libertad para escoger cómo quieres vivir una experiencia. Todo está cada vez más regulado, controlado, prohibido...

–¿En qué consistirá su conferencia en Vigo?

–Una expedición en Alaska, para escalar una nueva pared en un lugar remoto. Hablar de esa vivencia intensa, en un entorno de naturaleza salvaje.; los glaciares, la soledad, el silencio, los animales... La aventura de vivir 17 días colgada de una pared vertical, cargando 150 kg de material (en seis bultos de 25 kg cada uno), para transportar durante 36 días todo ese peso, andando 540 km entre ir y volver de la pared.