Voleibol - Superliga Masculina 2

El candidato imposible

El Vigo aspira a clasificarse este sábado para la fase de ascenso con una plantilla de trabajadores y estudiantes y un presupuesto de 65.000 euros

Ánimos en un tiempo muerto del Vigo en Coia anteel Jovellanos.

Ánimos en un tiempo muerto del Vigo en Coia anteel Jovellanos. / PABLO HERNÁNDEZ GAMARRA

Armando Álvarez

Armando Álvarez

Daniel Ortega, vigués de origen cubano, criado en el C. V. Vigo, se mudó a Madrid a mediados de 2022. Su hermano posee un par de furgonetas, con las que realizan servicios de traslado, mayormente a través de Uber. Ortega no se ha desvinculado del club olívico. Ha participado en los cinco partidos que el equipo ha disputado en la capital y otro puñado, hasta alcanzar la docena, en sus visitas esporádicas a casa. La agenda laboral decide cuándo. A uno en Coia, aunque lo había previsto, no pudo asistir. Tuvo que encargarse de los turnos de su hermano, cuya mujer iba a dar a luz. De otro partido, en la capital, se fue a la mitad. En un mes, ahora reconvertido en central, podría estar peleando por subir a Superliga. La participación del Vigo en la fase de ascenso se decide este sábado.

Ortega constituye un caso extremo pero acorde a la naturaleza amateur de la plantilla del Vigo. También trabaja Rubén Táboas, que ha espaciado sus apariciones. Los demás jugadores olívicos estudian y ajustan su ritmo de entrenamientos al calendario de exámenes. Ni siquiera los tres extranjeros quiebran la norma. El argentino Marcelo Jolivot es el único que se dedica en exclusiva al voleibol. Su compatriota Nico Robins colabora a distancia con la empresa de su padre. El colombiano Marlon Mendoz cursa inglés. Los tres viven juntos en el mismo piso que el entrenador, Pablo Parga. “Cada céntimo cuenta”, resume el presidente, Guillermo Touza.

El club afronta un momento ilusionante, difícil de sintetizar, aunque obedezca a los vaivenes de 54 años de historia. Llegó a ser el equipo más veterano en máxima categoría. Mezcló después subidas y bajadas. Sin el sostén de un patrocinador privado, se despidió por última vez de Superliga en 2014. Desde entonces ha sobrevivido gracias a sus camadas juveniles, muchas veces bordeando el desastre e incluso abismándose a él. En 2021 debió haber caído a Primera Nacional. Lo rescató una reestructuración de las divisiones.

El escenario ha experimentado un vuelco radical en estos dos años, desde el regreso de Pablo Parga a la dirección deportiva. En la pasada temporada, el Vigo quedó séptimo de diez. El crecimiento se ha acelerado en la actual. A falta de una jornada, el Vigo es tercero de doce en el Grupo A, con 46 puntos. Por delante, Cisneros (51) y San Sadurniño (47). Los dos primeros de cada uno de los tres grupos se meten en la fase de ascenso. El Cisneros, ya clasificado, recibirá en la clausura al San Sadurniño. El Vigo recibirá al colista y descendido Alcorcón. Los de Parga obtendrán la plaza si ganan 3-0 o 3-1 y el San Sadurniño pierde o si ganan 3-2 y el San Sadurniño no logra dos sets.

“Es ilusionante”, confesa Touza, que también ha traspasado el medio siglo en la presidencia. “Habíamos confeccionado una plantilla para no descender. Era nuestra previsión. La vida laboral y académica de los jugadores, que no viven del dinero del voleibol, acaba afectando en equipos como el nuestro. Con los pies en el suelo, el objetivo era no pasar apuros”.

Todo logro, bajo los parámetros de esa austera realidad, implica un precio difícil de pagar. “Mientras todo el mundo nos felicita, yo pienso en otras historias”, confiesa Touza. El ejercicio debía concluir este sábado en Coia. A los extranjeros se les habían sacado billetes de avión para el 1 de abril. La fase de ascenso alteraría esos planes. Los seis equipos disputaron dos liguillas de tres; los dos primeros de cada una se jugarían el ascenso en semifinales y ya felices, una final para decidir el campeón de Superliga 2. La fase se celebraría en concentración, con Castellón o Canarias como destinos más probables, en la tercera semana de abril. Billetes cambiados, contratos ampliados, desplazamientos, hotel... Gastos, traduce Touza. “En un presupuesto como el nuestro, ante cualquier exceso que se haga, no sabes de dónde sacar dinero”. El dirigente, si llega el caso, confía en que “algún político eche una mano” y en la imaginación de sus compañeros de directiva y de las “madres coraje” de los canteranos.

La riqueza de la cantera

La cantera es el gran patrimonio. Muchos estarán a las 18.00 de este sábado en el pabellón. “Vivimos un momento espléndido del voleibol en Vigo. Hemos tenido que cerrar las inscripciones en las escuelas deportivas municipales, pasando de las 300. Usamos los pabellones de Coia y Quirós; no nos caben. Tenemos 21 equipos compitiendo en ligas gallegas”, enumera Touza. Los ingresos que se generan se dedican a retribuir a los entrenadores.

También se dirigen a las categorías inferiores buena parte de los 110.000 euros del presupuesto del club. “Solo en inscripciones, fichas y arbitrajes le hemos pagado este año 22.000 euros a la Federación Gallega”, cuantifica. El primer equipo, ese que compite con poderosas estructuras, se ha construido con apenas 65.000 euros. Un milagro que Touza explica con su habitual comedimiento: “Se están haciendo las cosas medianamente bien”.

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