PiraGüismo

Cambridge se prepara en el Miño

Ochenta miembros de los equipos de regatas masculino y femenino de la universidad inglesa se entrenan en Castrelo para su duelo con Oxford, previsto el 26 de marzo en el Támesis

Miembros del equipo 
masculino se afanan en
el pantalán.   | // IÑAKI OSORIO

Miembros del equipo masculino se afanan en el pantalán. | // IÑAKI OSORIO / l.g

l.g

El Centro de Entrenamiento de Remo de Laias, Arnoia y Castrelo de Miño tiene desde hace un par de días acento británico. En las aguas del Miño se ha podido ver el entrenamiento del Eton College, nada más y nada menos que la institución en la que estudiaron 19 ministros de Reino Unido de renombre, entre ellos el que fuera alcalde de Londres y primer ministro del país Boris Johnson o los príncipes Enrique y Guillermo. Y ahora se puede presenciar el de otra prestigiosa universidad inglesa, Cambridge.

Parte del equipo femenino en el primer entrenamiento de la tarde de ayer. |    // IÑAKI OSORIO

Parte del equipo femenino en el primer entrenamiento de la tarde de ayer. | // IÑAKI OSORIO / l.g

Eton ha abandonado ya la comarca de O Ribeiro después de compartir durante un par de días el centro con Cambridge, no así el entrenamiento. Los técnicos de ambos colleges organizaron todo al milímetro para coincidir únicamente en ambiente social, comidas y cenas, pero nada de deporte.

Los cómodos porteos son una de las ventajas del centro de entrenamiento gallego. |  // IÑAKI OSORIO

Los cómodos porteos son una de las ventajas del centro de entrenamiento gallego. | // IÑAKI OSORIO / l.g

Así de en serio se toman los británicos una disciplina que disfrutan y practican desde hace siglos y que tiene su cita más emblemática el próximo 26 de marzo con la Boat Race, la regata en el Támesis entre Oxford y Cambridge. De hecho, tal es la competitividad que los primeros tenían la reserva en Laias para entrenar esta misma semana, pero en el centro no saben si se enteraron de que también la tenía Cambridge, sospechan que sí, y que ese ha sido el motivo de la cancelación. De esta manera, el Miño está a disposición del “light blue”, en contraposición al azul oscuro de sus oponentes.

“La competición entre Oxford y Cambridge es brutal en todo. A nivel académico es todo un hito en sí mismo, pero a nivel deportivo es aún más sorpresivo, porque lo más conocido es el remo, pero son así en todos los deportes; da igual baloncesto, fútbol o carreras de caballos, todo vale”, resume una de las remeras del equipo de peso ligero, Livia Lisi, que junto a sus compañeras prepara los 6.8 kilómetros de la Boat Race.

Se trata de una regata en la que se enfrentan las dos universidades desde 1829 y que desde 1856 es anual, con un par de excepciones, los periodos de las dos guerras mundiales y la pandemia del COVID-19. Así pues, en 2020 no se celebró y en 2021 lo hizo con un formato atípico, a las afueras de Londres y sin público, una de las piezas fundamentales del evento porque las orillas del Támesis llegan a albergar un cuarto de millón de personas que no se quieren perder el evento de tal magnitud. “Los trenes se llenan para el desplazamiento hasta Londres, te encuentras a todo el mundo. Gente que realmente no ve nunca remo, o ni siquiera sabe de qué va, conoce la regata, sabe la importancia que tiene y va para verlo allí”, destaca el capitán del barco masculino, Ollie Boyren, que además añade que es tal la cantidad de aficionados “que se ponen pantallas gigantes para poder verlo, porque llega un momento que es imposible ver incluso el río”.

Para no defraudar tanta expectación, y sobre todo por la competitividad ya histórica, los entrenamientos son muchos y complejos tanto para ellas como para ellos, porque la regata se compone de dos carreras en el mismo día, la femenina y la masculinas. En Laias realiza cada equipo tres entrenamientos en el agua, adaptando el horario a la meteorología aunque suelen ser uno a la mañana y dos por la tarde, a pesar de que alguno ha quedado para la noche. Es el caso del equipo femenino, que este mismo fin de semana salió a remar “con las luces puestas. Fue diferente y cansado”, reconoce María Victoria, otra de las remeras. Además tienen sesión de gimnasio todos los días.

En total son ochenta los competidores de Cambridge que se encuentran en las instalaciones entre staff técnico, entrenadores, preparadores físicos y los propios remeros, aunque de estos no todos llegarán a la ansiada regata. “Yo me he tenido que esforzar mucho para mejorar mi tiempo y corregir la postura. Son cosas a las que les das muchas vueltas en estas pruebas porque tenemos sesión de vídeo y pasas 15 minutos analizando cortes de uno o dos para ser seleccionada para el barco”, reconoce María Victoria.

Y es que los entrenadores sacarán la lista de convocados finalmente a finales de febrero, por lo que la presión y la exigencia están a la orden del día en el Centro de Entrenamiento, donde es la primera vez que dan paladas los de Cambridge. Dicen haberse enterado de este refugio gallego por “las conversaciones entre entrenadores y seleccionadores de otros colleges que ya habían estado antes aquí y que presumían del agua y de la infraestructura”.

Quien lo aclara es la timonel de las mujeres, Caoimhe Dempsey, que destaca que el equipo, tanto masculino como femenino, solo había entrenado en España en el municipio de Banyoles y en su valoración personal lo tiene claro: “Es un lujo tener tanto cauce, casi 12 kilómetros, para poder entrenar cómodamente. Se ve reforzado porque, a diferencia de otros centros en los que tendríamos una gran distancia al agua, aquí tenemos el pantalán en la puerta y se ahorra mucho tiempo”. Algo de lo que no van sobrados ni unos ni otros, porque el horario es estricto y eso que estos 11 días en Laias “son lo que llamaríamos vacaciones, porque una vez que volvamos a Cambridge tenemos que volver a levantarnos a las cinco de la mañana, coger un tren para ir a entrenar, porque no es en el centro, estar hasta las ocho y media y luego vuelta a nuestros estudios o trabajos; todo ello para regresar toda la tarde, cenar temprano y dormir para volver a empezar”.

La regata de peso ligero

Se preparan para el 26 de marzo, pero antes les aguarda otra prueba de fuego; la del día 20, la regata de peso ligero, misma intensidad, misma competitividad, pero menos historia. “Está cobrando peso en los últimos años porque entrenamos igual de duro, es igual de exigente y es igual de entretenido de ver”, comparte Maddy, para quien será su primera regata histórica en el Támesis.