Exiliadas en Lalín

El Carballal recibe al Valladolid en la 14ª jornada de División de Honor Plata Femenina. Es un partido de intercambio de golpes, bonito e intenso. Las pucelanas se han situado con cinco goles de ventaja. Las jugadoras de Javier Castro aprietan en defensa. Remontan y llegan un gol arriba a los últimos 30 segundos, con el balón en su poder. Pero la presión rival surte efecto y el Valladolid logra el empate definitivo a 5 segundos del final. Pese al vaivén emocional, solo un puñado de gente, entre jugadoras, técnicos y directivos, quiebra el silencio. Aunque anfitrionas, las olívicas no han jugado en Carballal. El escenario es el Lalín Arena; su exilio durante tres partidos más si el Comité de Apelación de la Federación Española no lo remedia.

Todo se origina en el Carballal-Gijón de la 11ª jornada, el 3 de diciembre. Ganaron las asturianas por 26-31. El Comité de Competición alude en su resolución a “los graves incidentes protagonizados, tanto en los minutos finales del encuentro como, a su finalización, en el exterior del pabellón deportivo”. Responsabiliza a “seguidores del mencionado club (Carballal), entre los que se encontraban familiares de una jugadora del equipo que tuvieron una participación destacada en los hechos y en los que se vertieron graves amenazas, descalificaciones e insultos, constitutivos de agresiones, tanto verbales como físicas (...) y que obligaron a los árbitros a refugiarse en un local de hostelería cercano, teniendo que solicitar el auxilio y protección de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”. Competición, en su acta 22 del 14 de diciembre, sanciona a la A.D. Carballal con 4.000 euros de multa y clausura del terreno de juego habitual por cuatro jornadas.

“A 300 metros”

Fernando Fernández, Nando, director deportivo del club, matiza: “Los hechos se producen fuera del pabellón, algo alejado, en el aparcamiento, saliendo. Y el supuesto incidente más grave se produce a 300 metros. En el club no hemos podido enterarnos de nada. Al acabar el partido, vimos una situación normal. Había gente tomando café en la cantina. En ningún momento pensamos que podía suceder algo. Y tampoco los árbitros. Si lo hubiesen creído, suponemos que ya no habrían salido del pabellón. Habrían avisado a alguien. Salieron tranquilamente y después fue cuando supuestamente los abordaron”.

Los árbitros que sufrieron el acoso, Pablo Barreiro y Christian García, son gallegos. De ahí seguramente que identificasen a familiares de una jugadora que también ejerce como anotadora-cronometradora. Competición, en el acta 21 del 7 de diciembre, mientras aún se sustanciaba el asunto principal, ya había acordado sancionar al delegado, Juan Barciela, con tres partidos de suspensión y 250 euros por no haber acompañado a los árbitros para su protección. Competición consideraba la situación “previsible” dado “el comportamiento del público en los minutos finales del encuentro”.

Nando niega esa previsibilidad. “Estábamos con labores de recogida del pabellón”, revela. “También el delegado. Como no vio ningún problema, no dio importancia a acompañar a los árbitros. Ellos tenían el coche aparcado a cierta distancia. Ese protocolo de actuación está en la normativa, pero nadie lo cumple. Nos desplazamos al sitio porque nos llamó el presidente de la Federación Gallega para avisarnos y pedirnos que fuésemos a ver qué podíamos hacer. Nos encontramos el petate montado”.

Sin margen de maniobra

De la sanción, evalúa: “Nos parece desmesurada, sobre todo teniendo en cuenta antecedentes que han sucedido en Galicia, con sanciones mucho menores por hechos que se producían dentro de pabellones como intentos de agresión. Es totalmente desproporcionada. Somos conscientes de que se ha producido algo. No vamos a decir que los árbitros se lo hayan inventado. Evidentemente no. Pero la responsabilidad del club es muy relativa. Fuera poco podemos hacer”.

“Es un gasto, un incordio... También para el equipo contrario”, indica sobre el exilio, que se debe desarrollar a 100 kilómetros del pabellón de Carballal. “Fue además una sanción precipitada. Propusimos que empezase a computar en el siguiente partido para tener margen. Para el Valladolid fue un desplazamiento en autobús más corto. ¿Pero quién se habría hecho cargo del viaje de un equipo canario, de posibles cambios de billete, con apenas dos días de antelación?”, se pregunta. “No pensaron en las consecuencias. El pabellón lo encontramos con tan poco tiempo porque el Lalín se ha portado maravillosamente. Lo agradeceremos toda la vida. Se han puesto a nuestra disposición para lo que necesitemos”.

Aún quedan tres partidos de alejamiento además de la multa. El Carballal está preparando su recurso a Apelación. “Esperemos que alguien razone y se dé cuenta del esfuerzo que hacemos por evitar estas cosas. Pero por mucho esfuerzo que pongas, hay puntos que se te pueden escapar. Y pasas de repente a tener una sanción que puede descalabrar al club”.

“El vestuario lo ha encajado mal”, indica sobre el equipo, que marcha sexto. “Es como jugar fuera de casa, con muy poco público. No queda otra que adaptarnos y seguir adelante. Pero lo consideramos injusto”.