Sintió ayer un fuerte dolor muscular en su pierna izquierda y tuvo que abandonar de forma precipitada el entrenamiento en Doha. Los indicios eran malos y a las pocas horas se convirtieron en una bomba. Karim Benzema se pierde todo el Mundial, según anunció anoche Le Parisien. Una nueva baja muy sensible para los actuales campeones del mundo que dirige Didier Deschamps. Según algunas fuentes, fue el propio delantero madridista quien, a la vista de las primeras pruebas, decidió apearse del torneo sin muchas dudas, para dar tiempo a su seleccionador a convocar a un relevo rápidamente.

La “fatiga muscular”, término acuñado por el Madrid para justificar las largas ausencias de su delantero en los últimos partidos, ha ido de mal en peor. Deschamps lo había mimado al máximo. Trabajaba al margen del grupo para evitar riesgos. Y ayer, en la primera sesión con el grupo, el Balón de Oro estaba feliz. Volvía con normalidad al trabajo con el resto de sus compañeros, integrado, además, como es lógico, en el once inicial diseñado por el técnico. Pero, de repente, notó ese dolor en el cuádriceps de la pierna izquierda y la sonrisa con la que entró al campo de entrenamiento se transformó en un evidente gesto de preocupación. Comenzó a filtrarse la seriedad de la lesión y la sensación de orfandad se instalaba en la selección francesa, castigada al máximo por la enfermería.