Desde el momento en el que se conoció la elección de la sede, el Mundial de Qatar 2022 ha sido el más polémico de la historia, por todo lo que rodea al país del Medio Oriente y sus circunstancias. Un emplazamiento hasta la fecha inédito, en un país sin apenas tradición futbolística, y en el que la presencia de aficionados queda rodeada por demasiados interrogantes, no ha hecho en los últimos años más que alzar la voz de todos aquellos que consideran que llevar allí un campeonato de esta magnitud no es lo más adecuado.

Repasamos algunas de las principales controversias que afectan a este Mundial de Qatar, qué se ha hecho para tratar de solventarlas y qué supondrán en la práctica en el campeonato.

Calor: un Mundial en otoño

En cuanto se conoció la elección de la sede, uno de los primeros interrogantes fue pensar cómo podría organizarse el Mundial en las tradicionales fechas veraniegas con las elevadísimas temperaturas que allí se producen en los meses centrales del año.

Tras un proceso de estudio del problema, en 2015 se decidió que el campeonato se disputaría entre los meses de noviembre y diciembre con el fin de reducir las temperaturas hasta un nivel más aceptable para la práctica deportiva. Además, los estadios estarán equipados con aire acondicionado, entre otras medidas para hacer más llevadera la situación.

Construcción de los estadios

El Mundial de Qatar ha hecho necesario renovar por completo las instalaciones futbolísticas en un país sin apenas tradición. Por ello, se ha optado por construir desde cero o renovar prácticamente por completo los ocho estadios que albergarán partidos de la competición, situados todos ellos en un radio muy reducido de distancia.

La construcción de estos recintos no ha estado exenta de polémica, ya que para ella, el país optó por introducir mano de obra barata procedente de países menos desarrollados (Bangladesh, India, Nepal…), obligada a efectuar jornadas de trabajo maratonianas, en condiciones de escasa seguridad y cercanas a la esclavitud.

La FIFA ha reconocido tres muertes de trabajadores en estos trabajos de construcción, aunque la comunidad internacional teme que hayan podido ser muchas más las que se hayan producido en unas obras de semejante calado.

Acusaciones de corrupción

La elección de la sede siempre ha estado salpicada por la polémica, entre acusaciones de compra de votos y de corrupción de los miembros de la FIFA con capacidad de elección. Cabe tener en cuenta que, de las 22 personas que votaron, diez han sido posteriormente encausadas por algún caso relacionado con la corrupción o la violación de ética en su labor profesional.

Qatar, no obstante, ha salido indemne de todas estas acusaciones, y podrá finalmente albergar el campeonato independientemente de que las alegaciones de compra de votos hayan quedado más o menos probadas.

Derechos de las mujeres

Las leyes del país son más restrictivas para las mujeres que para los hombres, limitando de manera notable sus opciones de vestimenta y de vínculos sociales o castigando severamente hechos como mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio.

La comunidad internacional ha alertado sobre las posibles consecuencias de mujeres llegadas de todas partes del mundo al país, si bien Qatar se ha apresurado a intentar transmitir el mensaje de que tendrán capacidad para actuar conforme a un modo de vida basado en derechos y libertades.

Derechos LGTBI

La homosexualidad es ilegal en Qatar y la Sharia dicta que es incluso penalizable con la muerte. Eso ha hecho plantearse si la presencia de aficionados LGTBI en el campeonato será algo permitido o no por parte de las autoridades cataríes.

Varios han sido los capitanes de selecciones que han mostrado su intención de lucir en sus brazaletes los colores de la bandera arcoíris a modo de apoyo a la causa ante las limitaciones vigentes en el país. No está claro, sin embargo, si los aficionados podrán mostrar estas banderas o mensajes reivindicativos en los estadios.