El destino humano se escribe de izquierda a derecha, ignorando qué sucederá a continuación. Sobre los hechos consumados se leerá su laberinto como si todo hubiese respondido a un plan. Unos padres regalan una mesa y unas palas a una niña en la Navidad de Mendoza, la provincia argentina recostada sobre los Andes. Ocho años más tarde, a 10.300 kilómetros, esa criatura ya crecida comparece en el otoño gallego, haciendo historia. Flor Chirino, internacional argentina, se ha convertido en la primera jugadora extranjera y profesional del C.T. M.Mos. A ella confía el club sus aspiraciones de ascenso a División de Honor Femenina.
Samuel Pereiro abrió las instalaciones de Always T.M. en 2018. En 2019 fundó el club que ha permitido a su medio centenar de alumnos federarse y competir. El Mos abarca todas las modalidades, incluyendo el tenis de mesa adaptado. Superado el marasmo de la pandemia, el equipo femenino compite en Primera División desde 2021. Es la tercera categoría; por encima, División de Honor y Superdivisión.
En la escuadra milita la sénior María Lopez, “referente del grupo” según Pereiro. Intenta dosificarse para abrirles hueco a las jóvenes. La acompañan las infantiles (14 años) Sara Alfaro y Carmela Sanmartín y la alevín (11 años) Maia Lomba. El entrenador planifica a medio plazo. Anticipa que Sara y Carmela necesitarán pronto alicientes. “El año que viene será su último en infantil. Sería importante que pudiesen competir a un nivel más alto. La idea es intentar ascender”. Entiende que el club podrá asumirlo, si lo logran, aunque “la financiación sería costosa. El presupuesto se dispara. En División de Honor viajas por toda España y el nivel de las jugadoras también aumenta”.
Antes del problema económico irrumpe el reto deportivo. Ocho equipos gallegos y cuatro canarios compiten en el grupo I de Primera en sistema de concentraciones. Los tres primeros se clasificarán para la fase de ascenso. Pereiro ya había asumido durante la planificación veraniega que sus jugadoras necesitarían apoyo. El remedio llegó desde el otro lado del Atlántico. “En junio se nos ofrecieron cuatro argentinas. Ahora mismo están intentando venir los máximos jugadores posibles a Europa. Firman convenios; por ejemplo, con el club luso de Mirandela, y vienen a entrenar durante todo el año”.
A Flor Chirino no le concedieron beca para la mudanza a Portugal. “Buscó otro sitio. Las competiciones en Sudamérica son mínimas”, explica Pereira, cuyo aprecio sí se ganó: “Viendo vídeos y lo que buscaban ellas en Europa, nos decidimos por Flor. Es una chica de 19 años recién cumplidos, número 5 de Argentina. Su objetivo es subir su nivel; el nuestro, que las pequeñas tengan un referente. Comprobamos que es muy luchadora y eso es importante para que las niñas puedan reflejarse en ella. Siempre hay que luchar todos los puntos”.
Flor recuerda bien aquella primera mesa que le regalaron por Navidad, sin saber que influiría tanto en su existencia. “Me fue gustando”, relata. Se enroló en un club mendocino, progresó y a los 15 años comenzó a entrenar en Buenos Aires. Al principio, una quincena al mes; desde hace dos años ha fijado su residencia en la capital.
Flor descolla en el combinado argentino sub 19 y ya que número 5 del país, ha figurado de momento como suplente con las séniors. Necesitaba un nuevo impulso en esta encrucijada de su carrera. “Hacía un buen tiempo que estaba buscando un club. Ninguno me llegaba a convencer de todo. Mos es el que mejor me convenía por su técnico, lugar de entrenamiento, el tenis de mesa que hay en Galicia y la cercanía con Portugal”.
Otros internacionales que habían probado la experiencia galaica la animaron. “Estuvieron acá hace unos años. Por ellos supe que llovía mucho, que Vigo era una ciudad linda y que siempre habían sido bien recibidos...”. Estableció esa conexión en junio y aterrizó en Mos el pasado 23 de octubre. “Me estoy sintiendo muy cómoda”, asegura.
Pronto ha tenido que exhibir su calidad. El Mos inició la liga el pasado fin de semana, en una concentración contra los dos equipos del Cidade de Narón, Coruña y Oroso. El equipo mosense firmó tres victorias y una derrota. Solo cayó ante el Cofersa Cidade de Narón, al que llegó a dominar por 2-0. “Es el rival más fuerte de la categoría. Lo tuvimos muy de cara pero se nos escapó”, lamenta Samuel Pereiro, satisfecho en general con el balance, aunque ya acota: “Al ser sus primeros partidos en Europa, los nervios y la presión impidieron a Flor jugar al nivel que puede”. Pese a todo, el balance de la argentina fue de 7-1.
Quedan cinco concentraciones, con diferentes composiciones, y el Mos organizará dos. “Todos nos va muy bien, diría yo”, evalúa Flor, a cuya estancia dedica el club parte de un presupuesto que se sostiene sobre subvenciones de Deputación, Xunta y Concello. Ya están negociando con patrocinadores privados. Samuel Pereiro observa el futuro con optimismo: “Yo creo que sí se puede ascender”.