La Fiscalía de Delitos de Odio pide dos años de cárcel para un aficionado del Real Club Deportivo Espanyol acusado de proferir insultos racistas para humillar y menospreciar al delantero del Athletic de Bilbao Iñaki Williams en un partido de la Liga en el estadio de Cornellà-El Prat en enero de 2020.

En su escrito de conclusiones provisionales, el fiscal atribuye al acusado, K.G.B., un delito contra los derechos fundamentales y libertades públicas, en su modalidad de lesión de la dignidad de las personas por motivos racistas y contra la integridad moral, por el que también le pide una multa de 5.475 euros y que durante los cinco años posteriores a la pena de prisión no pueda entrar a ningún estadio de fútbol ni ejercer la docencia deportiva y de tiempo libre.

Este incidente racista ocurrió el 25 de enero de 2020, durante la disputa de un partido de Liga entre el Espanyol y el Athletic Club en Cornellà-El Prat, cuando entre las 14.26 y las 14.28 horas de la tarde Iñaki Williams, un jugador negro del equipo visitante, fue sustituido y recibió abucheos y "manifestaciones de menosprecio", como simular los gestos de los primates y gritos repetidos "uh, uh, uh, uh", onomatopeya que imita el sonido que emiten los monos.

Los abucheos procedían de una parte del estadio blanquiazul situada en el sector 108 de la grada, donde se encontraba K.G.B., de nacionalidad española, quien "personalmente, entre muchos", según la Fiscalía, actuó "obrando con evidente desprecio al color negro de la piel del jugador".

De esta forma, según la Fiscalía, el acusado profirió gritos y escenificó "gestos de menosprecio de carácter racista" contra Williams, generando en el futbolista "sentimientos de frustración, vergüenza, y humillación", con el consiguiente menoscabo de su dignidad.

En su escrito, el fiscal de delitos de odio de Barcelona, Miguel Ángel Aguilar, sostiene que estos sonidos imitando a los monos, como es "público y notorio", han sido proferidos en varias ocasiones por grupos de aficionados de distintos países "para ofender públicamente a futbolistas de color de piel negra durante el transcurso de un partido de fútbol".

Humillación

En marzo del pasado año, Willams aseguró al juez, en su declaración por videoconferencia durante la fase de instrucción, que se sintió "humillado" por los insultos racistas y que le indigna que hechos de esta naturaleza se sigan produciendo en el siglo XXI.

De hecho, el fiscal subraya que los insultos racistas se produjeron ante los 27.318 asistentes que habían acudido al estadio blanquiazul y ante una audiencia televisiva que se estima en casi 210.000 espectadores, además de una cifra "masiva" de oyentes que los pudieron escuchar por la radio.

En su escrito, la Fiscalía solicita que se archive la causa para el segundo acusado por estos cánticos racistas, ya que en su caso durante la instrucción no se han obtenido indicios suficientes de criminalidad por su parte.

La causa se abrió a raíz de una querella pionera de la Fiscalía de Delitos de Odio de Barcelona por insultos racistas en la grada de un partido de fútbol, después de una denuncia presentada ante el ministerio público por la Liga Nacional de Fútbol, que se personó como acusación.

La Fiscalía encargó una investigación a los Mossos d'Esquadra, que lograron identificar a los supuestos autores de los insultos tras examinar las imágenes de las cámaras de seguridad y gracias a la información facilitada por el RCD Espanyol sobre los titulares de las localidades de donde procedían los gritos.

Las investigaciones policiales permitieron identificar a tres seguidores presuntamente relacionados con los insultos racistas, uno de ellos menor de edad.

Finalmente, de los dos adultos, la Fiscalía únicamente ha acabado acusando a uno de ellos, por la falta de pruebas sobre el segundo.