El ascendente de Laprovittola no para de crecer en el Barça, más aún cuando la ausencia de Mirotic se extiende más allá de lo que podría esperarse. El talento único del base argentino, autor de 25 puntos, permitió al equipo azulgrana sacar adelante un partido espeso y complicado frente al Lenovo Tenerife (67-65), de un marcado perfil defensivo, que cortó la racha victoriosa del cuadro canario, hasta ahora líder invicto de la Liga, y en el que Paulí y Nnaji tuvieron minutos de protagonismo.

Hay días en los que los partidos se transforman en un engrudo difícil de digerir, como sucedió este domingo en el Palau. Suelen coincidir con esos días en que los dos equipos se vuelcan en el trabajo defensivo. El objetivo es cerrar la canasta, cueste lo que cueste, aunque sea con argamasa. Y en eso, los dos equipos son especialistas. Es la sublimación de las pizarras de los entrenadores. En los siete primeros minutos solo se habían producido cuatro canastas. El resultado al descanso fue una oda a la racanería (27-25). Jasikevicius y Txus Vidorreta igual lo disfrutaron. Pero fue un suplicio para los espectadores, que merecían algo mejor de dos equipos que peleaban por el liderato de la Liga.

No solo fue un triunfo de las defensas. También aportaron lo suyos los jugadores, con imprecisiones, espesura, malas elecciones de tiro. Solo el talento de Laprovittola y Jokubaitis en el bando azulgrana y Sasu Salin, en el equipo tinerfeño consiguieron escapar a los grilletes tácticos y a la dureza física de un partido de tanta espesura y los que permitieron cierta alegría.

La aportación del jovencísimo James Nnaji también fue una nota positiva en el Barça. Con solo 18 años y un portentoso físico encontró un terreno inmejorable para demostrar sus cualidades. Titular de inicio, dominó el rebote con autoridad y protegió el aro con fiereza, igual que lo interesnate la frescura y el dinamismo de Oriol Paulí.

Cansancio y bajas

Como eximente de la mala imagen colectiva, puede argumentarse el cansancio en el lado azulgrana, en su tercer partido de la semana. Pero además, fue de esos días en los que el Barça echó mucho de menos a Mirotic, aún en proceso de recuperación, y también a Abrines, que era de los jugadores más acertados en las últimas semanas, y que se quedó en la banda por un codazo en la cabeza que recibió el jueves en Kaunas.

Mejoró la claridad ofensiva del Barça en la reanudación, sobre todo, por el empeño de Laprovittola, el único jugador diferente en el banquillo catalán y de los pocos capaces de generarse su propia canasta. Ocho puntos suyos, unido a un triple de Paulí, dieron paso a los mejores minutos azulgranas (40-29, m. 25) y demostraron la conexión del base argentino con la grada del Palau.

Paulí, mientras, jugó sus mejores minutos desde su regreso y se desempeñó un papel del que no acaba de adueñarse Higgins, errático un día sí y un día no, que no acaba de encontrarse cómodo en la pista, como tampoco parece conseguirlo Satoransky, uno de los fichajes rutilantes de la pretemporada, que solo sumó un rebote en 19 minutos.

Frente a ese mejor desempeño azulgrana en los minutos finales, el Tenerife también encontró el camino de los triples para responder y rebajar el daño (48-42m . 30). Pero sin el fuelle y la energía de su rival, vio como le escapaban sus opciones desde el control absoluto que ejerció el Barça del rebote (44 frente a 35). El equipo de Jasikevicius se encomendó en el tramo final al talento ofensivo de Laprovittola y a un último esfuerzo en defensa para amarrar un triunfo sudado de principio a fin.