El pasado verano, mientras la mayoría de los ojos del mundo estaban puestos en la decisión que Mbappé tomase sobre su destino el Manchester City cerró por 60 millones de euros (más una cifra indeterminada en comisiones) el traspaso del futbolista que va camino de reventar todos los records anotadores que se conocen en el fútbol. Haaland y sus casi doscientos centímetros han entrado en la Premier como una estampida de búfalos. Su triplete ante el United en el derbi de Mánchester –el primer gran partido mediático en el que participaba desde que se convirtió en futbolista del City– es la última de las barbaridades protagonizadas por este noruego. En solo ocho jornadas de Liga ha firmado catorce goles (diecisiete si sumamos los conseguidos en lo que va a Champions) y en los últimos tres partidos como local ha anotado tres goles. Nada conocido se parece a este auténtico “ciborg del gol”, una máquina que va derribando defensas de forma incansable gracias a su mezcla de fortaleza, potencia, puntería e intuición para moverse en el área y cazar cualquier cosa que vuele sobre ella.

Este fin de semana en Inglaterra sacaban una estadística terrible: el número de partidos que buena parte de los grandes delanteros de las últimas dos décadas necesitaron para anotar tres tripletes. El más precoz había sido Michael Owen que precisó de 48 partidos mientras que otros futbolistas como Van Nistelrooy tardaron 59 partidos, 83 Shearer, 102 Harry Kane y alguien como Cristiano Ronaldo tuvo que esperar más de doscientos para lograrlo. Pues bien, Haaland lo ha logrado en solo ocho jornadas. Explica bien a las claras la dimensión que va camino de alcanzar un jugador que ha convertido al Manchester City en una máquina aún más temible. Un delantero como él era justo lo que necesitaba Guardiola, acostumbrado en ocasiones a no traducir en el marcador el sometimiento que ejecía sobre el rival o a abusar de esos “falsos nueves” que le privaban del uso de un rematador convencional. Con Haaland se acabaron las bromas. Se juega con un nueve puro y esta vez al rival no se le indulta. Ya se encarga de ello el noruego. Como ayer apuntaba @2010MisterChip (especialista en estadísticas) Haaland ha anotado catorce goles en la Premier en apenas dieciocho remates a portería. La secuencia es colosal: gol, gol, gol, gol, gol, gol, gol, parada, parada, gol, parada, gol, gol, gol, parada, gol, gol y gol. Todo ello en poco más de 600 minutos, un gol cada 47 minutos. En el fútbol profesional Haaland lleva 153 goles en los 149 partidos que ha disputado repartidos con la selección noruega, el Salzburgo, el Borussia de Dortmund y el Manchester City. Esa media salvaje parece que va a saltar por los aires mientras milite en un equipo como el británico, acostumbrado a avasallar rivales.

El rendimiento de Haaland ha motivado que la directiva del Manchester City, según Daily Star, esté valorando la opción de renovar el contrato del delantero noruego, que expira en 2027. De firmarse una ampliación, quedaría sin efecto o sería más difícil su traspaso al Real Madrid dentro de dos temporadas, con el que se había especulado con arreglo a una cláusula en su contrato, que le permitía marcharse en 2024 a cambio de 180 millones de euros. El equipo blanco se inclinó en verano por Mbappé y rechazó a un futbolista que tampoco tenía claro que le conviniese el traspaso a España. El City fue su primera elección consciente de que se iba a forrar a goles. Sus cálculos seguramente se quedaron cortos.