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VELA - Vaurien

“Papá, ¡vamos que nos ganan!”

Pablo Cabello agradece “el regalo” que su hija Isabel le dio al regatear con él en la Copa de España de Combarro, donde además se alzaron con el título de campeones

Pablo Cabello y su hija Isabel, en el Náutico de Vigo. | // JOSÉ LORES

Con un excelso palmarés, con títulos como el de campeón del mundo absoluto en Gudowo (Polonia) en 2017, con Javier Lago; o el de campeón del mundo júnior en Setúbal (Portugal) en 1995, con Nacho Campos; Pablo Cabello viene de conquistar uno de los títulos que más le ha emocionado a lo largo de su prolífica carrera: el pasado fin se semana se proclamó en Combarro campeón de la Copa de España de Vaurien y lo hacía con su hija Isabel como tripulante. “Me ha hecho un regalo”, dice el vigués, con una mezcla de orgullo y sorpresa por ese título en una Copa de España en la que se midieron a rivales que venían de participar en el reciente Mundial de Vaurien disputado en Vigo.

Veníamos de hacer el Campeonato Gallego en As Pontes juntos y como Isabel todavía no ha empezado la liga (es jugadora de baloncesto), nos decidimos a probar”, explica Cabello sobre su presencia en la Copa de España junto a su hija mediana. “El Autonómico nos sirvió de entrenamiento; como estuvimos a gusto pues hicimos la Copa, a ver qué pasaba. Y ganamos”, dice con evidente sorpresa.

Una sorpresa que el regatista del Náutico de Vigo califica de “agradable” porque “la Copa fue una competición de mucho nivel, con gente muy buena, que venía de competir en el Mundial”. Incluso subraya que “no debería haber sido nuestro puesto, pero la verdad es que desde la primera manga estuvimos muy cómodos, nos compenetramos muy bien”, destaca. “La primera manga fue sorpresa; la segunda, no tanto y a partir de ahí ya dijimos: ¡a ver si ganamos!”. Y lo lograron.

Isabel Cabello, de 14 años, es la hija mediana de los tres vástagos del regatista. Aunque su prioridad es el baloncesto (juega en el equipo cadete del Celta) ha descubierto en el vaurien un talento innato como regatista y, a la vez, ha hecho realidad uno de los sueños de su padre: “Siempre me hizo ilusión que mis hijos navegasen conmigo”, reconoce. “Siempre se han criado encima de un barco; bueno, más bien en las carreteras siguiendo a su padre por las regatas adelante, pero están familiarizadas con todo esto”, subraya. “Sucede que tanto Isa como su hermana son tamaño XXL y no tendrían mucho sitio en un optimist o en una categoría infantil y en el baloncesto, además, encuentran más su sitio”, asume Cabello.

Los Cabello, durante una de las mangas de la Copa de España. | // JUAN CABALLERO

Pero aunque su presente y puede que su futuro estén en una cancha, él aprovecha cualquier oportunidad para sacar a navegar a su prole. “Podía haberlo hecho perfectamente con Teresa (su hija mayor), que tiene un poco más de experiencia, pero es que empieza a ser ya demasiado grande para navegar conmigo y, además, ya tenía partidos de liga (también juega en el Celta). Así que nos fuimos al lío Isa y yo”, afirma. Alguna regata de verano y el Autonómico habían sido todo el entrenamiento previo para esta Copa de España, a la que se presentaban sin pensar en el resultado. “A estas alturas de mi vida no diré que no me hace ilusión ganar, porque soy competitivo, pero no era lo importante”, asegura. “Poder competir con mi hija era muchísimo más importante, con independencia del resultado que fuéramos a obtener”, dice Cabello, bronce en el reciente Mundial de Vaurien disputado en Vigo y en el que contó con David Fernández como tripulante.

“Pensábamos que un resultado probable para nosotros podría ser un quinto o un sexto puesto, lo que pasa es que Isa no cometió ningún fallo”, destaca. Para Cabello, esa fue la clave de ese primer puesto en Combarro, ante tripulaciones con más experiencia. “Me sorprendió lo que ha evolucionado, el nivel de madurez que ha adquirido y el nivel de confianza que ha tenido en su padre; además de lo competitiva que ha sido. Yo le tenía que decir: ‘hija, descansa’. Y ella me decía que no, que si no nos ganaban”, añade.

PABLO E ISABEL CABELLO, EN EL NÁUTICO. JOSE LORES

La regularidad fue la tónica del tándem formado por los Cabello (padre e hija) firmando una serie de 2-1-2-2-1-1-5-2-1, descartando el peor resultado, y dejando en su haber un total de 12 puntos. Así que ahora, antes de que Isabel se centre del todo en el baloncesto, intentarán ver “si nos da tiempo a hacer una clasificatoria gallega, que es en Sada dentro de 15 días”, anuncia:

“Luego, ella se tiene que dedicar a lo suyo (baloncesto) pero ya nos quedamos un poco entrenados para el futuro”. Y es que Cabello se encuentra en un periodo de reflexión tras el Mundial en la ciudad olívica. “Teníamos planificado hasta ahí, ahora hay quedarle una vuelta”, dice. El objetivo a largo plazo será el Campeonato del Mundo del próximo año, que será en Francia. “Esta Copa de España era en casa, pero no es lo mismo irte a navegar a Le Havre. Tenemos que madurar las cosas a nivel padre-hija y ya veremos qué hacemos”, dice sobre la posibilidad de formar equipo con Isabel.

Pablo e Isabel Cabello, en la entrega de premios de la Copa de España. Juan Caballero

De todos modos, ya se muestra agradecido por la oportunidad que la vela le ha dado de compartir esta experiencia con su hija. “No es mi primera Copa de España, pero esto a mí sí que me faltaba por hacer. Es una ilusión que tenía ahí e Isa me ha hecho un regalo muy grande y, por encima, la hemos ganado. Esto me motiva mucho más que el propio resultado”.

Isabel Cabello, por su parte, reconoce que no se lo pensó demasiado cuando su padre le propuso participar en la Copa de España de Combarro. “Me apetecía hacer alguna regata con él, alguna importante. Era algo divertido poder competir con mi padre y me hizo mucha ilusión cuando ganamos”, destaca entre tímida e ilusionada.

Aunque la Liga Gallega cadete de baloncesto sea su prioridad, no descarta repetir experiencia con su padre, quien, a cambio también va a los partidos a ver a sus tres hijos (el pequeño también) jugar al baloncesto.

Era algo divertido poder competir con mi padre y me hizo mucha ilusión cuando ganamos

Isabel Cabello

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Para Cabello la principal ventaja a la hora de llevar a Isabel como tripulante es su gran condición física. “Tiene una psicomotricidad fuera de lo normal. Esta niña ya nació con músculos, en lugar de ser un bebé gordito ya era cachas y en los parques infantiles ya andaba escalando por ahí cuando era una renacuaja. Y si, además, tiene la facilidad de escuchar, de no dudar, el resto va rodado”.

Cabello destaca que “el verdadero valor” de esta experiencia es que Isabel “coja confianza no solo en el barco, sino para todo en la vida. Parece que es tímida, callada, reservada, y eso puede dar una primera imagen de debilidad, pero es todo lo contrario. Es fuerte mentalmente, se concentra muy bien, se esfuerza a tope... No le puedo pedir más”.

Confiesa que él empezó a navegar, siendo niño, porque “tenía miedo al agua”. “No me podía acercar a la orilla y me curaron de esta manera, metiéndome en cursos de vela”, asegura. Santo remedio, porque es uno de los referentes de una clase que para él “forma parte del patrimonio de esta ciudad”.

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