Menos de 24 horas después de conseguir una histórica medalla de plata en los Juegos Europeos de Munich, el remero moañés Rodrigo Conde y su compañero Aleix García ya estaban en Banyoles (Girona) entrenando de nuevo. El siguiente objetivo que se marca la pareja española es el Campeonato del Mundo que se celebrará en apenas un mes en Racice (República Checa). Allí no se conformarán con una plata e intentarán disputarle el oro a los hermanos Sinkovic, que son los grandes dominadores en el doble scull. “En el mundial vamos a pelear por el oro, las condiciones de la pista de Racice creo que son mucho más favorables para nuestras condiciones”, explica desde Banyoles el deportista de Moaña.

Rodrigo Conde (izq.) y García con sus medallas de plata. | // EFE

La plata lograda el domingo es muy especial para la pareja española del doble scull pesado. Conde y Aleix García se han compenetrado en un tiempo récord. “No somos solo compañeros, somos como hermanos y nos apoyamos mucho, dentro y fuera del agua”, asegura el de O Morrazo. La medalla lograda en Munich “sabe muy bien” y tiene connotaciones especiales. “No era un Campeonato de Europa, sino los Juegos Europeos y eso tiene más repercusión y relevancia”, destaca.

El objetivo de Conde y García era subirse al podio. Sabían desde el principio que en condiciones normales podían luchar por las medallas: habían ganado a todos sus rivales, salvo a la pareja croata formada por los hermanos Martin y Valent Sinkovic. Una vez conseguido el billete para la final el plan estaba muy claro y, sobre el papel, sencillo: “Sabíamos que teníamos que salir muy potentes desde el principio porque nosotros tenemos muy buena velocidad en las puntas de la regata, mientras que ellos son más fuertes en el centro. Nuestras oportunidades pasaban por salir muy fuertes, ponernos por delante y a partir de ahí aguantar, aguantar y aguantar”.

La primera parte de la estrategia funcionó, pero en el tercer 500 metros los Sinkovic consiguieron rebasar a la pareja española y meterle dos segundos de diferencia, que fue la ventaja con la que cruzaron la meta. “Ellos también tiran de la confianza que les da el hecho de que nunca les haya ganado nadie. Además las condiciones de la regata en la final fueron desfavorables para nosotros: somos la pareja más pequeña de todos los competidores y era una pista complicada, con el agua muy dura, con muchísimo viento en contra”, expone Rodrigo Conde.

En el mes de mayo la pareja española ya logró bronce en una de las pruebas de la Copa del Mundo, una carrera en la que antes de empezar los Sinkovic les preguntaron quienes eran y les desearon suerte, aunque no tanta como para que les ganasen. Desde entonces los croatas ya saben perfectamente quienes son Rodrigo Conde y Aleix García. “Quizás lo más gratificante de todo es que ellos, que son nuestros ídolos desde que éramos pequeños, nos feliciten por lo cerca que estuvimos de ganarles y estar con ellos en el podio en Munich”, asegura Conde.

Una admiración que sin embargo no afecta ni un ápice a la ambición del doble scull español de cara al Campeonato del Mundo en la República Checa. Les queda un mes de trabajo “para pulir una serie de detalles que creemos que nos pueden dejar más cerca de ellos o incluso superarles”. Lo que está claro es que en Racice las condiciones de la pista son más favorables para Conde y García, que además no se esconden. “No nos conformamos con la plata, vamos a intentar ganar el oro”, afirma con convencimiento el moañés.

Si lo consiguen está claro que los Sinkovic ya no les preguntarán nunca más quiénes son.

“Ningún camino de rosas conduce a la gloria”

“Ningún camino rosas conduce a la gloria”. Una afirmación contundente y que resume a la perfección la trayectoria del remero moañés. La define tan bien que es la frase elegida para su estado en su perfil de Whatsapp. En febrero de 2021, a las puertas de los Juegos Olímpicos de Tokio y con la clasificación conseguida desde hacía tiempo, decidió renunciar debido a los problemas que tenía para mantenerse dentro del peso ligero. Una decisión valiente en la que pesó su salud física y mental. “Era una decisión que tenía que adoptar sí o sí. Cada vez estoy más convencido de que el único problema fue no tomarla antes. Si la hubiese hecho a principios de año y no a pocas semanas de la repesca a lo mejor habríamos conseguido la clasificación para Tokio con este barco. Es la única pena que me queda porque llegamos a la repesca y quedamos cuartos, a tres segundos. Nos quedamos a las puertas de los Juegos”, explica Rodrigo Conde con la perspectiva que da el tiempo.