Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fútbol

Recluta de jueces

La delegación de Vigo inicia una campaña de captación con el objetivo de elevar su número de árbitros de 170 a 220

Elena Casal y Javier Figueiredo, referentes en la delegación arbitral de Vigo. FdV

La delegación en Vigo del Comité Técnico Gallego de Árbitros ha iniciado una campaña de captación. La directiva que preside Francisco Soto intenta remediar la tradicional escasez de efectivos, agravada por la pandemia. “Es un hobby que lo tiene todo”, anima Soto. “Haces deporte, ganas dinero, conoces gente en un ambiente sano, maduras como persona con experiencias vitales, entras gratis a todos los partidos en los campos gallegos y los que valgan pueden tener una carrera profesional”. Asegura que aquella hostilidad hacia la figura arbitral que arredraba en otras épocas ha ido menguando.

La concepción del árbitro en el fútbol como mal necesario, víctima además en tantas historias de violencia física y verbal, es un vestigio que solo late como eco y en todo caso una batalla pedagógica que se está ganando. “Cuando eres padre, te preguntas cómo vas a meter a tu hijo en esa jauría de todos contra él. Es lo que se ve desde fuera. Puede pasar. Pero en pleno siglo XXI la situación no tiene nada que ver”, asegura Soto. “Los árbitros son cada vez más respetados y disponen de más herramientas. La educación actual no es la de otros tiempos. Ya se ven recriminaciones a los aficionados que insultan. Empieza a existir sensibilidad”.

Participantes en las últimas pruebas de ascenso a Segunda y Primera Autonómica.

Las prevenciones contra el arbitraje han provocado una carestía habitual, que se ha acentuado en tiempos de COVID. Al retraimiento social se unieron restricciones como la obligación de mascarilla. En fútbol no se permitía siquiera el silbato electrónico, lo que dificultaba la ejecución. La delegación viguesa dispuso la pasada temporada de 170 árbitros. El colectivo tenía que gestionar cada fin de semana más de 400 partidos. Considerando las categorías en las que se prescribe el trío, era una media de cuatro partidos por árbitro. “Es demasiado”, evalúa Soto. “Necesitamos recuperar a la gente de antes de la pandemia y nuevas hornadas”. La cifra ideal se sitúa en 210 o 220 árbitros.

De ahí la campaña de captación, que se sustancia en el ambicioso objetivo de reclutar entre 60 y 70 árbitros nuevos. La renovación suele rondar el 90%. El 10% restante corresponde sobre todo a jóvenes que se mudan por estudios o trabajo a otras localidades: “Es difícil que se descuelguen pero cambian de delegación”.

Cartel de la campaña de captación.

La delegación viguesa ha convocado a los interesados al inicio de sus cursos intensivos el 18 de agosto en su local de Manuel de Castro. Un directivo recibe a los candidatos, y a sus padres sin son menores de edad que acude acompañados, y les realiza una breve entrevista. Antonio Domínguez impartirá las clases martes y jueves de 20.00 a 21.00. El curso cuesta 30 euros y la colegiación, otros 40. La ropa se paga aparte y está subvencionada. Al concluir se inicia la actividad, aunque la formación será continua, con una hora semanal de clase cada jueves para todos los miembros de la delegación. También se proporciona preparación física tres veces por semana alternando Coia y Castrelos. Los novatos comienzan como asistentes de otros árbitros. El siguiente paso consiste en dirigir en las categorías inferiores de fútbol 8. El que muestre cualidades puede saltar dentro de la primera campaña a infantiles o cadetes. Soto advierte: “Desde el minuto 1 el árbitro cobra la cuota que corresponda”. Otra ventaja añadida es la disponibilidad de entradas para Balaídos gracias al convenio con el Celta.

Elena Casal, dirigiendo un Barcelona-Athletic Club.

No se promociona tanto lo crematístico como el enriquecimiento personal. La edad óptima para iniciarse está entre 14 y 18, sobre todo si uno pretende progresar en el escalafón hasta la profesionalidad. Pero no existen límites. En los cursillos conviven adolescentes y cincuentones. A los mayores de 45 se les limita a pitar en categorías base y veteranos. Pero a todos se les ofrece el clima familiar, de clan, que se respira en el gremio; la madurez que implica aprender a tomar decisiones y vivencias como las visitas a la delegación de árbitros de élite: Hernández Hernández, Munuera Montero, Figueroa Vázquez...

Francisco Soto admite que falta esa estrella que contagie y enganche. Taboada Soto, que se retiró en 1993, ha sido el último en Primera División. David Pérez Pallas se quedó en Segunda antes de pasarse al VAR. “Es un déficit histórico”, reconoce el dirigente. Elena Casal es la gran referente actual, en máxima categoría femenina. “Y tenemos a Adrián Díaz, asistente en Segunda, y mucha esperanza con Javi Figueiredo; un árbitro muy joven, que este año pitó fase de ascenso a Primera RFEF y no subió de casualidad”. En agosto esperan acoger en el regazo a nuevas Elenas y Adrianes, nuevos Figueiredos y quizá, entre ellos, al fin al nuevo Taboada Soto.

Compartir el artículo

stats