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Atletismo

La maldición de los galgos

El cierre de Balaídos en agosto complica a Roi Martínez la preparación de un encuentro internacional en Múnich - Los velocistas, víctimas de las penurias del atletismo vigués

Roi Martínez, durante una competición.

Jamás se corren metros lisos en Balaídos aunque el estadillo lo proclame. Abundan los obstáculos. Los atletas batallan contra carencias y restricciones. A los velocistas se les opone además la tradición olívica. Alberto Salgado pastorea al grupo adolescente que domina el escenario gallego. Uno de sus discípulos, Roi Martínez, ha sido convocado por la Federación Española. Competirá en 200 metros en un encuentro internacional sub 20 que se celebra en Múnich el 13 de agosto. Los mejores talentos españoles de su edad se medirán en diferentes modalidades a alemanes, austriacos y suizos. Salgado posiblemente deba vagabundear por los alrededores con Roi para preparar el evento. Balaídos cierra en agosto.

Roi Martínez y su entrenador, Alberto Salgado.

Roi Martínez y su entrenador, Alberto Salgado. Armando Álvarez

Cosas de la época. En la canícula se organizaron pruebas hasta el cambio de siglo. Y las pistas siguieron abiertas después, o a demanda, mientras la Federación Gallega controló las instalaciones municipales. El Concello recuperó la gestión en 2015 y la entregó en concesión a una empresa privada. Desde 2018 se cierra en agosto. Otro agravio al atletismo, que espera la reforma de Balaídos desde 2008, cuando el nuevo gobierno autonómico congeló el convenio pactado con el bipartito. Balaídos entró en el purgatorio de las comisiones de estudio, las rebajas, su vinculación y desvinculación al estadio de fútbol, las acusaciones mutuas entre PP y PSOE tras la invalidación del PXOM... Catorce años después, la Xunta ha licitado la instalación en el Ifevi de un módulo cubierto que se había pensado para Balaídos en el proyecto original. Y el adecentamiento de las pistas sigue enmarañado en los reproches y los cálculos de financiación.

Lista de prohibiciones

Varias generaciones han crecido y se han ido retirando en este Balaídos languideciente. Importa lo grueso, que es la necesidad de una infraestructura moderna, y lo menudo, que es la gestión de lo que se conserva. Los atletas han criticado diferentes normas: la prohibición de entrenarse sin camiseta y de hidratarse en la pista pese a los calores, la prohibición de emplear la calle 1, la prohibición de que los entrenadores usen bicicletas para marcar el ritmo a sus corredores, que las pistas solo abran martes y jueves entre semana...

La clausura de agosto es otra queja. Afecta especialmente a los que afrontan competiciones ese mes. Los entrenadores David Gómez y Manu Ageitos y la paralímpica Susana Rodríguez Gacio compartían ayer su malestar en redes sociales. Ageitos debe preparar a Alice Finot, que de madrugada participaba en la final mundialista del 3.000 obstáculos, para el Europeo de Múnich. Y en 3.000 del Mundial sub 20 de Cali estará otro pupilo, Pedro Vázquez. A Vázquez le alivia que se irá concentrado días antes. Susana Rodríguez Gacio preparará en Sierra Nevada el 1.500 que le aguarda en septiembre. Roi Martínez no tiene ese alternativa.

Roi Martínez.

Roi compone junto a Erik Fernández –ambos nacidos en 2003– y Martín Barcia –2004– el talentoso grupo de especialistas en el hectómetro y doble hectómetro que dirige Alberto Salgado. Roi llegó del Atletismo Porriño sin pasar apenas por la escuela celeste, donde sí destacaron Erik y Martín. Los tres coparon el podio de ambas pruebas en el último Campeonato Gallego de su categoría, con Roi y Eric intercambiándose el primer puesto.

“Los tres poseen cualidades físicas importantes”, describe Salgado. “Martín es un chico con más fuerza; Roi tiene velocidad gestual y mejor colocación de la cadera; Erik tiene buena técnica de carrera, con más amplitud”. Sus plusmarcas personales refrendan el valor de lo que está esculpiendo: 10.97 y 21.62 de Roi; 10,90 y 22.12 de Erik; 10,85 y 22,36 de Martín.

Los tres, en la encrucijada vital propia de su edad, han elegido seguir en Vigo. Eso le permite a Salgado prolongar su labor. “Los universitarios siguen si van a Estados Unidos o si encuentran entrenador en otro sitio y pueden conciliarlo con la carrera. Pero muchos abandonan”, explica el entrenador, que fija la frontera de la madurez en los 23 o 24 años. “Se quedan los que estudian ciclos. Son con los que puedes trabajar hasta edades más avanzadas”.

Quedarse ofrece la ventaja de la continuidad pedagógica y de la química interna: “Se retroalimentan entre ellos”. Pero también asegura las dificultades. Los tres se decantaron por la velocidad contra la inclinación secular del Celta hacia el fondo y medio fondo. “Siempre hubo buenos velocistas. Pero no un grupo como ahora. Cuesta por la climatología y los medios que tenemos”, argumenta Salgado.

Roi Martínez, en una prueba de relevos.

El frío y los arrastres

Constituyen factores entrelazados. La lluvia y el frío, que resultan especialmente perjudiciales para la musculatura de los velocistas, podrían neutralizarse bajo techado. “Cuando coincido en campeonatos con otros entrenadores, hablamos de trabajos que se hacen en invierno, como los test de 30 metros, de 50 metros… Yo dejé de hacerlos porque cada vez se lesionaban dos”, lamenta Salgado. En Balaídos, además, se han vetado los arrastres, ejercicios con peso que “son un elemento fundamental. Es como si no pudiésemos practicar salidas o como si a un vallista le obligasen a colocar las vallas bajas... Con un módulo cubierto mejoraríamos mucho”.

Lo inmediato para Salgado es encontrar una instalación donde preparar con Roi ese encuentro internacional del 13 de agosto. Sin demasiadas expectativas de que fructifique una petición al Concello, estudia acudir al CUVI o a Porriño, que es de curva excesivamente cerrada y peraltada. Es la maldición de los galgos celestes, para quienes siempre sopla el viento en contra.

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