A Joan Laporta le encanta transitar por la cornisa, apurando hasta el último día para conseguir los objetivos que se propone. En su Barça, que preside desde el pasado 7 de marzo, se vive al límite, prácticamente desde el primer día. Tuvo tiempo su directiva para cerrar el acuerdo con Sixth Street, el fondo de inversión estadounidense, que le permita superar, con una inyección de 205 millones por el 10% de los derechos televisivios en los próximos 25 años, el obstáculo de los números rojos al cierre del ejercicio económico correspondiente a la temporada 21-22.

Hasta el último día de plazo aguanta Laporta para sellar ese contrato, cuyas negociaciones empezaron hace “dos semanas”, según la versión que dio Víctor Font, el candidato que quedó en segundo lugar en las pasadas elecciones. Unas conversaciones con Sixth Street, que ya tiene un acuerdo con el Madrid, pero en este caso es distinto porque ha pagado 360 millones para obtener a cambio el 30% de la gestión comercial del nuevo Bernabéu. En el Barça, es una operación financiera para evitar una tercera temporada consecutiva con pérdidas. La junta necesita dinero líquido para tapar el inmenso agujero que ha sacudido la caja del club y Sixth Street se lo ofrece justo a tiempo. Casi con la campana a punto de sonar, pero llega para detener la hemorragia y supone todo un alivio.