Palo tremendo para el deportivismo. El Albacete consiguió lo impensable, ganar al conjunto coruñés en Riazor en la final por el ascenso a Segunda. Un tanto de cabeza en el segundo tiempo de la prórroga de Jordi Sánchez enmudeció a una ciudad y a un estadio volcados por completo con su equipo. El Deportivo jugará un año más, que será su tercero consecutivo, en la división de bronce del fútbol español.

Empezó bien el partido para los coruñeses, que se pusieron por delante en el marcador de Mario Soriano en el minuto 26. Riazor era una fiesta pero todo empezó a torcerse tras los cambios. El Albacete encontró sus opciones y mandó el encuentro a la prórroga en el 83 con un tanto de Alberto. El resultado no valía a los manchegos, que en caso de empate se quedaban sin ascenso.

Pero en el segundo tiempo, en el minuto 113 del choque y con los nervios de unos y otros a flor de piel, Jordi Sánchez conectó un cabezazo a la red que dejaba al Dépor en Primera RFEF. Los herculinos se fueron arriba con todo en busca del gol que les devolviese a Segunda. Hasta subió el portero, Ian Mackay, pero no lo lograron. Final muy triste para la temporada en A Coruña. Alegría desbordada, por otro lado, entre las decenas de seguidores del Albacete que viajaron a Galicia.