Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

TRIATLÓN

Una luz de esperanza para Gustavo Rodríguez

El tudense pasa por quirófano con la esperanza de solucionar los problemas en el Aquiles que arrastra desde hace un par de años: “Era imposible seguir así”

El triatleta Gustavo Rodríguez, ayer, con muletas. // CEDIDA

El triatleta tudense Gustavo Rodríguez ha pasado por quirófano para tratar de poner fin a un calvario que dura ya dos años. Sus problemas de Aquiles se habían agravado hasta tal punto que ha sido inevitable esquivar el bisturí. Ahora el deportista se encuentra optimista en cuanto a su recuperación: “

“Esta semana será de reposo total y a ver si la cosa sale para adelante”, dice ya vuelta a casa tras operarse en Madrid. “El equipo médico del Comité Paralímpico son los que me están echando una mano con esto y ya desde noviembre estuve trabajando con ellos en la Blume para intentar no tener que operar, pero al final no quedó otro remedio”, explica.

Rodríguez indica que trató de evitar la operación porque “tampoco veíamos nada muy claro que nos dijese qué tipo de lesión era”,. “Había tres o cuatro hipótesis. Me dijeron de todo, desde una fisura, calcificaciones, incluso que podía ser algo nervioso; no sabíamos bien qué era, solo teníamos sospechas”, dice el deportista del Delikia, que añade que su mayor miedo era “que abriésemos, tener que afrontar un postoperatorio y que no encontrásemos nada y que al final fuese en balde”, reconoce.

La buena noticia es que parece que los médicos sí han encontrado algo que podría ser la causa del calvario que venía sufriendo. “Parece que han encontrado un pequeño nódulo que podría estar aprisionando un nervio y estoy contento y esperanzado”, asegura, pese a que el éxito de la operación no se sabrá hasta que “empiece la rehabilitación”. “Como no hubo que tocar mucho el tendón quiero pensar que el postoperatorio será corto y que ya en unas semanitas podré empezar con el agua y a ver si al final de temporada estamos por ahí dando un poco de guerra”, vaticina.

El tudense espera que “por fin hayamos dado con la tecla y los problemas se van” ya que reconoce que “ya empezaba a ver un poquito negro el tema de la continuidad”. “Si bien es no es una lesión que te impida mucho para la vida diaria, para el deporte de élite sí que era imposible seguir así”.

La lesión también llegó a afectarle anímicamente. “Para nosotros el deporte, además de nuestra pasión, es nuestra vida y ver que preparas objetivos y que no llegas y que tiras a la basura tanto trabajo es duro. Este año casi ni pude arrancar con la carrera a pie porque al final esto viene todo desde la cuarentena, y desde ese tiempo estuve más tiempo sin correr que corriendo”, subraya.

“Tengo la suerte de que al ser triatleta tenía la bici y la natación donde el tendón no me molestaba y más o menos iba manteniéndome en forma, pero ni estaba a mi cien por cien ni estaba bien mentalmente”, indica. Por suerte, “la ventana más larga que tuve sin molestias fue en la preparación para los Juegos Paralímpicos de Tokio (donde acudió como guía del valenciano Héctor Catalá, cosechando la medalla de plata en triatlón)”, festeja. “Estuve unos cuatro meses sin molestias y empezaron justo allí. La preparación en Sierra Nevada ya tenía alguna molestia, en Tokio fue a más y ya al acabar los Juegos yo no sé si fue la presión o cuál fue la causa pero al día siguiente fui a correr un poco a la cinta y ya no podía. Estaba cojo”.

Antes de pasar por quirófano acompañó a Catalá al Campeonato de Europa, un gesto del valenciano para mostrarle su apoyo. “Es lo bonito de esto. A veces parece que el deporte profesional solo son resultados, pero tiene un montón de valores y lo que me demostró Héctor es que siguen ahí intactos en él. A los dos los Juegos nos están pasando un poco de factura y ninguno estábamos al cien por cien y decidimos afrontar la carrera como un premio y que sea el punto de inflexión para ambos. Con 42 años podía quizá plantearme no operar y terminar mi trayectoria deportiva aquí, pero es que estos gestos te dan fuerzas y mucha motivación para que este último coletazo sea bueno y demostrar que de aquí a París aún se puede hacer alguna cosita buena para intentar pelear algún objetivo que todavía por ahí me queda”.

Ahora tratará de “recuperar un poco la ilusión” porque estos meses han sido de “mucha frustración”. “Yo ahora soy positivo y tengo esperanzas”. “Este año el Mundial es en noviembre cuando normalmente son en agosto y si hay un año que puedo permitirme estar lesionado en junio sería este. Tengo unos meses de reserva y si todo va bien en noviembre estaremos ahí a tope”.

Por lo pronto toca parar, recuperarse y aprovechar este tiempo para recibir a tu tercera hija: “Nos viene Lúa en julio y tendré más tiempo de disfrutarla”.

Compartir el artículo

stats