Solo tiene 23 años. Pero Luka Doncic aparece sobradamente preparado para alcanzar el siguiente nivel de la excelencia en la NBA y llevar a los Dallas Mavericks a la pelea por el anillo de campeón. De momento, ya están en la final de la Conferencia Oeste, donde se encontrarán con los renacidos Golden State Warriors después de destrozar a domicilio en un séptimo partido a los Phoenix Suns, el equipo con el mejor balance de la temporada, finalista hace un año de la NBA, que fue una sombra de sí mismo.

El genio de Liubliana lanzó a los suyos con 33 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias en el séptimo partido frente a los Suns y los Mavs completaron el partido soñado para imponerse por 33 puntos (123-90) la quinta máxima diferencia para un séptimo partido en la historia. “Nadie me va a quitar la sonrisa de la cara, me siento realmente feliz”, aseguró Doncic.

“Creo que nos lo merecemos. Hemos estado jugando muy duro. Todo el mundo ha creído, así que no puedo estar más feliz”, dijo. Al descanso, Doncic ya sumaba 27 puntos, los mismos que todo Phoenix, cuyos jugadores ya fueron abucheados al irse al vestuario.

Los Mavericks llegan como una auténtica sorpresa a la final del Oeste con los Warriors, que empezará a disputarse el miércoles y se debe al autoritario dominio que ejerce Doncic. “Es Luka, le encanta estar en el centro del escenario. Cuanto más grande, mejor juega”, lo elogió el técnico de los Mavs, Jason Kidd. “Vive para estos momentos”, admitió el base Jalen Brunson