El partido no dejó a nadie indiferente. Era la final deseada tanto por el público como para la organización, pero el sorteo fue caprichoso y deparó que se encontraran ya en cuartos. Tsitsipas y Alcaraz pusieron el tenis, el espectáculo, la tensión e incluso momentos de batalla psicológica y de normas desconocidas. La victoria fue para el murciano por 6-4, 5-7 y 6-2.

Alcaraz ya sabía lo que era ganar al griego Tsitsipas, pues en los otros dos enfrentamientos entre ambos fue el tenista murciano quien se llevó el gato al agua. Los dos triunfos fueron en pista dura en Miami y en el US Open, pero el panorama no cambió en la tierra de Barcelona y el joven tenista español fue en la central del RCT Barcelona el más maduro, el más inteligente y el mejor tenista.

Si alguien pensó que decaería el tenis por haber jugado sus respectivos partidos de octavos de final por la mañana y porque empezaron cuando ya caía la noche, estaba muy equivocado.

Carlos probablemente jugó uno de sus mejores partidos ante un Tsitsipas, que con sus provocaciones despertó a la bestia que lleva dentro el murciano. Y si alguien provoca a Alcaraz está perdido. Está muy bien preparado a nivel mental así que no entrará en guerras y lo que hará será ganar la batalla en la pista. Así le funciona y así lo hizo.

Equilibrio y tensión

En el primer set el equilibrio se mantuvo hasta el décimo juego cuando con saque de Tsitsipas, Alcaraz se puso 0-40. Tenía tres bolas de break. El griego salvó dos pero a la tercera Alcaraz ganó la partida tras un intento de bolazo al cuerpo por parte de Stefanos que no gustó a Carlos, que atinó a esquivar.

La mirada del murciano hacia su rival lo decía todo. Le atizó un golpe moral y Tsitsipas reaccionó de malas maneras.

Desde el palco, su entrenador Juan Carlos Ferrero y su manager Albert Molina le pidieron calma y que no entrara en las provocaciones. Y así lo hizo Carlos, respondiendo en la pista donde arrancó el segundo set con un monólogo del murciano que en 19 minutos estaba 1-4 arriba.

Tsitsipas despertó, tiró de experiencia y con un break en el sexto juego que confirmó en el séptimo puso un 3-4 en el marcador que cambiaba el panorama. Con ello provocó los nervios de Alcaraz, que pasó a precipitarse en sus golpes y subió el 4-4 y después el 5-4 en el marcador. Tsitsipas había vuelto.

La cabeza de Alcaraz era una olla a presión. Necesitaba un punto de calma para volver a su mejor versión con un tenis más maduro, asegurando los puntos. Pero no llegó el premio y el griego, que incrementó sus prestaciones, se adjudicó el segundo set.

Discusiones, reglas y breaks

Arrancó el tercer set con un break de Alcaraz que celebró de una manera tan ostensible que no gustó a su entrenador Juan Carlos Ferrero. Eran pequeños pecados de juventud. Tsitsipas respondió con otra bola al cuerpo. El partido estaba caliente. Carlos confirmó el break con su saque y con otro break puso el 0-3 en el marcador. Otro momento de tensión cuando el griego se fue a cambiar la camiseta y entró en otra discusión con el árbitro. Mucha tensión en la pista cuando se inició un juego que arrancó con un 0-30 por penalización, lo que se tradujo en un 0-4 tras sus dos errores y la rabia e impotencia de Tsitsipas. Se aplicó la norma que sanciona con un punto cada 20 segundos que te ausentas de la pista sin permiso. Ya no quedaban más ingredientes para añadir más tensión al partido.

Bueno sí, unos cuantos golpes ganadores de Carlos para cerrar el partido, meterse en semifinales y de paso, entrar en el Top 10 el próximo lunes. Día redondo para un Alcaraz que se perfila como firme candidato al título.

Primero deberá batir al autraliano Alex de Minaur en semifinales quien batió en otro duro duelo al británico Cameron Norrie, que acabó exhausto por 6-3, 5-7 y 6-1.