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La última clase de David Gómez

El olímpico, cansado de las penurias del atletismo vigués, ha decidido que su grupo actual, que incluye a las medallistas nacionales Queimaño y Salgado, sea el último al que entrene

Eva Queimaño (izq.) y Carlota Salgado flanquean a David Gómez. | // PABLO HERNÁNDEZ

Solo permanecen eternamente hermosos los deseos incumplidos. Al concretarse, igual que algunos florecen, otros se amargan. Lo sabe David Gómez. “Desde niño tuve clarísimo que quería ser olímpico y después entrenador”, rememora el rosaleiro, que se mudó a Vigo siendo adolescente por seguir tal empeño. “Se me cumplió el sueño de dedicarme a lo que me gusta”. Y fue como lo había imaginado en los Juegos de Atenas y Pekín, aunque en la capital china compitiese dolorido. Su trayectoria técnica, en cambio, mezcla miel y hiel. Feliz con sus pupilos, entre los que se incluyen las talentosas Eva Queimaño y Carlota Salgado, la penuria material que el atletismo de pista sufre en Vigo ha agotado sus energías. Esta camada será la última que prepare. Declara firme su decisión. Espera dejar a los jóvenes bien encaminados, con becas en el extranjero y otras perspectivas. “Aquí no les puedo dar un futuro”, se lamenta.

Ese niño que dejó el balonmano porque no quería depender de nadie más que de sí mismo, de la objetividad de una marca, y que sabía a qué quería dedicarse de mayor, el mejor decatleta gallego de la historia, ha cumplido 41 años. Dejó de competir hace un lustro. A preparar a otros había comenzado mucho antes. Sucedió en 2010, cuando regresó de un breve periodo en la Residencia Blume de Madrid. Sus aquíleos le obligaban a dosificarse en los entrenamientos. “Yo tenía más disponibilidad y el Celta necesitaba entrenadores”, explica. Así que compaginó papeles.

Las pruebas combinadas eran su material doctrinal obvia. Pértiga y jabalina, sus predilectas y también especialidades. El pertiguista Miguel Cajaraville es el único en activo, si bien con otro preparador, de aquellos primeros de los que se hizo cargo. Al año siguiente llegarían Bea Viteri y Andrea Nóvoa, que siguen a sus órdenes aunque a distancia en el caso de Nóvoa. En total, una cuarentena durante esta docena de años. “Al ser pruebas tan concretas, mi grupo nunca ha podido ser grande. En fondo puedes encargarte de 20 atletas a la vez. Yo llegué a hacerlo. Me pasaba cinco horas en la pista todas las tardes. Era un sinvivir”.

Ocho son sus actuales alumnos, entre los 16 años de Carlota Salgado y Bran Núñez y los 46 de Cristina Estévez; en medio, además de Viteri y Nóvoa, figuran Eva Queimaño, Jonathan Correa y Pablo Nogueira. Queimaño y Salgado “están por encima de la media”, reconoce. Las dos ya han conquistado medallas a nivel estatal y apuntan a un porvenir brillante en el pentatlón de pista cubierta y el heptatlón de aire libre. “Están en progresión constante”, confirma.

“Las pruebas combinadas en Galicia están en un momento dulce, sobre todo en el campo femenino”, evalúa Gómez. De los cinco mejores registros históricos en pentatlón, cuatro son actuales: Eva Queimaño (1ª), Claudia Rojo (2ª), Lucía Sánchez del Valle (4ª) y Alicia Merino (5ª). Solo Ana Nogueira, cuya tercera mejor marca gallega data de hace dos décadas, quiebra ese imperio presente. Y se viene Carlota Salgado, que el próximo año debutará como sénior: “En cuanto lo haga, se meterá arriba, a su estela”, anticipa su técnico. En hombres, Adolfo Sáenz-Maza está a mucha distancia del propio David Gómez, “pero hemos conseguido ya un atleta de más de 5.000 puntos. Se ha trabajado muchísimo para avanzar desde lo que había hace diez años a lo que hay ahora. Las pruebas combinadas requieren muchísimo tiempo”.

Eva Queimaño. PABLO HERNANDEZ GAMARRA

Gómez ha sido uno de los artífices de esta progresión. En Balaídos su presencia ha sido permanente en tiempo y entusiasmo. “David es una persona a la que se le nota que realmente le gusta el atletismo y disfruta de él”, valora Carlota Salgado. “En el corto tiempo que llevo con él he podido ver que siempre se preocupa por sus atletas tanto a nivel atlético como personal. Siempre busca lo mejor para nosotros”.

Algo se rompió, sin embargo,en esa vocación hace un par de años. El cubano Abdel-Kader Larrinaga, que en breve competirá en el Mundial Indoor, se había nacionalizado portugués y en enero de 2020 se trasladó a Vigo para trabajar con Gómez. Meses después el rosaleiro le tuvo que recomendar que cambiase de destino. “Para mí el caso Abdel fue definitivo. Un chico de nivel mundial quiere entrenar conmigo, es lo mejor que le puede pasar a un entrenador, y al final le tengo que decir que se vuelva por donde vino porque no tenía pista. Eso me marcó. A mí me gusta el rendimiento. Si yo no puedo entrenar a atletas de este nivel, que es a lo que cualquiera aspira, no tiene sentido”.

Es una historia larga y enquistada. La reforma de las pistas municipales, pactada en 2008, se ha quedado congelada en el conflicto entre el Concello, que anunciaba en febrero que le dedicará siete millones de euros, y la Xunta, a la que Abel Caballero le reclama que ponga tres millones y que por su parte ha adjudicado a Mondo la construcción de un módulo cubierto en el Ifevi por 312.500 euros. Atrás y quizá al frente, paralizaciones, promesas rotas, comisiones sin sustancia... “Llevo diez años yendo a entrenar a Ourense. Ya veremos si se hace lo del Ifevi y en qué condiciones de uso. En Balaídos, si llueve, no podemos entrenar pértiga y de mala manera otras pruebas muy técnicas como las vallas. Dice el concejal que el atletismo es un deporte al aire libre. Es mentira. También hay en pista cubierta. A nadie se le ocurre entrenar así en baloncesto o voleibol. Solo quiero igualdad de condiciones”, argumenta. De esas nuevas infraestructuras sospecha en general: “No me fío un pelo. Tengo la sensación de que no me cogerá aquí”.

Más allá de las instalaciones está su administración. En Balaídos, de gestión privatizada, una de las dos colchonetas no se puede emplear en entrenamientos. Los atletas de élite como Salgado y Queimaño deben compartir la otra con los niños de los clubes y las escuelas municipales. “Obviamente no voy contra los niños. Todo el mundo tiene su derecho. Si solo hubiese una, nos aguantaríamos. Pero habiendo dos... Tenemos que practicar la altura los domingos”.

Carlota Salgado. PABLO HERNANDEZ GAMARRA

Una queja como ejemplo de tantos pequeños obstáculos. El mayor, los horarios. “Si yo volviese a ser atleta, no podría estar en Vigo. La Federación Gallega manejaba entonces las pistas. Yo tenía llave. Me pasaba más horas en Balaídos que el conserje. Ahora las pistas, de mañana, solo abren martes y jueves durante la semana. En 2009 los atletas nos manifestamos en Príncipe pidiendo un módulo cubierto. Ahora ya no soñamos con eso, sino con tener la pista abierta. Todo ha ido a peor. Esto me ha cansado”.

Gómez, voz constante en su crítica a los políticos, abandonó el Celta de sus amores para evitarle problemas. Y estos ocho atletas serán los últimos a los que dirija. Ellos le pondrán fecha de caducidad. “Estaré aquí mientras ellos quieran. Será más pronto que tarde. Mi implicación irá bajando conforme sean menos. Eva acaba la carrera el año que viene (estudia fisioterapia) y entrará en el mundo laboral. ¿Cuándo entrenará si tiene horario de tarde? Ella no quiso irse a Estados Unidos con beca. Es mi objetivo con Carlota. Aquí es morirse. Cuando tienes que dedicarte en cuerpo y alma, doblando sesiones, no puedes; no por otros factores en tu vida, sino por la falta de medios. Esto carece de sentido”.

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