El cierre de los test de Montmeló ha resultado especialmente dura para Fernando Alonso. Era el día de subir un poco de vueltas el motor Renault y de comprobar si era verdaderamente rápido o no, pues llevaba un par de días con pies de plomo en este sentido para poder realizar muchas vueltas sin averías.

Alonso tuvo primero un trompo que no causó daños y tras el que pudo volver a boxes. Luego marcó el mejor tiempo hasta ese momento, un 1:21.242 con el compuesto C3, que estaba muy bien para haberlo conseguido sin el sistema de ayuda al adelantamiento, el DRS, que le hubiera otorgado 0,9 segundos menos.

Pero unos minutos después saltaba la noticia tras asomar una bandera roja. Culpa del coche de Fernando Alonso que se quedó envuelto en un humo infernal. Se recuerdan pocos incidentes tan aparatosos. Al parecer, hubo una rotura de un retén en el sistema hidráulico, y el líquido (un lubricante de viscosidad mínima) se fue derramando sobre una parte caliente del motor, con el consiguiente incendio.

Los daños por el incendio y la extinción, determinaron a Alpine F1 a recoger y marcharse a casa con 12 vueltas completadas en este viernes y con la sensación de una montaña de asuntos por resolver. Ocon ya no saldría por la tarde.

“Tras las investigaciones realizadas en el garaje después de la detención en pista de Fernando Alonso a primera hora de la mañana, el equipo puede confirmar que el problema se produjo en el sistema hidráulico. Un pequeño contratiempo de sellado provocó un incendio en la parte trasera del coche”, señalaron desde Alpine.

“El equipo ha completado con éxito 266 vueltas durante los tres días del ‘shakedown’ de Barcelona. Las reparaciones en el coche continuarán. Esperamos volver a la acción en el próximo test de Bahrein”, añadían.