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El árbitro gallego que regala bizcocho a los jugadores

El joven monfortino Adrián Rodríguez reparte dulces a los pequeños futbolistas que dirige en cada partido

Adrián Rodríguez posa con el bizcocho junto a los benjamines de la UD Ourense. Los jugadores del Calasancio le cantaron 'Cumpleaños feliz'. Cedidas

La figura del árbitro suele considerarse, desgraciadamente, como la del villano. El ejemplo más reciente, el de hace unos días en Asturias, cuando un colegiado recibió una brutal agresión por parte de un futbolista. En contadas ocasiones, sobre todo en el fútbol regional, juez y jugadores llegan a un punto de cortesía más allá de lo estrictamente profesional. Ni qué decir de los improperios llegados desde la barra libre del graderío. El caso de Adrián Rodríguez Pacio es diferente: este árbitro monfortino regala dulces a los querubes del fútbol base generando un ambiente de deportividad, incluso entre los padres, difícil de presenciar en la actualidad.

Adrián Rodríguez es diferente: este árbitro monfortino regala dulces a los querubes del fútbol base generando un ambiente de deportividad, incluso con los padres, difícil de presenciar

“Llevamos bizcocho porque les gusta mucho”, cuenta a FARO el propio Adrián a sus 15 años de edad recién cumplidos. De hecho, el pasado 9 de enero sopló las velas y tuvo que sacar el silbato en el mismo día.

Así reaccionaron los benjamines del Calasancio al regalo del árbitro

Así reaccionaron los benjamines del Calasancio al regalo del árbitro. Cedido

Con esa coincidencia de por medio, el joven obsequió a los benjamines -de 8 y 9 años- de la UD Ourense y del Calasancio con un bizcocho de chocolate: “Los niños reaccionaron dando saltos y me dieron las gracias”.

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El entrenador del equipo rojillo de As Burgas, Nacho Currás, se mostró agradecido por el gesto: “Es la primera vez que me pasa, los niños estaban todos contentos”, recuerda para FARO. Por su parte, los rapaces monfortinos le cantaron 'Cumpleaños feliz', le aplaudieron y el propio técnico le reconoció personalmente el detalle.

¿Cómo se comporta la afición en el fútbol base?

Este panorama dista mucho de la paupérrima educación que se presencia en muchos campos del deporte rey de toda España. En este sentido, Currás admite que en los años que él lleva en contacto con el fútbol base “nunca” ha tenido “ningún altercado” y afirma que desde el club conciencian cada temporada a padres y canteranos para que su comportamiento sea ejemplar.

El monfortino le ata los cordones a un joven futbolista.

El míster ourensano, apoyando su visión, cita un caso que vivió en el campo de Vilar de Astrés, cuando el colegiado animó durante un encuentro a los pequeños del equipo rival mientras perdían por nueve goles a cero. “Eso da gusto”, manifiesta.  

“En la mayoría de los partidos, la afición no dice nada, y lo prefiero”

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El propio Adrián refrenda esta situación: “En la mayoría de los partidos, la afición no dice nada, y lo prefiero”. Recuerda su “mejor experiencia” en O Barco de Valdeorras, cuando tanto las familias como los críos del equipo local se le acercaron para reconocer su desempeño a pesar de haber caído derrotados, una deferencia que emocionó al quinceañero.

Un árbitro con vocación

Adrián Rodríguez comenzó a los 10 años a interesarse por el arbitraje: “En el colegio de A Gándara, jugaba al fútbol con mis 'compis' y siempre había discusiones, entonces, me ofrecí para ser árbitro, aunque no conocía muy bien las reglas”, comenta.

El colegiado lucense, en Balaídos junto a sus referentes, Del Cerro Grande -tercero por la izq.- y Yuste Jiménez -segundo por la izq.-. También estaban el asistente Abraham Álvarez Cantón -primero por la dcha.- y el cuarto árbitro Antonio Alberola Rojas -hermano de Javier Alberola Rojas-.

A sus padres, José Luis y Mari, a pesar del sufrimiento que tienen que soportar los colegiados, les “pareció bien” el afán mediador de su hijo, aunque su primera reacción fue preguntarle si quería mejor ser quien marcaba los goles: “Quería ser árbitro, no jugar al fútbol”, respondió entonces con seguridad.

“En el colegio de A Gándara, jugaba al fútbol con mis 'compis' y siempre había discusiones, entonces, me ofrecí para ser árbitro, aunque no conocía muy bien las reglas”

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Su debut se produjo un mes de enero de hace tres años tras estar dos yendo a clases. Actualmente, trabaja diariamente -incluso tiene pruebas físicas cada cierto tiempo junto con otros árbitros gallegos- para poder crecer lo máximo posible: “Es mucho decir llegar a la primera división, me conformo con una categoría sénior alta en Galicia”.

El joven, vestido con las ropas de colegiado.

Para alcanzar esas cotas -de momento dirige hasta la categoría de infantiles-, el lucense se fija, sobre todo, en dos colegiados de la liga española: Carlos del Cerro Grande y Juan Carlos Yuste Jiménez, a quienes pudo conocer en 2019 en Vigo tras un Celta-Girona en Balaídos.

El lucense se fija, sobre todo, en dos colegiados de la liga española: Carlos del Cerro Grande y Yuste Jiménez, a quienes pudo conocer en 2019 en Vigo

El club celeste es, precisamente, el conjunto que más le atrae, junto al Real Madrid, por ello, tiene claro con qué choque se consagraría personal y profesionalmente: “Me gustaría pitar un Real Madrid-Celta”. 

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