Magnus Carlsen, a los 31 años, se ha proclamado campeón del mundo de ajedrez, después de conseguir este viernes el punto definitivo ante su rival, el jugador ruso Yan Nepómniaschi, de su misma edad, en lo que ha supuesto la cuarta victoria del noruego en Dubái donde se ha celebrado la final de la especialidad. Cuatro victorias y siete tablas para el defensor del título.

Carlsen es el número uno del ránking desde enero de 2010 (casi 12 años lleva de dominio absoluto sobre los tableros) y el campeón mundial desde noviembre de 2013. Nadie de su generación puede con él (Karjakin, Caruana, Nepo, todos han caído). Las esperanzas están puestas en Alireza Firouzja, de 18 años, iraní nacionalizado francés este año, que lleva una progresión meteórica y se ha colocado el 2 del ránking por lo que ya se espera con ansia el duelo entre estos dos maestros.

De hecho, Nepo resistió a Carlsen con sucesivas tablas hasta que llegó el sexto duelo entre ambos, el pasado viernes, cuando el jugador noruego en ocho horas ganó la partida más larga de la historia de los Mundiales de ajedrez. A partir de ahí, el jugador ruso entró en crisis para perder primero tras un error garrafal que sorprendió a Carlsen, creyendo que al ser imposible el fallo, se trataba de una estrategia de Nepo hasta que comprendió que se trataba de un fallo incomprensible. Y este viernes ha llegado la partida decisiva y ya hay nuevo campeón, que no cambia, y sigue el dominio.

Técnica decisiva

Nepo solo estuvo a la altura al inicio del torneo y se va sin haber estrenado su casillero. En la última partida celebrada este viernes el aspirante se ha entregado en un enfrentamiento entre ambos cargado de imprecisiones, quizá los nervios de Carlsen sabedor que si lograba la victoria conquistaba de nuevo el título. Pero ha sido, sobre todo, el jugador ruso el que ha cometido más erratas para acabar perdiendo.

Así, la última partida, iniciada con una defensa italiana por primera vez en el encuentro, discurrió igualada hasta el medio juego, cuando el ruso, quizá a la desesperada, intentó una rotura errónea. El campeón golpeó entonces, aunque no eligió la mejor línea y no tuvo más opción que prolongar el duelo hasta imponerse en un final sencillo de dama contra torre y mayoría de peones. La técnica de Carlsen, nuevamente, fue decisiva.

"Hemos cometido ambos muchos errores, pero Nepo hizo siempre el último y yo lo he aprovechado", afirma Carlsen

Nepómniaschi, que se proclamó aspirante tras vencer contra pronóstico el Torneo de Candidatos por delante de Vachier-Lagrave, Giri y Caruana, ha mostrado un juego decepcionante. Más que las genialidades de Carlsen, cuyo máximo ejemplo fue el depurado final de la maratoniana sexta partida, el ruso solo confirmó su nivel en la primera parte del Mundial. Tras su primera derrota se vino abajo y desarrolló un juego muy por debajo de sus posibilidades. Carlsen, en cambio, mantuvo la sangre fría que lo ha hecho famoso.

El 4-0 final (más siete tablas) es el resultado más abultado en un campeonato del mundo desde hace exactamente un siglo, en 1921, cuando el cubano José Raúl Capablanca le endosó el mismo resultado al alemán Emmanuel Lasker.

"¿Piensas que algún día podrás dejar esto?", le preguntaron a Carlsen en la conferencia de prensa posterior de la partida. "Creo que por ahora no puedo responder a eso", concluyó misteriosamente. "Hemos cometido ambos muchos errores, pero Nepo hizo siempre el último y yo lo he aprovechado".