La selección española de balonmano femenina prosigue con su paso firme en el Mundial que se está celebrando en nuestro país tras apabullar al combinado de China (18-33) con una extraordinaria exhibición defensiva en el segundo partido de la primera fase del torneo.

En esta ocasión, el equipo dirigido por José Ignacio Prades no se dejó sorprender en la primera parte y encaró el partido con una voracidad defensiva que destrozó a China, que además se encontró ante una gran Merche Castellanos en portería.

Antes de los primeros cinco minutos el entrenador chino ya se vio obligado a parar el partido para frenar la avalancha española (1-5), síntoma de lo que pasaría en el resto del encuentro.

La actividad defensiva de las “Guerreras” era de tal magnitud que las chinas apenas podían dar tres pases o lanzar a puerta sin que su lanzamiento fuera punteado por las jugadoras locales.

La impecable defensa española permitió explotar la contra para disfrute de Shandy Barbosa y de Carmen Martín. Con el paso de los minutos España fue perdiendo precisión en ataque, pero no intensidad defensiva, lo que permitió que la renta continuase aumentando.

China, más allá de algunas acciones técnicas de mérito de Jin y Suhui Wang, era incapaz de anotar y la segunda unidad de España también se pudo permitir el lujo de acumular estadísticas y buenas sensaciones en una primera parte que concluyó con el contundente marcador de (7-16).

Con el partido decidido, España no aflojó en la segunda mitad. Siguió cortando líneas de pase en defensa y buscando el gol por la vía rápida haciendo disfrutar a los más de 3.000 aficionados que se dieron cita en el Palacio de los Deportes de Torrevieja.

Sole López y Ainhoa Hernández asumieron ahora la responsabilidad ofensiva para ir disparando el marcador a favor de las españolas (11-24, minuto 15).

Al combinado de Prades le seguía bastando con una gran Paula Arcos, la defensa y con Castellanos en la portería, aunque fue perdiendo precisión y finura en ataque con el paso de los minutos.

Varios errores encadenados, aprovechados por China para reducir la diferencia a 10 goles, obligaron al técnico español a intervenir con un tiempo muerto mediado el segundo periodo.

España recondujo la situación y se despidió del partido con un nuevo parcial demoledor (3-8) para cerrar el partido con buenas sensaciones a la espera de batallas mucho más exigentes.