A falta de una jornada solo el Real Madrid respira tranquilo. Le queda pendiente asegurar el primer puesto del grupo (detalle que no es menor en esta competición) en el encuentro ante el Inter, pero al menos ya ha certificado su clasificación. Una situación envidiable a ojos del resto de representantes de la Liga española. PorqueBarcelona, Atlético de Madrid, Sevilla y Villarreal se lo tendrán que jugar todo a una sola carta en la última fecha. Los cuatro están al borde del precipicio y se enfrentan a una situación muy delicada ya que abordan esa última jornada a domicilio, en campos comprometidos y en algunos casos con la obligación imperiosa de conseguir la victoria.

La situación es insólita en la historia reciente del fútbol español y de la Champions. Desde que LaLiga tiene al menos cuatro representantes en esta competición la temporada que menos representantes ha colocado en los octavos final fue en la 2011-12 cuando solo lo lograron Real Madrid y Barcelona y se quedaron por el camino Villarreal y Valencia. En este ciclo de algo más de diez años siempre ha habido al menos tres representantes españoles entre los dieciséis mejores del continente. Y han sido varias las temporadas en las que entraron todos sus equipos (las dos últimas temporadas sin ir más lejos).

Pero con la pandemia han aflorado algunas grietas en el fútbol español que parecen ponerse de manifiesto esta temporada. Se dispara la Premier como el principal campeonato europeo y han incrementado el nivel en otros certámenes mientras la Liga parece algo aprisionada desde el punto de visto económico, pero también deportivo. En España parecen haberse quedado en una velocidad inferior en comparación con el resto de países y esa es una de las conclusiones que se sacan tras un análisis de la fase de grupos. Lo sucedido en esta Liga de Campeones podría ser un síntoma de un futuro algo inquietante.

Por lo pronto los clubes de la Liga deben hacer lo posible por escapar del pequeño desastre que supondría una escabechina en la última jornada. El Barcelona lo tiene mal porque debe ganar en el campo del inaccesible Bayern (puede ayudarle el hecho de que los bávaros estén clasificados) y si no esperar un tropiezo del Benfica en su campo ante el Dinamo de Kiev. Por su parte el Atlético debe ganar imperiosamente al Oporto en el Dragao y en ese caso esperar que el Milan no haga lo propio con el Liverpool (ya clasificado) en San Siro.

Las cuentas del Villarreal y del Sevilla son sencillas. El Villarreal se clasificará si gana o empata en su visita a la Atalanta (que necesita ganar para estar en octavos) y al Sevilla solo le vale ganar en su viaje a Salzburgo si quiere estar en octavos de final. Los austriacos también se juegan la vida en su campo. Un panorama terrible de cara a una última jornada que promete tanta pasión como disgustos.