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voleibol - Superliga 2

La carambola de Marlon

La buena relación con el técnico Pablo Parga, con el que jugó en San Sadurniño y comparte piso, ha posibilitado que la gran promesa colombiana juegue en el Vigo

Marlon Mendoza, ayer en el pabellón de Coia. | // MARTA G. BREA

Marlon Mendoza despega de la cancha y pareciera que nunca más aterrizará; así igual en la vida. El colombiano, ya internacional absoluto apenas cumplidos los 21 años, se está impulsando hacia el infinito desde Galicia. Vive en el C.V. Vigo su segunda estancia en el país tras haber brillado con el San Sadurniño. Pablo Parga ejerce como mentor. En la escuadra ferrolana fue su compañero; en la olívica, su entrenador. En ambas, su compañero de piso. La pasión por el cine los une igual que el voleibol, cosiendo las diferencias generacionales. Todo cabe en sus conversaciones. “Me gusta mucho nuestra amistad”, valora Marlon.

Nacido en San Marcos, a Marlon lo tentó primero el fútbol como a la mayoría de niños colombianos. “Es la mayor preferencia, como en cualquier otro país. Me gusta mucho. El voleibol no se ve igual que acá”. El cambio de dirección llegó a rebufo: “Comencé en voleibol en el colegio por probar, junto a un amigo algo mayor. Lo llamaron para la selección del municipio. Me iba a buscar para que jugase con él. Vi que mejoraba. Me fue inspirando”.

Pronto comenzó a trazar su propia estela. Impresionó lo suficiente para que con 19 años recientes un intermediario le hiciese una oferta: “Me contactó y me preguntó si me gustaría jugar en España. Dije que sí. De esa manera llegué a San Sadurniño”.

Del valle de San Jorge, que se asoma al Caribe en la distancia, a Ferrolterra; una mudanza difícil para un adolescente apenas amparado por su atrevimiento. Y que el COVID complicó más. Fichado en enero de 2020, regresó a Colombia cuando estalló la pandemia. Retornaría en otoño para afrontar ya completa la temporada 20-21. Más confiado. En San Sadurniño, además de un proyecto saludable, había encontrado un amigo: su compañero de piso, vestuario e incluso calentamiento, Pablo Parga.

“Fue de las primeras personas con las que me llevé muy bien cuando llegué”, comenta Marlon. “Es una persona muy maja. Lo aprecio bastante”. Parga recuerda sobre el joven: “Era la primera vez que salía de Colombia y estaba a la expectativa, pero todo fue muy bien. Es muy buen chaval”.

El entrenador del Vigo, Pablo Parga.

Podía resultar un dueto peculiar: un ourensano, recién sobrepasados los 40, en la clausura de su carrera, y un colombiano, en el inicio. Diferentes edades, culturas, rutinas. Supieron acomodarse, sin embargo. “Al principio hubo que tirarle un poco de las orejas, como es normal en toda la gente que empieza viviendo fuera, dejando las cosas por ahí tiradas”, bromea Parga. “Fueron momentos puntuales la primera vez que vino.. Enseguida todo funcionó. Me cayó muy bien. Le gusta mucho el cine, como a mí, e íbamos muchas veces juntos a ver películas para desconectar. En el entrenamiento es una persona muy implicada y con ganas de trabajar”. Marlon revela: “Pablo me ha dado muy buenos consejos. Y me alegra estar de nuevo con él”.

Coincidir en la siguiente aventura que ambos emprendiesen resultaba improbable. El San Sadurniño, dirigido por Hernán Pesci, había logrado el ascenso a Superliga 1, con Marlon de MVP. Pablo Parga había decidido retirarse y dedicarse en exclusiva a entrenar. Aceptó la oferta de Guillermo Touza, presidente de un Vigo que había salvado la plaza de Superliga 2 en los despachos. No parecía estar Marlon al alcance. Su caché ya se había disparado en España. Iba a pasarse el verano concentrado con la selección absoluta de Colombia. “Pero surgió la posibilidad de traerlo a Vigo por rebotes de la vida. Él tenía ofertas de más dinero. Hubo carambolas increíbles”, explica el técnico. “Guillermo y yo mismo intentamos poner todo lo que pudimos de nuestra parte para traerlo. Es un jugador top en nuestra liga, con una progresión a largo plazo muy grande. Tuvimos mucha suerte de poder contar con él. Estamos agradecidos por su confianza”. Marlon argumenta: “Me gustan los retos y sabía que en Vigo tendría un gran reto. Quería aprovechar también que Pablo deportivamente me puede aportar muchísimo. Aquí estamos para aprender lo que más se pueda y dándolo todo por el club”.

Remate de Marlon Mendoza durante un partido en Coia.

El equipo sénior del Vigo ha afrontado una profunda reconversión tras la larga etapa –ocho años– de los históricos Suso Penedo y Yolanda Sienes, con media docena de bajas y fichajes. Parga era el hombre adecuado para gestionar este proceso. Ya había militado en el club en dos etapas como jugador, en Superliga 1 y Superliga 2. Había adiestrado en categorías inferiores a varios jugadores. La plantilla sigue siendo joven, con sus integrantes rondando la veintena –el mayor tiene 26–. El comienzo, en la penúltima plaza con una victoria y cuatro derrotas, no inquieta. “Es más o menos lo previsto, con algún fallo en un momento dado. Tenemos un margen de mejora muy grande. La liga está muy igualado en todos los sentidos, con equipos muy competitivos reforzados con jugadores de Superliga 1”.

La permanencia exigirá sacrificio, progresión y fortuna. Dos son las plazas letales y en el grupo A no cuenta el Palencia, que es la Concentración Permanente. Mucho depende de Marlon, ya que referencia. “Está claro que tiene muchas cosas que mejorar, pero es buen receptor y un portento físico. Salta mucho y ataca con fuerza y dureza”, describe Parga.

El colombiano, que se declara aclimatado (“la ciudad me ha gustado bastante, es muy cómoda, y no hace tanto frío como en San Sadurniño”), confía en el crecimiento del Vigo. “Tengo excelentes compañeros. Se ven muchas cosas buenas. Debemos trabajar para consolidarnos”.

Sigue compartiendo piso con Parga, sin que les incomode el nuevo reparto jerárquico. “Tenemos espacios diferentes para hablar cosas diferentes. Se supone que cuando estás en casa necesitas olvidarte un poco de lo que haces rutinario”, describe Marlon, que afronta su porvenir sin prisas: “Vamos paso a paso, poquito a poquito. No tengo afán. Sé que con el paso de los años lograré alcanzar muchas de las metas que he anhelado desde niño”.

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