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escalada

Sin paredes, sin techo

Natalia y Araceli Vale Fernández, ayer en MG12, en Mos. Ricardo Grobas

Araceli y Natalia Vale Fernández se han enredado en una paradoja. Hermanas, compañeras y pronto rivales, recorren miles de kilómetros cada año para ascender cientos de metros. En su tierna adolescencia ya se cuentan entre las mejores especialistas españolas en escalada. No tienen techo, aseguran los analistas, aunque carezcan de paredes. En Vigo no existen las instalaciones que se precisan.

Araceli y Natalia Vale Fernández brillan en la escalada española a pesar de la carencia en el área viguesa de instalaciones adecuadas para practicar las modalidades de velocidad y dificultad

“Si no mejoran, será difícil que sigamos progresando”,

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Aún no existían Araceli y Natalia y ya estaban predestinadas a levantar la vista. Cerca del cielo nació su padre, Juan José Vale, boliviano de patria; en el alma, andino. La viguesa Ana Fernández lo conoció mientras trabajaba para una ONG en el país. Allí se casaron y tuvieron a su primogénito, Willcar. A Galicia se mudaron en 2001, donde ya nacieron sus hijas. “Juan José necesitaba la montaña. Desde niño ha vivido esa relación con los espacios abiertos y el medio ambiente”, explica Ana. “Él nos ha metido a todos en ese mundo”.

Araceli y Natalia Vale Fernández, Araceli y Natalia Vale Fernández, en el MG12 de Mos Ricardo Grobas

La montaña se convirtió también, hace ocho años, en el pretexto para congregar a toda la familia cuando su prole comenzó a crecer.. Willcar pronto se decantó por la música para expresarse. La aventura, sin embargo, cuajó en Araceli y Natalia. Ha florecido en ellas. Coronaron el Aneto hace cuatro años. Han practicado espeleología. Han realizado cursos de alpinismo en nieve y hielo. Araceli se ha sacado ya el primer grado de Técnico Deportivo de Montaña y Escalada.

Ha completado el ciclo de Conducción de Actividades Físico-Deportivas en el Medio Natural. Se ha planteado preparar las Oposiciones a la Guardia Civil para integrarse en el Grupo de Rescate. Su pasión será su oficio. Natalia medita otro itinerario. Cada una ha diseñado su propia ruta con un mismo destino. Ambas comparten el anhelo de la escalada.

  • Por muy arriba que esté la cima

    La viguesa Araceli Vale logra, con 16 años, su segundo título consecutivo en el Campeonato Gallego absoluto de dificultad

Araceli, a un mes de la mayoría de edad, ha abierto camino y lo prolonga. En 2021 ha revalidado su título de campeona gallega absoluta en la disciplina de bloque. Natalia, que acaba de cumplir 15 años, lo ha logrado en categoría sub 16. Ambas consiguieron así su clasificación para el Súper Campeonato de España. Aracelí firmó el segundo puesto sub 20 en velocidad; Natalia, el quinto puesto sub 16 en las tres modalidades: bloque, dificultad y velocidad.

“Estamos encantadas de entrenar juntas y poder compartir la misma afición”, proclaman las hermanas. “En escalada es muy importante tener un buen compañero para enfrentarse a cada vía con confianza”. No se oculta a la vez que Natalia, cuando traspase la frontera de los 16 en 2022, ya podrá competir contra Araceli. Amenazan con convertir Galicia en el escenario de su duelo fratricida.

Natalia y Araceli Vale Fernández, en el MG12 de Mos Ricardo Grobas

“Para nosotros son el ejemplo a seguir”, se ufana Carlos Garrido, presidente del Club Peña Trevinca, en el que militan las hermanas Vale Fernández y en cuya directiva ejerce como secretaria su madre, Ana. “Ellas y su familia son ejemplo de sacrificio y amor a un deporte”. Lo especifica Garrido porque conoce bien sus esfuerzos, derivados de la precariedad olívica:

“Vigo carece de una instalación adecuada para organizar cualquier prueba a nivel gallego y desde luego nacional. Las que hay son pequeñas”

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El área metropolitana cuenta con modestos rocódromos de acceso público como el de As Travesas, que no se ha reformado desde hace veinte años, y el del pabellón del CUVI, de reciente construcción. También algunos búlders privados, como MG12 y Mapache. Son apropiados para la práctica de la escalada en bloque: sin arneses ni cuerda, ya que no existe peligro en la caída. No existen las grandes paredes verticales que se requieren en velocidad y dificultad. Las instalaciones de ese tipo más próximas se encuentran en Santiago, A Coruña y Lugo.

Araceli y Natalia entrenan cuatro días a la semana. Si no avistan ningún campeonato en el horizonte, acuden a MG12 o realizan escalada en roca. El fin de semana viajan a los rocódromos de referencia pero también entre semana si el calendario aprieta. Ana ha llegado a recogerlas al acabar las clases a las 14.00 para llevarlas hasta Lugo; dos horas y media de ida y otras tantas de vuelta. Aprovechan los tiempos muertos del viaje y del entrenamiento para realizar sus tareas. A las 23.00 llegan a casa, exhaustas pero dispuestas a reiniciar la rutina a la mañana siguiente. Si coincide algún puente festivo programan desplazamientos más largos, a Madrid o Pamplona. “Recorrimos más de 1.000 kilómetros antes del Campeonato de España”, cuantifica Ana. Ninguna ayuda ni subvención alivia sus gastos.

“Tenemos la promesa del alcalde de que hará un rocódromo. Estamos esperando a que nos reciba para plantearle cómo debería ser”, explica Carlos Garrido, que no reclama solo para las Vale ni para los socios del Peña Trevinca, que gestiona una escuela conveniada con la universidad con 90 alumnos e iniciará un grupo infantil con doce niños. “Ni siquiera es una demanda solo de los clubes, sino de mucha gente que no está interesada en el montañismo. Tener un rocódromo en Vigo sería magnífico. Es una de las ciudades con mayor potencial. Miles de personas lo utilizarían. Se está perdiendo una gran ocasión”.

La escalada en interior es una actividad en auge, ahora además con el impulso de su inclusión en el programa olímpico. “Los Juegos han ayudado a dar más voz, pero el interés ya viene de atrás”, matiza Garrido. “Requiere habilidad, destreza y esfuerzo físico. Interesa a personas con discapacidad o con problemas psíquicos. La escalada engancha un montón”. Ana conviene: “Muchos practican porque se aburren del gimnasio. Practicas elasticidad, flexibilidad, fuerza, coordinación... Te puedes retar”.

Araceli concreta: “En España se están construyendo instalaciones de 4.000 metros cuadrados y más de 15 metros de altura. Aquí estamos muy lejos de esto. Menos mal que tenemos bastante roca para entrenar en Picoña, O Galiñeiro, Budiño...”, se consuela, resignada a que la pared más alta que ella y Natalia deben afrontar sea la que no existe.

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