Un debutante en la Liga de Campeones como el Sheriff Tiraspol asestó un golpe de realidad al Real Madrid, imponiendo la ley de un modesto que conquistó el Santiago Bernabéu en un capítulo inolvidable de su historia, sacando a relucir las carencias defensivas madridistas y su falta de pegada, con 31 remates para un único tanto de penalti.

El regreso de la ‘Champions’ al Santiago Bernabéu un año y siete meses después dejó un guión inesperado en el que se esperaba duelo plácido para el equipo blanco.

El Real Madrid sufrió una de esas derrotas tan dolorosas como sonrojantes que se convierte en un aviso en su competición preferida. Víctima de su falta de contundencia en las dos áreas, con una endeblez defensiva alarmante mientras Carlo Ancelotti sigue con problemas en los laterales. El recital regateador de Vinicius no da resultado si no va acompañado de gol.

La bisoñez del Sheriff invitaba a soñar con goles en un escenario perfecto para el regreso de la imagen desequilibrante de Eden Hazard. Con libertad de movimientos para desplegar su fútbol, pero, a su vez, un condicionante en el dibujo de Ancelotti. Dio un respiro a Luka Modric esperando a un rival encerrado en su terreno que ya venció al Shakhtar con apenas un 25 por ciento de posesión. El Real Madrid añoró la visión del croata en el pase entre líneas, por mucho dinamismo que le metiese Camavinga y la vigorosidad Fede Valverde. La gran figura fue el portero visitante, Athanasiadis, que ofreció un recital.