Que Quino Salvo y el baloncesto masculino de la máxima categoría siguen presentes en la memoria de los aficionados vigueses volvió quedar patente ayer por la tarde en el partido que disputaron en el pabellón de As Travesas el Río Breogán de Lugo y el Valencia Basket. Dieron igual las limitaciones de aforo, que fuera un sábado por la tarde o que hiciera un día de playa, pues los aficionados volvieron a responder. En las intervenciones previas al inicio del partido, el alcalde de la ciudad, Abel Caballero, volvía a insistir en la necesidad de que Vigo cuente con un equipo en la máxima categoría. No es la primera vez, por lo que si en esta ocasión se quieren hacer las cosas desde los cimientos, habrá que sentarse y comenzar a planificar las cosas, pero eso ya es otra historia.

La afición respondió una vez más, y cubrió el aforo permitido para el encuentro. | // RICARDO GROBAS

El baloncesto masculino ayer no quería recordar únicamente al inigualable Quino. También tuvieron presencia dos personales imprescindibles en la historia del baloncesto vigués, Paco Martínez y Leopoldo Cobián.

El partido era la excusa perfecta para volver a ver baloncesto masculino al más alto nivel y los aficionados que acudieron al pabellón de As Travesas se lo pasaron en grande. Aunque a priori daba igual el resultado, las simpatías que despertaba el Río Breogán no pasaron desapercibidas, aunque a medida que se desarrollaban los acontecimientos sobre el parquet, los ánimos fueron decayendo para centrarse en lo exclusivamente baloncestístico.

Lucenses y valencianos afrontaron el encuentro como un paso más en su preparación de pretemporada, pero al verse las caras en la competición oficial, nadie quería perder este primer encuentro. Comenzaron más fuertes los valencianos, con una buena mano en el tiro exterior, que les permitía pequeñas diferencias en el marcador. Los lucenses tardaron en reaccionar. Cuando se dieron cuenta estaban ocho puntos por debajo en el marcador, 6-14.

El equipo entrenado por Francisco Olmos salió de su letargo y comenzó a mover mucho más rápido el balón y, al mismo tiempo, meter balones al interior de la zona, lo que permitió recortar las diferencias y llegar a los dos minutos finales del cuarto con tan solo un punto de desventaja. Parecía que todo se igualaba, pero un nuevo estirón de los valencianos les permitió llegar al final de los primeros diez minutos de juego con seis puntos de ventaja.

Una de las acciones del partido en el Central.

El arranque del segundo cuarto fue dramático para los lucenses, que en pocos minutos encajaban un parcial de 2-11, que desequilibraba de forma importante el encuentro. El partido entraba en una fase en donde los valencianos gestionaban catorce puntos de ventaja, diferencia con la que se llegaría al ecuador del encuentro.

El tercer cuarto comenzó con muchas imprecisiones por los dos equipos, pero dos triples, uno de Mahalbasic y otro de Kalinoski, y dos tiros libres de Musa metieron de nuevo a los lucenses en el partido, 40-46. Pero la alegría duraba poco, y de nuevo los valencianos, con una marcha más, ampliaban de nuevo su ventaja dentro de la zona, 40-53. Los lucenses incrementaron su intensidad defensiva, y a diez segundos para el final del cuarto un triple de Lukovic ponía el 54-58 en el marcador.

Un triple de Musa metió el partido en una dinámica diferente para los lucenses, que a los tres minutos se habían puesto a tres puntos, 59-62. Río Breogán apretaba, pero esa intensidad les hacía cometer fallos que Paco Olmos intentó cortar con un tiempo muerto.

El cuadro lucense tenía problemas con el rebote ofensivo, lo que obligaba a jugársela con el tiro exterior. Todo lo contrario de los valencianos, mejores bajo los aros, consiguiendo mantener su ventaja y ampliarla en la recta final del encuentro. Una nueva jornada que sirvió para recordarnos que el baloncesto masculino no está muerto en Vigo. Late en la memoria y el corazón de la afición.