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baloncesto

Craig Hodges, pionero y peregrino

El exjugador de la NBA, que tan caro pagó su compromiso social, viajó ayer de Nigrán a Vigo por el Camino Portugués

Craig Hodges y Juan Antonio Corbalán, ayer en Nigrán. | // OBRADOIRO

Tirador excelso, voz pionera, represaliado y renacido, Craig Hodges puede entender perfectamente el tránsito espiritual del Camino de Santiago. Él ha sangrado cada paso. Ha entendido la responsabilidad y la transformación que supone la vida. El exjugador estadounidense, mito maldito de la NBA, patea ya los senderos gallegos hacia la gloria; en su caso, más que un pórtico o un anillo, es mantenerse coherente pese al elevado peaje.

El Monbus Obradoiro ha puesto en marcha la séptima edición de “El Camino acaba en Obradoiro”. Jugadores legendarios completan la peregrinación o se van turnando en las diferentes etapas. José Manuel Calderón, Aleksandar Petrovic, Terry Porter, Nikos Galis o Amaia Valdemoro han protagonizado anteriores entregas. Juan Antonio Corbalán le hace a Hodges de cicerone en esta, dedicada al Camino Portugués.

Corbalán, base perfecto en la memoria de los que lo conocieron, un asiduo de Galicia, recibe a Hodges el sábado. Cenan juntos platos típicos en O Xantar de Otelo, en Redondela. Y al día siguiente, en el Pazo Cadaval, en A Ramallosa, escenifican la entrega del bastón del peregrino. Andrea Abal, responsable de prensa del club santiagués, relata la escena, que se inicia con un parlamento de Corbalán.

–Estamos muy orgullosos de que estés con nosotros. Es una experiencia increíble, sobre todo para Galicia. Una de las cosas más importantes de la historia de este lugar es el Camino de Santiago, que conocerás los próximos días. El objetivo de este Camino es llegar Santiago, pero este bastón es una pieza que identifica al peregrino. Tenemos que caminar y caminar, como en la vida. Te voy a entregar este bastón como legado para ti, como peregrino, de todos los que lo han hecho antes. Estoy seguro de que te sentirás identificado con este lugar, esta gente y su historia. Espero que aproveches cada etapa, también contigo mismo, pensando en todas las cosas que lleves dentro.

–Es un honor y privilegio formar parte de esta historia. Es una oportunidad para hablar de la cultura del baloncesto aquí y ahora y que compartamos las vivencias de la cultura africana y americana con la española. Por eso estoy muy agradecido al Obradoiro, por traerme aquí y hacerme parte de esto –contesta Hodges.

En sus palabras ya se anticipa el peso de su figura. Craig Hodges militó en la NBA entre 1982 y 1992. Emuló a Larry Bird ganando el concurso de triples del All Star tres veces consecutivas (90-92). Fue una pieza clave en la conquista de los dos primeros anillos de los Bulls (91-92). Y entonces desapareció de escena. Quedó confinado a ligas menores y experiencias europeas (Cantú, Galatasaray). En ese giro reside, sin embargo, su grandeza.

Craig Hodges y Michael Jordan conversan durante un partido.

Hodges había manifestado desde joven inquietudes sociales. Trabajó en los barrios. Se erigió en portavoz de los desatendidos. En las finales de 1991, aún calientes los rescoldos de la paliza a Rodney King y las algaradas posteriores, propuso un plante que ni Jordan ni Magic secundaron. A la recepción a los campeones en la Casa Blanca en 1992 se presentó enfundado en un dashiki, prenda tradicional africana. Se convirtió en una personaje incómodo para Jordan y su poderoso agente, David Falk. Los ejecutivos lo vetaron.

Craig Hodges pagó el precio. Acabó arruinado. Volvió a casa de su madre. Estiró su carrera arañando cada céntimo. El tiempo lo ha reivindicado dentro y fuera de la cancha. Él anticipó el triple como una herramienta recurrente. Y se mantuvo firme en sus convicciones igual que después Colin Kaepernick y tantos, arrodillándose. “Tuvo en contra a Jordan; ahora tendría a LeBron en su bando”, escribe José Carmona en Público. A Hodges ni lo mencionan en “The last dance”, el famoso documental sobre los Bulls. Un silencio tan estruendoso que ha contribuido a ensalzarlo.

Ese Craig Hodges hoy sesentón, enjuto como cuando recibía y se alzaba en un latigazo, pasea junto a Corbalán por la Avenida Torrente Ballester junto al Miñor. Se pegan después al litoral, en dirección a Vigo, mientras el sol cruza el cielo hasta recostarse tras las Cíes. El trayecto concluye en el Xardín das Avenidas. Craig Hodges reposa. Hoy retomará el paso. Él saber mejor que nadie que el camino en realidad nunca concluye.

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