Se completó el esperpento provocado por la decisión de la Federación Gallega de Fútbol, que obligó a finalizar en el campo la temporada de Preferente pese a las condiciones en las que llegaba uno de los aspirantes al ascenso como el Gran Peña. Ascendió el Juvenil que se impuso –por decirlo de alguna manera– al conjunto vigués en un choque que duró ocho minutos y que resultó una broma. La decisión de la Federación de obligar al Gran Peña a jugar generó un espectáculo asombroso. El equipo de Lavadores se presentó con solo nueve futbolistas disponibles debido a la alta incidencia de COVID que hay en su plantilla con ocho positivos (según el propio club) y varios aislados por contacto estrecho. En esas condiciones el Gran Peña sabía que no podía competir y denunció reiteradamente en los últimos días que se le estaba privando del derecho a competir por un objetivo que ha perseguido durante meses.

En estas circunstancias, obligado a jugar, el Gran Peña hizo acto de presencia en Pardellas, sacó una pancarta denunciando el trato por parte de la Federación y se negó a seguir con el simulacro. Los vigueses se sentaron en el suelo en cuanto pitó el árbitro el comienzo del partido, luego dejaron que el Juvenil marcase un gol para evitar males mayores, y luego simularon tres lesionados para que el árbitro se viese en la obligación de dar por finalizado el partido al no tener el mínimo de futbolistas exigidos por el reglamento para continuar el partido.

Con este resultado, el Juvenil consigue el ascenso a Tercera División aunque lo hace en unas circunstancias que a ninguno de los implicados le apetecía. De hecho, el numeroso público que se dio cita en Pardellas ayer despidió de manera calurosa a sus futbolistas y también a los integrantes del Gran Peña, gravemente perjudicado por esta situación.